Otro hecho de inseguridad golpea a la ciudad de Córdoba. Se trata de la historia de Facundo Albacete, un repartidor de PedidosYa de 34 años, que en menos de ocho meses, sufrió dos violentos robos y nadie de la Policía le dio respuestas.
Facundo Albacete, un repartidor de 34 años, tenía tres trabajos para poder salir adelante. Pero en menos de ocho meses sufrió dos terribles asaltos en Córdoba.
Otro hecho de inseguridad golpea a la ciudad de Córdoba. Se trata de la historia de Facundo Albacete, un repartidor de PedidosYa de 34 años, que en menos de ocho meses, sufrió dos violentos robos y nadie de la Policía le dio respuestas.
Facundo contó que el primero se dio en barrio Observatorio cuando dos motochorros lo atacaron y se llevaron todas sus pertenencias. En ese momento, expresó que hizo “siete llamadas telefónicas con los chicos del local donde había sido asaltado, pero nunca fue la Policía” y terminó dirigiéndose él mismo a la comisaría para poder hacer la denuncia.
Con esfuerzo, la víctima relató que se recuperó de aquel episodio, pero otra vez le robaron en barrio Arguello. Esta vez, se llevaron su rodado para trabajar. “Dos motochorros me bajaron de la moto a golpes, súper violento el asalto, me sacaron todas mis pertenencias, mi celular y además se llevaron la moto”, detalló.
Y siguió: “Llamé a la policía y la única respuesta que recibo es `no vamos porque es una villa´ y que tenían miedo de ir. No me parece una respuesta por parte de la Policía”. Además, agregó que cuando llegó a la casa hizo “22 llamados” a la comisaría para pasarle más datos de su moto y que como no obtuvo respuesta, fue de nuevo hasta el lugar.
Allí, dio con que “estaban viendo un partido de fútbol” y éste les mostró todas las llamadas que hizo esperando una respuesta, pero los oficiales solo le dijeron que “por ahí están full”. En medio de su relato, la víctima describió su “indignación e impotencia” porque tenía tres trabajos para poder salir adelante y tener su rodado.
A la mañana iba a una obra en construcción, a la tarde era delivery y a la noche cuidaba al papa de un amigo. “Estuve así casi siete meses para poder juntar la plata y en menos de treinta segundos, se llevan el esfuerzo que uno hace, tenés que volver a arrancar de cero y la Policía te hace una palmada en el hombro y te dice bueno, suerte para la próxima”, concluyó.