Oscar Gómez tiene 76 años y es dueño de una conocida distribuidora de la zona norte de la ciudad de Santa Fe. Algunos meses atrás, cuando falleció su esposa, se mudó al country Altos de la Ribera, uno de los barrios privados ubicados a la vera de la autopista Brigadier General Estanislao López, en jurisdicción de Santo Tomé. Su familia buscaba seguridad para él, pero insólitamente fue blanco de un robo que cobró repercusión nacional porque el acusado es millonario.
"Él tiene su casa en la zona norte santafesina. Cuando enviudó, no queríamos que viva solo en su domicilio y por eso alquilamos esa vivienda en el country. Queríamos que esté tranquilo y pasó esto", se lamentó Luciano, uno de sus hijos.
"Se mudó hace unos cuatro meses aproximadamente. Un poco después sucedió el primer evento. Un día me avisó que no encontraba su teléfono celular. Lo llamé y daba apagado. Le dije: 'Lo perdiste o te lo robaron y no te diste cuenta'. Entonces Le compramos otro aparato", recordó.
"En otra oportunidad -agregó-, él tenía que darle un presente a un primo y le llevé una caja de vinos. Un día después, mi papá me llamó para preguntarme si yo le había sacado una botella. Le respondí que no, que sabía que era para regalar. El domingo nos juntamos y le pregunté si había hallado el vino faltante, pero para mi sorpresa me contestó que había desaparecido otro. La gente que trabaja ahí es de confianza, el chico que corta el césped, la mujer que hace limpieza".
La seguidilla no terminaba. Faltó café, dinero, las alianzas matrimoniales, un reloj de oro, la copia de la llave de la camioneta y finalmente importantes sumas de dinero. Pesos de la recaudación del negocio y dólares de sus ahorros.
"Lo pudimos convencer de poner cámaras de vigilancia. Se resistió, pero al final aceptó. Colocamos una en una pieza que se usa como depósito y otra que enfocaba a la cocina. Un familiar nuestro instaló la aplicación para ver las imágenes y nos iba a enseñar a usarla, pero el martes pasado él se percató de que había movimientos en la casa cuando no estaba mi padre. Me mostró y me preguntó si conocía al tipo que aparecía. Lo reconocí de inmediato. Era el vecino que vivía atrás. Una cerca bajita divide nuestros patios. Lo había visto porque un domingo se asomó para pedirnos una pelota que supuestamente había caído de nuestro lado. Lo invitamos a pasar, pero ni nosotros ni él encontramos nada", relató Luciano.
"En ese momento, la empleada doméstica me contó otro incidente. Me dijo que el vecino se asomó por la ventana un día que no estaba mi papá (era fácil saber eso, porque no estaba la camioneta). El tipo este al ver a la chica le dijo que no se asuste, que buscaba una pelota que se le había perdido… que tenía permiso de Gómez. Otra vez la pelota, pero nunca vimos ninguna", enfatizó.
Luciano dijo que el martes tomaron la decisión de hacer la denuncia y el miércoles ocurrió la detención y el allanamiento del domicilio del sospechoso. "Fue todo muy rápido. Entonces empezaron a saltar varios casos en el barrio. Hechos similares. No hay certezas de que él sea e autor de esos robos, pero…", especuló.
"Da tristeza que no se hayan recuperado cosas como las alianzas, que tienen un valor más allá de lo material. Mi padre está sensible. Se quiebra cuando tocamos el tema. Ahora volvió a vivir en su casa de Santa Fe, con rejas y alarma. No quiere saber nada con volver al country.