El lugar del crimen, sobre avenida Blas Parera. El Litoral
Se trata del joven acusado de matar durante la noche del miércoles a un hombre de 57 años, en avenida Blas Parera al 6900. Él aseguraba que era menor, pero luego se comprobó que en febrero había dejado de serlo, por lo que es penalmente responsable.
El lugar del crimen, sobre avenida Blas Parera. El Litoral
Joaquín Fidalgo jfidalgo@ellitoral.com Un giro sorpresivo dio el caso de Juan Quinteros, el hombre de 57 años asesinado de un tiro en la cabeza el miércoles por la tarde-noche, en avenida Blas Parera al 6900. El principal sospechoso, atrapado minutos después del hecho por vecinos y comerciantes de la zona, había sido puesto inmediatamente a disposición de la Justicia de Menores. Es que este sujeto, al igual que allegados a la víctima, aseguraban que tenía sólo 17 años. No obstante, cuando personal de la Sección Homicidios logró identificarlo, constató que en febrero de este año ya había cumplido los 18 y, por lo tanto, era penalmente responsable. Fue así que la causa fue remitida rápidamente a los fiscales de la Unidad Especial, quienes dispusieron una serie de peritajes, cuyos resultados iban a conocerse en las próximas horas. Además, se fijó para esta misma tarde, a las 17.30, la audiencia imputativa para el detenido. Trascendió que expertos en balística analizaban el arma de fuego secuestrada y el proyectil que mató a Quinteros, para determinar si eran compatibles. Por otra parte, también se estudian imágenes de cámaras de seguridad instaladas en inmediaciones de donde ocurrió el crimen, las que habrían captado algunos de los momentos del episodio. Aparentemente, son muchos los indicios que apuntan al único arrestado por el asesinato. A sangre fría El trágico incidente se desató poco antes de la llegada de la noche del miércoles, dentro de la panadería Imperial. Allí, irrumpió el delincuente armado con un revólver. Quinteros, que era amigo de los empleados del negocio, no dudó y se abalanzó sobre el ladrón. El desesperado forcejeo que comenzó dentro del local terminó en la vereda, ya casi llegando a la esquina. En ese lugar, el malviviente logró zafarse y apuntar a la cabeza de su rival. El tiro impactó en la frente del hombre, que cayó fulminado. Minutos después, dejó de existir, cuando era asistido en el Hospital Cullen. Para ese momento, ya algunos vecinos y comerciantes de la zona habían atrapado al presunto criminal. El muchacho, acorralado, se había metido dentro de una vivienda cercana, en donde aparentemente trató -sin éxito- de cambiarse de ropa y esconder el arma (un revólver calibre 22 con municiones intactas y una vaina servida en su tambor) dentro de una maceta. En un principio, todas las versiones daban por cierto que el sospechoso era menor de edad, pero con el correr de las horas eso fue descartado por la policía.