Numerosas pruebas comprometen al acusado de matar a la enfermera
“Tenemos miedo”, dijo una de las hijas de la víctima durante la audiencia imputativa y de medidas cautelares. Burgadt fue asesinada a golpes en la cabeza. El criminal usó una piedra y la pata de una cama, además de sus puños.
Pablo Aguirre Una multitud exigió justicia frente a Tribunales durante la audiencia realizada este martes por la tarde.
“Ahora que murió mi mamá estamos las tres solas. Yo soy la mayor y quedaron a mi cargo mi hermana menor y mi abuela. Tenemos miedo y queremos que se haga justicia”, dijo ante el juez Cristina Soledad Arbizu, una de las dos hijas de María Cecilia Burgadt, la enfermera salvajemente asesinada días atrás. Luego, su hermana Diana Ariadna le rogó al juez que el acusado quede preso. Ocurrió este martes por la tarde, durante la audiencia en la que Sebastián Julio Adán Maschio, de 49 años, fue imputado por el femicidio de la mujer. En el mismo acto, el magistrado Sergio Carraro dispuso que el detenido permanezca en prisión preventiva.
Las jóvenes hablaron unos minutos en el primer tramo de la audiencia, sin la presencia del presunto asesino en la sala. Este hombre ingresó luego de un cuarto intermedio, cuando ya las familiares se habían retirado. Maschio respondió en tono alto y con firmeza las preguntas básicas que le hizo el juez. Rara vez levantó la mirada.
La imputación fue realizada por los fiscales Marcelo Fontana (quien estuvo a cargo del caso luego del pedido de paradero, organizando la búsqueda) y Andrés Marchi, que intervino al conocerse el crimen.
Los funcionarios del Ministerio Público de la Acusación hicieron referencia a gran cantidad de elementos que comprometen seriamente la situación de Maschio, a quien acusaron de homicidio agravado por alevosía, por el vínculo y por haberse producido en un contexto de violencia de género (femicidio).
Marchi explicó, entre otras cosas, que el imputado y la víctima habían mantenido una relación de amistad primero y sentimental luego. No obstante, esta última se había “cortado” meses atrás, pero el hombre no lo aceptaba y -según algún testigo- se había obsesionado con su ex pareja. “No aceptaba que lo deje”, puntualizó.
Pablo Aguirre Los fiscales Andrés Marchi y Marcelo Fonana brindaron una conferencia de prensa.
Los fiscales Andrés Marchi y Marcelo Fonana brindaron una conferencia de prensa. Foto: Pablo Aguirre
Estafa
Un capítulo aparte fue dedicado al automóvil VW Gol de color rojo que la enfermera había comprado recientemente por 85 mil pesos. La operación había sido promovida por Maschio, quien había intercedido como intermediario. Luego de la transacción, el imputado se había quedado “temporariamente” con el vehículo con la excusa de hacerle reparaciones. Para los fiscales, fue un ardid para adueñarse del rodado. Incluso, afirman que trató de hacer la transferencia a su nombre antes de la muerte de la enfermera. Por este hecho, también fue acusado de estafa.
La hipótesis de los funcionarios del MPA apunta a que el viernes 13, después del mediodía, Maschio pasó a buscar a Burgadt por el Hospital Cullen -donde ella trabajaba-. Debía entregarle el automóvil, pero fue en moto y la llevó hasta una pieza que él alquilaba desde hacía tres meses en calle 4 de Enero al 4900, donde la mató a golpes. El resultado de la autopsia reveló que la mujer tenía más de 30 lesiones en distintas partes del cuerpo. Las que presentaba en la cabeza habían sido las fatales. Aparentemente, el asesino utilizó una piedra y la pata del respaldo de una cama para el ataque.
Luego, envolvió el cuerpo en una frazada, lo ató y lo escondió debajo de un colchón, justo donde luego iba a ser hallado por la policía.
Acorralado
El fiscal Fontana mencionó también que Maschio se había autoincriminado en plena búsqueda de la mujer. “Ante policías de la Dirección de Trata de Personas, reconoció que la enfermera era su pareja, que habían discutido, que se le había ido la mano y que la había matado. Dijo que quería colaborar y le contó a los uniformados donde estaba el cadáver. Fue una declaración espontánea que hizo el acusado, que en ese momento estaba detenido en el marco de la desaparición”, señaló.
“No se trató de un acto de arrepentimiento -aclaró Marchi-. Este hombre se dio cuenta de que estaba acorralado y que los investigadores ya estaban en camino para descubrir todo”.
Junto al cuerpo de la víctima, la policía también encontró una bolsa con ropa de Maschio manchada de sangre.
Los fiscales mencionaron también que el médico policial que examinó al acusado observó lesiones compatibles con rasguños, en sus manos y espalda. Estas heridas se corresponderían con las que pueden causar las uñas de una víctima que se está defendiendo.
El juez, a su turno destacó la cantidad de elementos de prueba recolectados por los investigadores y decidió hacer lugar al pedido de los fiscales para que deje al detenido en prisión preventiva, algo que no fue objetado por su abogado defensor, el doctor Marcelo Ferreyra. “Es razonable, proporcional y necesaria la prisión preventiva”, afirmó el magistrado, luego de dar una extensa fundamentación, en la que avaló casi todos los argumentos esgrimidos por los funcionarios del MPA.