“En el estado en el que está no puede firmar ningún papel, no está en condiciones.” Quizá real, no quita que la frase suene fuerte e impacte, por eso la familia de Cristian “Pity” Álvarez miró de reojo desde un principio al abogado Sebastián Queijeiro.
El mismo que lo llevó (o entregó) a la policía 24 horas después del crimen de Cristian Díaz y que el lunes visitó al ex líder de Viejas Locas en la cárcel de Ezeiza. El mismo que, tras esa visita, renunció a la defensa del músico.
Queijeiro trabajaba con Álvarez desde hacía cuatro años y medio. Después de estar cinco horas con el imputado en el Hospital Penitenciario Central (HPC), un sector especial del penal de Ezeiza, Queijeiro tomó la decisión de dar un paso al costado.
Según confirmó el abogado a TN, durante su visita de este lunes lo vio desencajado, descompuesto, deprimido y fuera de sí. Queijeiro aclaró que dado el estado salud de “Pity”, él no puede seguir con su trabajo. Mientras conversó con él en Ezeiza, el cantante se tiraba de los pelos y, por momentos, se quedaba dormido. Cuando volvía a reaccionar, no quería hablar sobre el caso porque “se ponía mal”.
Antes de la renuncia, Queijeiro había adelantado que pedirían la suspensión del proceso hasta que el artista se estabilice. “Sufre un síndrome de abstinencia fuertísimo y corre riesgo su vida”, dijo.
En adelante, “Pity” Álvarez será representado por el defensor oficial Santiago Ottaviano, mientras que Claudio Calabressi está a cargo de la representación de su madre, Cristina Congiú (68).
“Lo único que quiero hacer es ver a mi hijo, hablar con él, saber cómo está. Necesito abrazarlo y no decir nada”, dijo este lunes la mujer en diversas entrevistas, donde también recordó que su hijo le dijo que si lo internaba por su adicción a la drogas “iba a seguir con el plan”. El plan es suicidarse.
El viernes el músico se negó a declarar delante del juez y fue derivado al penal de Ezeiza, a un sector denominado Prisma (Programa Integral de Salud Mental Argentino).
Álvarez se entregó el viernes a la mañana a la Policía, 29 horas después del crimen de Cristian Maximiliano Díaz (36) en las torres del barrio Samoré, en Villa Lugano.
“Lo maté porque era él o yo”, les dijo a los medios de prensa y agregó que Díaz “era un pibe que choreaba”. Sin embargo, la víctima no tenía ningún arma ni antecedentes delictivos.
Tras el crimen, “Pity” se fue a un recital del cuartetero cordobés Ulises Bueno, hermano del recordado Rodrigo, en el boliche Pinar de Rocha, de Ramos Mejía. Antes de eso, descartó el arma homicida a metros de la escena del hecho.