Un grupo de cuatreros faenó y robó dos terneros de invernada en un campo ubicado en el distrito de Venado Tuerto, en inmediaciones de San Marcos. La particularidad es que se trató de dos hechos de abigeato, ya que el primero se registró en la madrugada del viernes y el segundo en las primeras horas del domingo.
La víctima, José Genoud, radicó la correspondiente denuncia en sede policial, aunque por el momento no surgieron novedades al respecto.
Los investigadores consideran que las metodologías fueron exactamente las mimas, con lo cual los protagonistas se repitieron.
“En la madrugada del viernes fue el primer hecho, según las pericias de la Guardia Rural Los Pumas. En la madrugada del domingo hicieron lo mismo, y dejaron la sangre sin cuajar. Lo que me llama la atención es que el jueves fue el primer día que encerramos en ese corral los terneros de destete”, explicó José Genoud.
En consecuencia, con los “novillos por un lado y las madres por el otro, no fue posible para nosotros sentir ningún ruido extraño. Tampoco percibieron nada los perros sueltos”, agregó.
El productor ganadero damnificado vive en el campo, y al mismo tiempo, en otra vivienda, una familia que trabaja en el lugar, pero no escucharon a los osados malvivientes.
Imagen ilustrativa. Crédito: Archivo El Litoral
El lote está ubicado por la calle 7S (camino a San Marcos) y el camino que desemboca en el Aeroclub.
Los ladrones se llevaron dos animales de unos 180 kilogramos cada uno aproximadamente valuados en 700.000 pesos. En las dos oportunidades entraron al campo caminando, con las mismas zapatillas, faenaron los animales (sólo dejaron las vísceras) y los retiraron del predio mediante arrastre. Luego los cargaron a en un vehículo y escaparon por el camino de tierra en dirección a Venado Tuerto.
“Los han matado de una manera muy fácil, aunque no sabemos cómo, ya que el resto de los animales por lo visto no han corrido, quedaron a la par del mondongo. Raro, porque cuando los toros olfatean la sangre, empiezan a balar, a hacer lío”, explicó José Genoud.
El hecho llamó la atención, ya que hacía diez años que no sufrían el robo de animales, con lo cual ahora las víctimas piensan en extremar las medidas de seguridad.
Las faenas las hicieron “a 40 metros de donde vive el empleado y a 70 de donde yo vivo. Si hubiese sido una noche normal, con los cinco perros sueltos que tenemos, hubieran salido. Pero en medio de todo el balido, fue difícil detectarlos”, finalizó el damnificado.
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