Joaquín Fidalgo
jfidalgo@ellitoral.com
Tiene 17 años y fue testigo del ataque en el que murieron su madre, su abuela, su tía, su prima y el novio de ella. Está internado en el hospital Cullen, donde está siendo asistido por un tiro que le fracturó el brazo.|
Joaquín Fidalgo
jfidalgo@ellitoral.com
Franco Lescano, tiene 17 años y sobrevivió a la masacre de barrio Santa Lucía desatada en horas de la siesta de este viernes, cuando fue ejecutada su madre, su abuela, su tía, su prima y el novio de ella. Algunos de los asesinatos habrían sido cometidos delante de sus ojos. En una camilla de la Sala de Traumatología del Hospital Cullen, este joven se recupera de una herida de bala que sufrió en su brazo derecho. El plomo le provocó una fractura expuesta. Afortunadamente, su vida no corre peligro.
La matanza se desencadenó cerca de las 15, pero comenzó a gestarse mucho antes.
Mariela Clarisa Noguera tenía 38 años, era empleada del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la provincia y vivía en calle Monseñor Zazpe al 4100. Quienes la conocen aseguran que, por su trabajo, luchaba por los derechos de las mujeres y trataba de concientizarlas al respecto. Paradójicamente, ella misma era víctima de violencia de género. Amigos, familiares y vecinos que se agolparon ayer frente al vallado policial que cubría la escena del crimen coincidieron en que ella había sido sometida a constantes maltratos de parte de su ex pareja, un agente del Servicio Penitenciario de la provincia llamado Facundo Solís, quien tenía 35 años.
Este hombre -que prestaba servicios en la Comisión de Traslados de la Unidad Penitenciaria de Piñero, en el sur provincial- era extremadamente violento, según los distintos testimonios recogidos.
Se habían separado pocos días atrás y ella pudo lograr una medida de distancia, que él no respetó. La familia de Mariela asegura que el hombre llegó a encerrarla en el baño, golpearla y torturarla en alguna oportunidad. Ella le temía. Estaba aterrada. Había bajado abruptamente de peso en los últimos días.
Planeado
Solís llegó después de comer y retiró a sus hijos, un niño de 7 años y una niña de 3. Los llevó a casa de sus padres, en barrio Santa Rosa de Lima, a pocas cuadras. Luego, regresó. Estaba armado con su pistola, como habitualmente.
“Tenía todo planificado. Era guardiacárcel y andaba las 24 horas paseando con el arma. Tiraba tiros. Hacía locuras. A mi hermana le hacía las mil y una. Mariela era una laburante que trabajaba en Casa de Gobierno.Ella volvía del trabajo y él la estaba esperando para matarla. La asesinó a ella, a mi mamá, a mi otra hermana, a mi sobrina y su novio. Los mató como a perros”, escupió Alberto Noguera, minutos después de la tragedia.
“Mi otro hermano -agregó- se salvó porque le llegó tarde un mensaje del asesino, que lo citaba para las 15 en el lugar. Seguramente, también lo quería ejecutar. Además, hirió a mi sobrino, que tiene 17 años. Él trató de auxiliar a su madre. Lo llevaron al Hospital Cullen, creo que lo iban a operar”.
Las víctimas fatales fueron identificadas como Mariela Noguera, Sonia Isabel Noguera (hermana), Generosa del Carmen Loseco (madre, de 70), Tamara Aylén Soto (hija de Mariela, de 19) y el novio de esta última, Joel Airaldi (de 20).
Los cuerpos quedaron tendidos en tres domicilios distintos, lindantes entre sí. Todos murieron por disparos en la cabeza, aunque también tenían heridas de arma de fuego en otras partes del cuerpo. Además, en la balacera también resultó alcanzado Franco Lescano, de 17 años, hijo de Sonia.
Violento
Cristian García es más que un vecino de la familia de las víctimas. “Yo me crié con Mariela y con Cuqui (Carmen) en este barrio. Sus hijos, los más chicos, vivían en casa, porque ella trabajaba. Ella tomó la decisión de ir a la Justicia ya cansada de maltratos y golpes. Creyó que ahí iba a conseguir respaldo. La fiscalía hizo lo que correspondía, pero él violaba todas las medidas. Era un hombre transgresor de todas las leyes. Fue todo premeditado. Yo ya lo había escuchado amenazar. Era el modo de hablar de él: ‘te mato’, ‘te saco la cabeza’, ‘te pego diez tiros’. Practicaba boxeo, era extremadamente violento. Dentro de la escena del crimen había una cédula de citación para él”, puntualizó.
“Mató a cinco personas en tres domicilios distintos. Las ejecutó. A todos les dio uno o dos tiros en la cabeza. Yo era como un hermano de Mariela. Su madre, Cuqui, enviudó hace meses. Se trata de gente muy trabajadora, muy buena, luchadora. Gente que la rema desde hace años para tener bien su casita, para vivir”, se lamentó Cristian, que es policía de profesión.
“Él era violento con todos. Se creía superpoderoso porque portaba un arma. Amenazaba a todos. No lo iba a parar un juez, un fiscal o una comisaría. Mariela le tenía terror. Había adelgazado 20 kilos en diez días. Pensamos que estaba enferma, pero era por los nervios que tenía. Yo sabía que podía terminar mal todo esto, pero nunca imaginé que iba a ser de tal magnitud. Sabía que a ella la podía lastimar más”, aseguró.
Detenido
Luego de la matanza, Facundo Solís se atrincheró en una de las viviendas. Aseguró que tenía rehenes, pero finalmente se entregó cuando llegó al lugar un equipo táctico de elite del Grupo de Operaciones Especiales de la URI. Portaba una pistola calibre 9 milímetros. Había vaciado por completo el cargador y las vainas servidas quedaron esparcidas por todo el lugar.
El caso está en manos del fiscal Gonzalo Iglesias, de la Unidad Especial del Ministerio Público de la Acusación, que cuenta con la colaboración de peritos de la Policía Científica y personal del Área de Homicidios de la PDI.
Ahora se aguardan los resultados de las autopsias, los peritajes balísticos y psicológicos del acusado, y otras medidas de prueba dispuestas por el funcionario del MPA.
Solís fue trasladado a la Cárcel de Las Flores, donde quedó alojado en el Anexo 1, donde son remitidos los detenidos que pertenecen a fuerzas de seguridad.
La audiencia imputativa estaba prevista para este domingo.
Lesiones leves
Desde el Ministerio Público de la Acusación se aclaró que hay constancia de una sola denuncia realizada por Mariela, el 3 de diciembre de este año. Ese día, la mujer se negó a instar la acción penal. Además, trascendió que ella habría negado en ese momento la existencia de denuncias previas. La causa se caratuló como lesiones leves.
Hace un año, pero para Navidad
La masacre ocurrida este viernes en barrio Santa Lucía nuevamente pone en carne viva el recuerdo de la perpetrada hace un año, también para las Fiestas. Los casos son muy parecidos.
El 24 de diciembre de 2016, Marcos Feruglio (de 25 años) asesinó a parte de la familia de su ex mujer, Romina Dusso.
Este joven, en horas de la madrugada, en Sauce Viejo, masacró a puñaladas a la madre de ella, Claudia Oliva (44), y su pareja, Nicolás Estrubia (32). Luego, ya en barrio Sur de Santa Fe, también asesinó de la misma manera al padre de Romina, Gustavo Dusso (45), y a su hermana adolescente, Camila Dusso (15).
A diferencia de Solís, Feruglio dejó viva a su ex mujer para que sufra por los crímenes. “Ahora arreglate”, le dijo.