"Por más que quieran aparentar unión, su familia ya está destruida. Ya no son una familia. Se rompió para siempre. Ya no existe. Sigan publicando, sigan pidiendo. No van a lograr nada. Facundo Javier Solis. Ganador, vencedor y todavía queda por terminar"... Este mensaje fue enviado el jueves por la noche de manera simultánea a familiares de las víctimas del quíntuple crimen ocurrido en barrio Alfonso el 29 de diciembre de 2017.
"Ya estábamos durmiendo y nos sobresaltó una video-llamada grupal. Era uno de mis sobrinos para contarnos de la amenaza. La mandaron desde un perfil que fue eliminado poco después", contó Melisa Noguera este viernes en el comedor de su casa, la misma donde Solís ejecutó de un balazo en la cabeza a su madre hace siete años.
Las palabras coinciden con "advertencias" que le hicieron a la familia varias personas vinculadas a la cárcel de Piñero, donde Solís cumple su condena a prisión perpetua. "Él siempre dice que va a salir para terminar lo que empezó. Esta pers… este sujeto, porque no es una persona, trabajaba en esa penitenciaría y ahora está en el Pabellón 12. Lo cuidan sus mismos excompañeros", gruñó Melisa.
Estas Fiestas, la familia sólo quería recordar a sus seres queridos, homenajearlos, pero tuvieron que hacer algo que detestan, hablar del asesino. "Queremos que todos sepan que si nos pasa algo, Facundo Solís va a ser el culpable. Este mensaje de él nos da más fortaleza. Le cuento que estamos más unidos que nunca. Queremos que las víctimas sean escuchadas, que no se las olvide, que siempre se recuerde lo bellas personas que eran los cinco", enfatizó la mujer, que hoy tiene bajo su cuidado y viviendo en su casa a los dos hijos que Solís tuvo con su hermana.
Matanza
El 29 de diciembre de 2017, cerca del mediodía y con escasos minutos de diferencia, en tres viviendas de la cuadra de calle Monseñor Zazpe al 4100 de barrio Alfonso, Facundo Solís masacró a tiros a cinco miembros de la familia. Las víctimas fueron Mariela Noguera (expareja de Solís) y su hermana Sonia; Aylen Soto (hija de la primera) y su novio Yoel Airaldi; y Carmen Loseco, madre de Mariela, Sonia y Melisa.
Melisa vivía a la vuelta en ese entonces. No murió ese día porque Solís no la encontró. Uno de sus sobrinos la llamó para decirle que vaya urgente porque algo malo había pasado. Ella caminó esos pocos metros sin imaginar lo que acababa de ocurrir. Al doblar por la esquina se encontró con su sobrino. Mientras varios amigos trataban de sostenerlo, él repetía: "La mató a mi mamá, hijo de puta, la mató a mi mamá".
Las cinco personas asesinadas. Arriba se puede ver a Yoel, Aylen y Sonia; abajo están Mariela y Carmen.
Ella se acercó mas. Allí estaba su hermano Alberto, pálido. Se agarraba la cabeza. "La mató a Marielita", sollozaba.
Melisa siguió caminando, en estado de shock. La buscaba a su madre. Nadie sabía nada de ella. Cuando le preguntó a su hermano, él hizo una seña con la cabeza de un lado al otro. No hizo falta que hablara. Ella entendió.
Después llamó por teléfono a su sobrina Aylen, hija de Mariela, para contarle lo que había sucedido, pero la joven nunca respondió. Entonces, la mujer sintió un golpe en una puerta y al mirar encontró al padre de la muchacha llorando. Segundos después alguien le dijo que el novio de su sobrina, Joel, también había sido asesinado.
Sin piedad
"Solís siempre fue un hombre violento. Trabajaba de guardiacárcel. Se preparaba usando armas y hacía cursos de supervivencia en el monte. Él tuvo dos hijos con mi hermana Mariela. Ellos nunca tuvieron una fiesta feliz cuando estaba él. Días antes de la tragedia, mi sobrina Aylen lo había denunciado por golpear a su madre. Lo hicieron sacar con la policía. Él ya no vivía más ahí, pero volvió el 29 de diciembre cerca de las 12.30 para retirar a sus hijos, que entonces tenían 4 y 8 años. Mi hermana Mariela estaba trabajando y por eso Aylen le entregó los chicos en la esquina", relató Melisa.
Él llevó a los niños a la casa de su madre y luego regresó armado y con varios cargadores repletos de municiones encima.
Facundo Solís fue condenado a prisión perpetua.
Primero fue a la casa de Mariela, donde estaban Aylen y su novio Yoel. Entró por la parte trasera. Rompió a balazos la puerta. A él lo golpeó brutalmente en el rostro y lo asesinó a tiros en el living. A ella le disparó en la cabeza cuando salía de bañarse.
"Ambos tenían 21 años. Aylen cuidaba a su familia, especialmente a su madre. Era un sol. Estaba estudiando porque quería ser psicoterapeuta. Yoel era un chico excelente. Se había recibido ya de visitador médico. Estaban muy enamorados… un amor se tenían", lamentó Melisa.
Solís luego ingresó al domicilio lindero, donde ultimó a Carmen Loseco. "Mi mamá amaba la vida. Le gustaba reírse y recibir gente en su hogar. Hacía dos años que había perdido a su marido y estaba destrozada, pero seguía adelante por sus nietos que le daban fuerza".
El asesino entró a una tercera vivienda, donde ejecutó con la misma sangre fría a Sonia. Al hijo de ella, de 17 años, sólo lo hirió. "A vos te dejo vivo", le dijo. Después siguió buscando más gente de la familia. "En esta casa hay más personas", aseguraba mientras revisaba el inmueble blandiendo su pistola. Finalmente, se atrincheró en la terraza porque ya había llegado la policía. "Si tengo que describir a mi hermana Sonia, te diría que era la encargada de malcriar a sus hijos y a sus sobrinos", soltó Melisa.
Para entonces, Solís ya había asesinado también a su expareja, Mariela. La llamó para contarle lo que había hecho. Sus compañeros recuerdan que ese día ella recibió un mensaje o una llamada, abandonó raudamente su oficina en la Casa de Gobierno y tomó un taxi. Entró a su casa y vio el cadáver de Yoel. Desesperada, se dio vuelta para pedir ayuda a uno de sus primos, pero Solís salió de adentro en ese momento y le disparó en la vereda, primero en una pierna, luego en la cabeza. "Mariela nunca se enojaba con nadie. Era puro amor", la describió Melisa.
Homenaje
Este domingo, a la 18, familiares y amigos de las víctimas harán una suelta de globos para homenajearlas.
El evento tendrá lugar en donde se cruzan las calles Juan Díaz de Solís y Monseñor Zazpe.
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