La noche del jueves en Santa Fe estuvo atravesada por la muerte y la violencia.
"Popi" Perezlindo fue encontrado muerto. A su vez hubo un crimen en Barranquitas. En tanto dos personas fueron baleadas en distintos hechos.
La noche del jueves en Santa Fe estuvo atravesada por la muerte y la violencia.
El primer indicio del desastre provino de la zona de islas y bañados, unos mil metros al sur de la ruta nacional 168, a la altura del primer puente aliviador.
En dicho sector se encontraban dos jóvenes pescadores cuando se toparon con una escena macabra. Apoyado en el tronco de un árbol estaba el cuerpo sin vida de un hombre en avanzado estado de descomposición y esquelético. De inmediato los muchachos dieron cuenta de lo sucedido a la policía.
Los primeros uniformados que llegaron procedieron a inspeccionar el lugar. Fue entonces cuando junto al cuerpo se halló un documento nacional de identidad a nombre de Claro Próspero Perezlindo, el hombre que se encontraba en condición de desaparecido desde el 1° de marzo.
Aquella jornada Perezlindo, o "Popi" como lo llamaban sus íntimos, salió de su domicilio en barrio Altos del Valle con la intención de visitar a su cuñada en barrio Yapeyú. Sin embargo a dicho lugar nunca llegó.
Tras varios días de incertidumbre un rastro del nombrado se detectó en jurisdicción de La Guardia, donde solía ir para visitar a algunos familiares y amigos.
En la cámara de seguridad de un almacén de esa zona quedó registrado el paso de "Popi", segundos después de haber adquirido un poco de pan y queso. Son las últimas imágenes que se tiene del hombre con vida.
El jueves 11 de marzo, en uno de los rastrillajes ordenados por el fiscal Marcelo Fontana (a cargo de esta investigación) se produjo una novedad que alteró el ánimo de la familia.
En un sector del terraplén de La Guardia fueron halladas prendas de vestir de Perezlindo.
Apareció el pantalón, la camisa y las zapatillas. También estaba su teléfono celular, aunque con graves daños en su estructura. "Es como si lo hubiesen agarrados a martillazos", apuntó Mirna, la hija del Perezlindo, en diálogo con El Litoral.
En esta escena también se encontró una bolsa con el pan y el queso que "Popi" había comprado en la despensa, lo que constituye otro punto misterioso en la cuestión.
"La comida estuvo once días sin tocarse. La verdad que es todo muy raro", opinó la hija.
"También nos dijeron que alguien lo vio en la zona de El Bañado, y que pudo haber tenido un problema con alguien de ahí. Nosotros fuimos a hablar con muchas personas del lugar pero nadie nos quiso decir nada", agregó.
Más adelante la hija sostuvo que "si esto fue un suicidio, a mí no me parece. Por muchos motivos. Sacarse la ropa para tirarse al agua, dejar la comida sin tocar 11 días, no sé… no me cierra.
"Además mi padre llevaba una vida tranquila y sin complicaciones. No tenía enemigos. Su rutina era hacer los mandados, cuidar a sus nietos, visitar algunos amigos, en fin, como cualquier jubilado".
"No tenía deudas ni tampoco ningún problema de salud que lo agobiara. Es más, siempre se mostraba dispuesto a hacer alguna changa, para ayudarme a mí o a cualquiera. Es por eso que no acepto la teoría del suicidio".
Si "Popi" se mató o lo mataron es una de la cuestiones a dilucidar.
Quien tiene a su cargo esta difícil tarea es el fiscal de Homicidios, doctor Andrés Marchi, quien ya ordenó una serie de medidas en este sentido.
En principio y como es de rutina el funcionario del MPA pidió una autopsia.
Además se realizarán exámenes de ADN para precisar la identidad y otros estudios complementarios a nivel óseo, para ver si se puede determinar si presentaba algún signo de violencia.
Por estas horas se investiga un nuevo homicidio en la ciudad de Santa Fe, el número 39 en lo que va del año en el Dpto. La Capital y el quinto en lo que va de mayo.
Las primeras informaciones indican que pasadas las 3 se escucharon detonaciones en la zona de calles Gaboto y Luciano Molinas, esto es en barrio Barranquitas, en el oeste de la capital provincial.
Se supo que al llegar al lugar, efectivos policiales se toparon con el cuerpo tendido y sin vida de un hombre que visiblemente presentaba heridas provocadas por un arma de fuego.
Posteriormente, se identificó a la víctima como Rodrigo Salazar, de 20 años. En la zona del hecho trabajó personal de la Seccional 6ta y de peritos.
Y en medio de la conmoción que provocó el caso Perezlindo, los policías debieron abocarse a otro violento suceso ocurrido en el Fonavi Don Bosco.
Tras un aviso del 911 los móviles policiales fueron comisionados a calle San Juan al 7065 a raíz de detonaciones de arma de fuego.
Ni bien llegaron los agentes fueron hasta una verdulería, lugar donde había buscado refugio una persona herida. Se trató de un hombre que fue identificado como Ricardo Gudiño, de 30 años.
El nombrado presentaba una herida de arma de fuego en la espalda, que en principio no reviste de gravedad. Según dijo escuchó detonaciones y luego sientió un dolor en la espalda.
Agregó que desconoce el motivo de la agresión como así que no pudo ver al autor de los disparos. Por último explicó que el se encontraba en su auto, el cual presenta varios impactos de arma de fuego.
Algunas horas después, ya en la madrugada del viernes, los agentes policiales debieron acudir hasta una vivienda ubicada en Goyán 8700, esto es, en el extremo norte de la ciudad.
Allí entrevistaron a una mujer de 26 años quien relató que momentos antes se encontraba durmiendo junto a su esposo cuando despertaron al escuchar fuertes golpes en la puerta de la casa.
Acto seguido varios sujetos ingresaron a la habitación y comenzaron a efectuar disparos contra su marido (Jonatan Velázquez, también de 26 años) para luego darse a la fuga.
Tras el demencial hecho el nombrado fue trasladado al hospital Iturraspe donde se le diagnosticó impactos de bala en su brazo derecho.