Padre e hijo están siendo juzgados por un crimen en la ciudad de San Justo
"Me da muchísima pena, vergüenza y lamento todo lo que pasó", dijo el mayor de los acusados, quien aseguró que su hijo "no tuvo la intención de matar".
Padre e hijo están siendo juzgados por un crimen en la ciudad de San Justo
El juicio oral y público por el crimen de Sergio Alderete (30), ocurrido hace tres años y medio en la ciudad de San Justo, comenzó este martes en los tribunales santafesinos. En el banquillo de los acusados se encuentran Lucas Manuel Herrera (43) y su hijo Lucas Lionel (26), quienes a pesar de haber llegado a esta instancia en libertad, enfrentan pedidos de condena de 9 y 14 años respectivamente.
Serán los jueces del tribunal que preside la Dra. Rosana Carrara y completan Nicolás Falkenberg y Martín Torres, quienes deberán definir si los Herrera son culpables por el delito de "homicidio simple" (el hijo como autor y el padre como partícipe necesario), tal como lo planteara en su alegato de apertura el fiscal de San Justo, Guillermo Persello, secundado por su par de Esperanza, el Dr. Alejandro Benítez.
O por el contrario, si aceptan la tesis defensiva propuesta por los abogados Martín Montegrosso y Guillermo Morales, quienes postularon la "absolución" lisa y llana para Herrera padre y la declaración de "inimputabilidad por legítima defensa" para el hijo.
Semáforo en rojo
Para la fiscalía los Herrera son responsables por el ataque a Sergio Alderete, perpetrado en las primeras horas de la mañana del sábado 27 de abril de 2019, en la intersección de las calles 9 de Julio y Leandro N. Alem, a pocas cuadras del centro de la ciudad de San Justo.
La acusación sostiene que Alderete fue sorprendido por sus agresores cuando a causa del semáforo, detuvo su auto VW Gol, mientras circulaba por Alem en dirección norte-sur. Los presuntos perseguidores iban en un Peugeot 504 que se estacionó por detrás y su conductor, Lucas Manuel se bajó en busca de Alderete.
La teoría fiscal señala que fue Herrera padre quien abre la puerta del auto y obliga a descender a Alderete, quien recibe dos puñaladas harteras por parte de Lucas (h). Las heridas fueron en una pierna y por la espalda a la altura de los riñones, tal como lo demuestran los orificios hallados en las prendas de vestir secuestradas (un boxer, un jean, una remera y una campera).
Semana de agonía
Alderete no murió en el lugar. Mientras sus agresores escapaban, él corrió con las fuerzas que le quedaban por calle 9 de Julio hacia el oeste, en dirección a un centro de salud privado ubicado a tres cuadras.
En la esquina de calle Urquiza fue asistido por una persona que lo ayudó en los últimos metros, hasta calle Belgrano, donde se encuentra la clínica donde recibió la primera asistencia médica. De allí fue derivado al Samco local y luego trasladado al Hospital Cullen de Santa Fe, donde tras una seguidilla de operaciones falleció el 6 de mayo.
"Se hicieron de un arma, lo buscaron, lo atacaron y lo mataron", afirmó el fiscal Persello al presentar el caso.
En el boliche
Aunque no negaron el hecho, los defensores Montegrosso y Morales ensayaron una explicación exculpatoria para ambos, aunque con fundamentos diferentes en cada caso y ofrecieron el contexto en el que se produjo el lamentable suceso.
"Las agresiones no comenzaron en ese momento, sino una hora antes en un local bailable y continuaron en la calle", sostuvo Montegrosso. Para la defensa es Alderete quien "agrede a Herrera hijo, que le solicita ayuda a su padre, que estaba en el hospital por un problema de salud de su hijo más chico". Y que "de regreso a la casa tienen la fatídica casualidad de encontrarse con Alderete" en la esquina del semáforo.
El relato del hecho en primera persona lo realizó el mayor de los Herrera, quien pidió la palabra previo a que se abriera la ronda de testigos.
"Pena, vergüenza y lamento"
"Estaba en el hospital con mi hijo más chico de 4 meses esperando a que lo atiendan" cuando "me llamó Lucas para pedirme que lo fuera a buscar, que le habían pegado". "Le aviso a mi mujer que estaba adentro con el bebé y lo voy a buscar. Tenía un corte en el pómulo. Lo traté de llevar al hospital, pero no se quiso atender. Se quería ir a la casa", resumió el hombre.
Hace una explicación del recorrido y por qué llegaron a la esquina de Alem y 9 de Julio y asegura que el encontronazo fue fortuito. "Reconozco el auto porque Alderete era amigo de mi hermano" y mencionó una calcomanía de la parte trasera. "Era una noche fría, de llovizna", recordó.
Asumió que fue él quien se bajó primero del auto "a pedirle explicaciones", dijo. "Cuando se baja me doy cuenta el estado en el que estaba (en referencia a que estaba alcoholizado). Me tira un golpe, le doy lado y pasa de largo. Pero yo no veo cuando pasó lo de la puñalada.
En cambio se focalizó en los tres acompañantes de Alderete. "Veo a uno tratando de cortar una rama de un árbol y a otros rompiendo baldosas". "Yo no vi nada" de lo que pasó, "me los encuentro de casualidad", repitió.
"Sería muy loco pensar que llevé a mi hijo a hacer una cosa así", reflexiona. "Me da muchísima pena, vergüenza y lamento todo lo que pasó" y "mi hijo no tuvo la intención de matarlo. No es la crianza que le dí", fueron sus últimas palabras antes de regresar al banquillo.