Redacción de El Litoral
El juez de la investigación, Gustavo Gon, dictó ayer la prisión preventiva para Juan Oscar Valdez, acusado de haber hecho desaparecer a Rosalía Jara, el 1° de julio en Fortín Olmos.
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La Justicia convirtió ayer en prisión preventiva la detención del profesor Juan Oscar Valdez, acusado por la desaparición de la joven Rosalía Daniela Jara, ocurrida en Fortín Olmos la noche del 1° de julio pasado.
La medida restrictiva de la libertad la dictó el juez en feria, Gustavo Gon, tras el pedido realizado por el fiscal Martín Gauna Chapero, para quien se encuentra acreditado, tanto el delito como la probable autoría de Valdez en el mismo. Por otra parte, el fiscal argumentó que la libertad del profesor podría poner en serio riesgo la investigación, y se justificó diciendo que apenas se supo de la desaparición de Jara, borró conversaciones telefónicas y eliminó una casilla de correo electrónico, lo cual implica un grave entorpecimiento probatorio.
El abogado defensor de Valdez, el Dr. Jorge Faisal, intentó hacer valer un testigo que dijo haber visto a Jara con posterioridad a su desaparición en Fortín Olmos, pero la versión no fue admitida como seria por el juez Gon. También pidió al Ministerio Público de la Acusación que investigue a otros tres hombres, pero por ahora el fiscal consideró que no había elementos para tal cosa.
Un misterio
Valdez, de 37 años, es profesor de Educación Física y mantenía una relación extramatrimonial con Rosalía Jara, según admitieron desde el entorno de la joven víctima. El hombre fue detenido el jueves pasado, en la casa de sus suegros en Reconquista, y quedó acusado como autor de “retención y ocultamiento de persona con el fin de obligar a la víctima”, un delito que tiene una pena mínima de 10 años de cárcel.
Si bien Valdez no declaró hasta el momento, el fiscal Gauna Chapero está convencido de que fue el último en estar con la víctima antes de que el rastro se perdiera por completo; y abonó la teoría de que mantenía una relación con la adolescente desaparecida en Fortín Olmos, el 1° de julio.
Al término de la audiencia imputativa, el fiscal indicó que “lo que se le atribuye al detenido es haber llamado a la víctima, levantado en su auto y haberla llevado a un lugar, retenida y ocultarla hasta la presente fecha que no podemos dar con el paradero de ella”.
Último recorrido
Tal como se ventiló en la audiencia de prisión preventiva, Rosalía estaba en el bar de Vázquez ese sábado 1° de julio cuando estableció la última comunicación con su madre, alrededor de las diez de la noche. Siete testigos ratificaron que esa noche Rosalía estaba en el lugar, y que más o menos a esa hora recibió una llamada y salió en dirección al sur, camino a la garita de colectivos. Perros adiestrados reconocieron el rastro de Rosalía en el bar y lo siguieron hasta la mencionada parada de micros, donde se pierde. Luego, los perros adiestrados volvieron a reaccionar reconociendo el rastro en el Toyota Corolla del profesor.
Otros tres testigos coincidieron en que Valdez salió de su casa a la misma hora en el auto y regresó horas después. Tampoco le contestó los mensajes a su esposa, entre las 22 y la una de la mañana siguiente, excusándose luego en que se había quedado dormido.
Borró pruebas
Pero sin dudas, la evidencia más elocuente surge con el análisis de su teléfono celular, que ubican las llamadas en la zona de la garita, a unos 150 metros del bar de Vázquez y se detectan cruces telefónicos entre Valdez y Jara hasta el día que fuera vista por última vez.
Asimismo, los peritos detectaron que el imputado eliminó una cuenta de correo que estaría asociada a la cuenta de Facebook que utilizaba y borró toda actividad anterior al 3 de julio de su teléfono. Es una “maniobra tendiente sin dudas a suprimir evidencias de lo sucedido el día 1º de julio y días precedentes”, aseguró el juez Gon.
Por otra parte, dos testigos identificaron un auto de las características del Corolla en dirección a la garita esa noche de sábado. Para el juez se encuentra acreditado el traslado de Jara hasta inmediaciones del arroyo Golondrina, por la declaración de dos pescadores que ven el auto de Valdez estacionado en las inmediaciones del bañadero del campo de Tanino, y por los dichos de cuatro menores que transitaban por Ruta 40 y refieren sobre un Corolla que los cruzó a alta velocidad.
Testigo confundido
Si bien la defensa de Valdez intentó desarticular la acusación basada en un testigo que dijo haber visto a la joven Rosalía el domingo siguiente a su desaparición, el juez Gustavo Gon consideró que “hubo una confusión del testigo en cuanto a la identidad de la joven que dice haber reconocido”.
En el contexto de testigos -más de 20-, “es la única persona de la localidad que afirma haber observado a Jara” en “una comunidad pequeña donde la mayoría de la población se conoce”, por lo que “de haber deambulado la víctima por el lugar hubiera sido reconocida”, ahondó Gon.
Llamó la atención al juez la interrupción abrupta de comunicación y la inactividad de su teléfono, sobre todo si se tiene en cuenta que es “madre de una menor de dos años”. “Resulta difícil pensar en una ausencia voluntaria”, afirmó el magistrado.
En cuanto a la mención de otros posibles imputados, fue el fiscal Martín Gauna Chapero quien sostuvo que en base a “los elementos reunidos hasta esta etapa no considero necesario involucrarlos”.