El Litoral
Varios vehículos fueron atacados por cuatro sujetos a pie, entre la medianoche y la mañana.
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“Pudo ser un desastre, pudo pasar cualquier cosa. Afortunadamente, no pasó de un susto”, se resignó Hernán Ignacio Acevedo, chofer de la empresa Sociedad Radiotaxi que fue atacado esta madrugada cuando pasaba por la ruta nacional 168.
“Tomé pasaje cerca de la Granja de la Esmeralda. Era un chofer de la empresa El Práctico que me pidió que lo lleve a Paraná”, señaló el taxista, que maneja un flamante Chevrolet Prisma.
“Eran aproximadamente las 5.30. Había una niebla muy densa en la 168. No se veía nada. Iba despacio, a 80 Km/h, pero al pasar por el cruce con la ruta provincial 1 tuve que disminuir a 60, porque se puso peor. Imprevistamente, antes de llegar a Colastiné Sur aparecieron de golpe cuatro tipos con cosas en las manos. Me empezaron a arrojar objetos y uno me pegó en el parabrisas. Creo que era un pedazo de asfalto, por sus dimensiones”, recordó Acevedo.
“Afortundamente -agregó-, un poco por mi oficio y otro por la ayuda de Dios, logré mantener el control del vehículo. Podría haber volcado, podría haber pasado cualquier cosa. Aceleré y me alejé del lugar. Llamé al 911, pero me atendieron en Paraná. No me pudieron auxiliar. Luego, solicité ayuda a la central por mi equipo de radio. Al ratito me llamaron del 911 de Santa Fe. Me decían que trate de permanecer en el lugar, que un patrullero iba a ir a mi encuentro. Pero eso era imposible. No sabía qué podía pasar. No se veía nada por la niebla.
“Pasé por el puente de Colastiné y paré en el puesto de Gendarmería. Allí me enciontré con otros dos hombres que habían pasado por el lugar antes que yo. También les habían tirado piedrazos. A ellos les destruyeron la camioneta. Los gendarmes me dijeron que también habían atacado un colectivo y que tenían notificaciones de incidentes ahí desde la medianoche. O sea que por cinco horas nadie había hecho nada. No sé de quién es la responsabilidad”, se preguntó el chofer.
Repetido
“Dejé el pasaje en Paraná y a la vuelta los autos pasaban normalmente. Nadie advertía sobre el peligro. Yo regresé con temor. Me ubiqué detrás de un colectivo y vine con el corazón en la boca. Me pegué atrás del micro. En todo el trayecto no había custodia, no había patrulleros. Nada. Estaba la ruta tan desolada como cuando pasé a la ida”, se quejó el taxista.
“Ahora tengo que hacer la constatación policial del daño. No puedo trabajar, porque el daño me obstaculiza la visión. No puedo conducir así. Voy a perder días de trabajo. Esto da mucha bronca”, enfatizó.
Finalmente, Acevedo contó que vecinos de la zona en la que se produjo el incidente señalaron que “los mismos cuatro” ya habían perpetrado agresiones similares días atrás, pero “con armas de fuego”.