Sábado 28.8.2021
/Última actualización 22:00
Un jurado popular de la ciudad de General Roca declaró culpables a Valeria Miranda (21) y Carlos Rubén Erbín (39), la pareja que mató a golpes a Nahiara Soledad Miranda, su hija de sólo 3 años, en un humilde rancho cercano a la localidad de Los Menucos, en la provincia de Río Negro. El hombre -padrastro de la menor- fue acusado del delito de femicidio mientras que la madre fue condenada por abandono de persona agravado por el vínculo seguido de muerte.
Ahora, deberá realizarse un juicio de cesura en el que se le impondrán las penas de prisión a los condenados. En el caso de Erbín sólo podría recibir perpetua. A Miranda, en cambio, la pena que le podría caber puede oscilar entre los 5 y los 15 años, por lo que se presupone que la defensa tratará de atenuar la sentencia.
El asesinato ocurrió en un precario rancho de adobe, rodeado de 30 cabras y ovejas, lo poco que la familia tenía, ubicado en el paraje Las Mochas, a 37 kilómetros de la localidad de Los Menucos, un pequeño pueblo de tan solo 2600 habitantes. En un principio, los padres aseguraron que se trató de un accidente doméstico, pero los primeros exámenes al cuerpo en el lugar del hecho descartaron esa versión y motivaron la intervención de la Justicia. La autopsia finalmente revelaría los maltratos que sufrió Nahiara. Y fueron muchos.
Durante el juicio por jurados que comenzó el lunes pasado y terminó ayer, se pudieron exponer los escalofriantes datos surgidos de la investigación. Los exámenes forenses fueron concluyentes y los testimonios de los testigos que desfilaron durante el juicio complicaron aun más a la pareja. Es que según reveló el fiscal jefe de General Roca Andrés Nelli en su monólogo de apertura en el juicio el lunes pasado, la menor fue víctima de una serie de maltratos sostenidos en el tiempo que terminaron por matarla.
“Su vida no era una vida normal para una criatura de tres años. Era una vida de desapegos, plagada de abandonos. Y la violencia física que sufría la describe su cuerpo. Soledad tenía 35 golpes en la parte delantera, y 11 lesiones más en su parte trasera”, detalló el fiscal jefe de General Roca Andrés Nelli en su discurso de apertura del debate oral dirigido a los 12 titulares del jurado.
Nelli detalló una a una las 46 en total, dos de las cuales fueron los golpes mortales en el cráneo perpetrados con un rebenque que Erbín usaba en sus tareas diarias en el campo. Soledad tenía lesiones en su cabeza, golpes en su rostro, rotura de los labios, cinco costillas fracturadas, una gran quemadura en la zona de los glúteos. También padecía alopecia, heridas en las orejas y una bronconeumonía sin tratamiento.
El alegato de clausura, ayer, estuvo a cargo del fiscal Santiago Márquez Gauna. “Soledad murió abandonada en la caja de una camioneta, como un perro, y a su lado no estaba nadie”, sostuvo. Tras pocas horas de deliberación, los 12 vecinos de Roca encargados de juzgar a la pareja no tuvieron dudas y la declararon culpable. “El cuerpo de Soledad nos grita lo que le pasó, su sufrimiento, su dolor”, dijo Márquez Gauna.
El rebenque fue encontrado escondido entre bolsas. Tenía sangre de la nena, una prueba irrefutable. Con esa herramienta, Erbín le provocó un hematoma subdural que le ocasionaría más tarde la muerte. “Y para llegar a esa muerte, antes fue golpeada por el imputado con un rebenque que le generó un hematoma, le afectó la conciencia, le produjo una bronconeumonia , y sufrió una broncoaspiración”, recordó.
Por su parte, la fiscalía sostuvo que se comprobaron el desapego y la falta de protección por parte de la madre. Márquez Gauna sostuvo en su alegato que la acusada “no impidió la violencia y luego de su muerte no procuró ayuda”, indicó. “¿Podemos pensar que no se dio cuenta? “Ella sabía de la violencia, no procuró ayuda, no buscó atención médica, la nena era incapaz de valerse por sí misma. Las lesiones eran visibles y muchísimas, era algo que no se podía pasar por alto”, afirmó el fiscal.
Asimismo, señalaron los fiscales que “la violencia física sobre la pequeña empezó cuando el hombre empieza a convivir con ellas, mínimo a partir de diciembre, 45 días previos a la muerte”. En ese sentido, el fiscal dijo: “Sabemos que este hombre es violento y que es violento contra las mujeres porque tiene antecedentes, además cuenta con una condena por haber atacado a una persona con un cuchillo. Sumamos la declaración de una ex pareja del hombre, del padre de esa joven, entre otros testimonios, que fortalecen este aspecto”.
Ante todo esto, pidieron que el jurado popular que declarara por unanimidad que hubo un femicidio y que la mamá no atendió a la víctima. Y así fue.
Los acusados negaron todo
En su alegato final, el defensor público que asistió a Miranda indicó que “ella estaba atravesada por la violencia de género, inmersa en una relación de violencia; mi asistida hizo todo lo que tenía a su alcance pero el Estado la abandonó y la familia también”.
“Si hacemos el análisis de este caso con perspectiva de género tenemos que tener presente que esta joven mamá fue al Juzgado de Paz y le entregó, a través de un instrumento público, la nena a la abuela. Eso lo observamos como la necesidad que tenía mi asistida de resguardar a su hija de toda la violencia que ella venía viviendo”, argumentó el defensor público. “Por eso afirmamos que no hubo abandono de persona e hizo todo lo posible para resguardarla. Le pedimos al jurado que absuelva a mi asistida”, concluyó el defensor.
En el mismo sentido, habló el defensor particular del imputado, que insistió en que “hubo maltrato infantil pero no se trata de un caso de violencia de género: la imputada nunca fue víctima de violencia de género por parte de mi asistido, y que él ejercía violencia sobre ella es un prejuicio”. Ahora la última palabra la tendrá el juez.