El Litoral
Tenía 29 años y murió en octubre de 2014 por un tiro en la cara, en la casa de su amante, quien accionó el arma. Él asegura que se trató de un accidente, pero hay muchos indicios que lo comprometen.
El Litoral
Joaquín Fidalgo - jfidalgo@ellitoral.com
“Mi hermana era una mujer llena de vida, que tenía 29 años, una familia, un hijo de 9 años y una bebé de 18 meses. Es por ellos fundamentalmente que exigimos que se haga justicia. Queremos que este tipo pague y se pudra en la cárcel”, enfatizó Gustavo Muchiutti, hermano de Noelia Soledad.
Él y la madre de ambos, Alicia Antonelli, aguardan con ansiedad el juicio oral que se realizará en los próximos días para juzgar a Federico Leandro Ochoa (de 24 años), el único acusado por el crimen.
“Ella vivía en barrio Los Hornos, con su esposo y sus chicos, pero la mataron en una casa cerca de la esquina de avenida Peñaloza y calle Lavaisse, en Villa Hipódromo. Después nos enteramos que era la casa de su amante y comenzamos a atar cabos. Desde que ella comenzó a salir con este sujeto, empezaron a faltar cosas de valor en la casa de mis padres, en la mía, en su propio hogar. Una moto, una notebook, un teléfono, dinero en efectivo... Evidentemente él ‘le comía la cabeza’. Era drogadicto. Ella le daba plata, lo mantenía”, aseguró Gustavo.
“Hacía tiempo que yo la notaba asustada a mi hija”, recordó Alicia entre sollozos. “Un día le pregunté qué le pasaba, para que me diga la verdad. Pero ella sólo me dijo ‘no pasa nada, quedate tranquila’ y me abrazó. Yo no me quedé tranquila, porque sabía que ella no estaba bien. Ahora me doy cuenta de que estaba presionada por este tipo”.
Agonía
Hasta el momento, está acreditado que Noelia falleció en el domicilio de Ochoa, más precisamente en su pieza, durante la madrugada del sábado 11 de octubre de 2014.
Un vecino llamó a la policía porque escuchó un disparo de arma de fuego, aproximadamente a las 3.
También se sabe que la joven recibió un balazo calibre 22 en pleno rostro. El proyectil ingresó por su mandíbula y terminó alojado en la columna vertebral.
La víctima no murió en el acto. Los peritos estiman que agonizó por media hora.
Ochoa no realizó ninguna llamada telefónica para pedir auxilio. Tampoco buscó ayuda entre los habitantes del barrio.
El hombre trató de limpiar la sangre que había en su cuarto, en las paredes, en el piso y en la cama. Se deshizo de su celular y el de la muchacha y también del revólver, mientras Noelia se desangraba. Todos estos elementos nunca fueron encontrados.
Por otra parte, el acusado fue detenido por la policía minutos más tarde, cuando caminaba por la vía pública, a metros de su vivienda, con el cadáver de Noelia en brazos.
“Femicidio”
"Él tuvo tiempo de limpiar, de descartar elementos, pero no llamó a emergencias. Hasta el momento, nunca declaró pero, según trascendió, dice que se trató de un accidente, que estaban jugando con el arma cuando se escapó el tiro, pero eso no cierra por ningún lado. Ella estaba herida y la dejó morir. Encima, cuando lo agarraron se estaba llevando el cuerpo de ella quién sabe dónde. Además, hay detalles que revela la autopsia que son contundentes y que seguramente serán discutidos en el juicio”, explicó Carolina Walker, la abogada de la familia que se presentó como querellante.
“Nosotros ampliamos la acusación de la fiscal, porque si bien estamos de acuerdo con agravar el delito “por el vínculo”, entendemos que se trata de un ‘femicidio’. Existen muchos indicios del aprovechamiento económico que hacía él de ella. También se sabe del miedo que Noelia le tenía, porque se lo había contado a allegados, y hubo hechos de violencia previos que no fueron denunciados pero tenemos testigos que los pueden contar. Él la acosaba, la seguía al supermercado, o al cajero automático, para sacarle el dinero. No es por capricho que pedimos que se caratule como femicidio. Si bien le correspondería la misma pena pedida por la fiscal (prisión perpetua), a las cosas hay que llamarlas tal cual son y el estado tiene que tomar los recaudos para evitar que este tipo de hechos ocurra”.