Hace ya más de 80 días que el paradero de Claro Próspero Perezlindo (69) es un misterio. El último dato firme que se tiene sobre su persona remite a la mañana del lunes 1° de marzo.
Está en condición de desaparecido desde el 1° de marzo. Su familia reclama desesperada porque sospecha que nadie lo busca.
Hace ya más de 80 días que el paradero de Claro Próspero Perezlindo (69) es un misterio. El último dato firme que se tiene sobre su persona remite a la mañana del lunes 1° de marzo.
Aquella jornada Perezlindo, o "Popi" como lo llaman sus íntimos, salió de su domicilio en barrio Altos del Valle con la intención de visitar a su cuñada en barrio Yapeyú. Sin embargo a dicho lugar nunca llegó.
Inicio del drama
La primera que detectó que algo anormal estaba ocurriendo fue Mirna, su hija.
"El siempre me decía a cada lugar que iba. Incluso hasta me llamaba para avisarme que había llegado bien", comentó hoy la hija en diálogo con El Litoral.
"Ese lunes al mediodía recibo una llamada del teléfono de mi padre pero cuando atiendo no contesta nadie. A la tarde llamo yo y tampoco nadie me atiende. Se hizo de noche y comencé a inquietarme", agregó.
El martes esperé y todo siguió igual. Entonces llamo a lo de su cuñada y me entero que nunca había ido para allá. Sigo intentando hacer contacto con su teléfono que suena, pero nadie atiende. El miércoles llamo a algunos de sus amigos, también a una prima pero nadie lo había visto. Finalmente el jueves 4 hacemos la denuncia en la policía pidiendo su paradero.
Un rastro en La Guardia
A partir de entonces publicamos la situación en redes sociales para ver si alguien podía ayudarnos.
El sábado una señora que tiene un almacén en La Guardia se pone en contacto con mi hijo. Esta mujer le dice que un hombre muy parecido a mi padre había estado en su negocio comprando pan y queso. Agregó que lo tenía filmando con la cámara del comercio.
De inmediato fuimos a ver las imágenes y era el. El registro es del lunes en que desapareció. Lo único que ese día el salió de casa a las 8 de la mañana y la cámara del negocio lo graba a las 10,40.
Algo raro pasó en esas 3 horas. Quizás alguien lo llamó y lo hizo cambiar de planes", especuló la hija.
Más adelante apuntó que "nosotros sabíamos que el cada tanto iba a La Guardia. Allí tenía algunos familiares, unos primos, y también tenía un amigo. El a veces solía quedarse uno o dos días en casa de ese amigo. Eso sí… siempre me avisaba cuando se quedaba. El jamás se ausentó sin decirme nada".
Hallazgo tenebroso
El jueves 11 de marzo, en uno de los rastrillajes ordenados por el fiscal Marcelo Fontana (a cargo de esta investigación) se produjo una novedad que alteró el ánimo de la familia.
En un sector del terraplén de La Guardia fueron halladas prendas de vestir de Perezlindo.
Apareció el pantalón, la camisa y las zapatillas. También estaba su teléfono celular, aunque con graves daños en su estructura. "Es como si lo hubiesen agarrados a martillazos", apuntó la mujer.
En esta escena también se encontró una bolsa con el pan y el queso que "Popi" había comprado en la despensa, lo que constituye otro punto misterioso en la cuestión.
"La comida estuvo once días sin tocarse. La verdad que es todo muy raro", opinó la hija.
"También nos dijeron que alguien lo vio en la zona de El Bañado, y que pudo haber tenido un problema con alguien de ahí. Nosotros fuimos a hablar con muchas personas del lugar pero nadie nos quiso decir nada", agregó.
"Suicidio no me parece"
Más adelante la hija sostuvo que "si esto fue un suicidio, a mí no me parece. Por muchos motivos. Sacarse la ropa para tirarse al agua, dejar la comida sin tocar 11 días, no sé… no me cierra.
"Además mi padre llevaba una vida tranquila y sin complicaciones. No tenía enemigos. Su rutina era hacer los mandados, cuidar a sus nietos, visitar algunos amigos, en fin, como cualquier jubilado".
"No tenía deudas ni tampoco ningún problema de salud que lo agobiara. Es más, siempre se mostraba dispuesto a hacer alguna changa, para ayudarme a mí o a cualquiera. Es por eso que no acepto la teoría del suicidio".
La búsqueda
Por su parte el fiscal a cargo de este tema ordenó varias medidas, entre ellas, rastrillajes con caballos, con perros, además de la búsqueda que Buzos Tácticos hicieron en distintos tramos del río Colastiné.
Trascendió también que la familia de Perezlindo consiguió un perro rastreador que facilitó una ONG, aunque su trabajo tampoco logró resultado.
Además los datos de Perezlindo ya fueron ingresados al sistema nacional de búsqueda de personas.