Un sector del barrio Italia, en el noreste de la ciudad de Rafaela, se vio convulsionado en la siesta de ayer por los gritos desesperados de una mujer pidiendo auxilio cuando su hijo era atacado ferozmente por los perros de una vecina.
El menor resultó con heridas de consideración al igual que su madre que intentó parar las mordeduras. Un grupo de personas provocó daños en la vivienda y otro molió a palos a uno de los canes dejándolo desvanecido.
Un sector del barrio Italia, en el noreste de la ciudad de Rafaela, se vio convulsionado en la siesta de ayer por los gritos desesperados de una mujer pidiendo auxilio cuando su hijo era atacado ferozmente por los perros de una vecina.
Según las versiones todo se inició cuando Gonzalo, de 11 años de edad, trepó el tapial que separa su casa y saltó al patio lindero con el fin de jugar con los animales y la adolescente, de 16 años, hija de los vecinos.
Al parecer, esto era una costumbre habitual del chico, pero esta vez algo desató el instinto de defensa de los perros y lo atacaron.
Los alaridos de dolor de Gonzalo hicieron que su madre rápidamente se diera cuenta lo que estaba pasando y presurosa salió de su casa e ingresó a la de su vecina para socorrer a su hijo topándose con un cuadro desgarrador, con el niño tirado en el piso, aterrado, en medio de abundante sangre a su alrededor y con los animales tironeando para desgarrar su cuerpo.
En su intento por separar a los canes del menor, la mujer sufrió heridas considerables en su brazos y manos, pero logró su cometido sacó a Gonzalo fuera de la casa. Luego un vecino lo trasladó al Hospital Jaime Ferre, donde permanece internado, pero fuera de peligro.
Poco después llegó al lugar un móvil del servicio 107 para brindar atención a la joven madre, la llevó al efector público de salud y tras las curaciones fue dada de alta.
Mientras esto ocurría, un gran número de vecinos enardecidos se habían concentrado frente a la vivienda donde se produjo la agresión de los Pitbull y comenzaron a arrojar todo tipo de elementos contundentes provocando daños importantes. Solo la llegada de móviles y efectivos policiales impidió lo que pudo ser una escalada mayor en los estragos a los que parecía dispuesta la turba.
En tanto, otro grupo, compuesto por una decena personas, comenzó a propinar patadas y golpes con palos y piedras contra uno de los animales y tras una persecución dejaron inconsciente a uno de ellos.
Avisada de lo sucedido, más tarde, una voluntaria de Asociación Rafaelina Protectora de Animales (ARPA) se hizo cargo de trasladar al can, que resultó gravemente herido, hasta una clínica veterinaria para su atención.