El último domingo fue particularmente especial para la familia de Héctor Cornalis, el tesorero de la Cooperativa 22 de Marzo, que fue secuestrado y asesinado, cuando se dirigía a la planta láctea ubicada en Eustolia, la madrugada del 16 de abril.
Así lo reflejan los medios de la zona, que dan crédito a la comunicación entablada por el sumo pontífice el último domingo, con Patricia Suppo, la esposa del tesorero de la Cooperativa 22 de Marzo, secuestrado y asesinado el mes pasado.
El último domingo fue particularmente especial para la familia de Héctor Cornalis, el tesorero de la Cooperativa 22 de Marzo, que fue secuestrado y asesinado, cuando se dirigía a la planta láctea ubicada en Eustolia, la madrugada del 16 de abril.
En medio del duelo y atravesando un proceso de aislamiento por Covid, el domingo 9 de mayo a las 10.47 de la mañana, Patricia Suppo salió de la cama para atender una conmovedora llamada: "¡Mire, esto no es broma, yo soy el Papa Francisco!", le dijeron desde el otro lado de la línea, precisamente desde el Vaticano.
Patricia lo relató esta semana, en una entrevista con la conductora de Radio María Juana (FM 101,9 MHz.), Mónica Barceló, que se enteró del llamado del Papa ese mismo día, porque la noticia corrió rápido entre los vecinos del pueblo.
Para desalentar a los incrédulos, la viuda de Cornalis contó cómo fue que el argentino Jorge Bergoglio llegó hasta ella, que atraviesa un drama familiar desde hace casi un mes, cuando un grupo de delincuentes atacaron a su marido, cuando llegaba a la planta industrial de la Cooperativa 22 de Marzo, ubicada sobre la ruta provincial Nº 13, en jurisdicción de Eustolia.
"Me pasa que sigo escuchando su voz y no lo puedo creer", cuenta la protagonista, que es directora de la Escuela Santa María de los Ángeles, en María Juana. "Realmente fue casualidad que atendiese, porque por lo general no atiendo los números privados", adelantó. "Estaba remoloneando, porque me cuesta mucho levantarme" como consecuencia de haber contraído coronavirus. "Eran las 10.47 del domingo" cuando comenzó a sonar el teléfono.
Primero "me pregunta si era la señora Patricia Suppo y me dice: '¡Mire, esto no es broma, yo soy el Papa Francisco!'". Entonces, ante su silencio, tal vez por la sorpresa o la incredulidad, le dice "a mi me escribieron una carta" y le nombra a una amiga. "Usted la debe conocer, fue idea suya", la convenció.
"Enseguida llamé a mis hijas para que vengan a escuchar", sigue Patricia. "Fue una charla cortita, pero tan sencilla y humilde" que llegó a tocarla en lo más hondo. "Me dijo que está rezando mucho, por las cosas que nos han pasado, que está rezando para darnos fortaleza y para que tengamos fe". También le expresó que "es impensable que pasen estas cosas en un pueblo chiquito" como lo es María Juana, donde vive la familia, recordó.
"Le dije que estábamos acompañados por todo el pueblo y me quedé sin palabras". "Es un gesto que habla de cómo es él, llamarnos a nosotros en un pueblo chiquito, si bien es su país, pero con todas las cartas que recibe, es un gesto que habla de él como persona, como sucesor de Pedro y representante de Dios, y también como un signo de Héctor", destacó la mujer.
Luego aprovechó el espacio radial para agradecerle a su amiga Anabelia, quien tras el crimen de su esposo le confesó que "reza porque no sabe como ayudarnos, y en un momento se le ocurrió esto de escribirle una carta al Papa". En definitiva, "es ese cariño que sentimos de tanta gente que está rezando por nosotros. No me alcanzan las palabras para agradecer el acompañamiento que sentimos, a pesar de estos momentos tan duros que estamos viviendo", se despidió.