Por Carlos Retamal
Una de las víctimas fue llevada gravemente herida al hospital de emergencias, donde falleció. La otra fue encontrada por la Policía en el lugar donde en principio se produjo la balacera.
Por Carlos Retamal
Dos hombres muertos en menos de 100 metros, a plena luz del día, dos enfrentamientos armados con pocos minutos de diferencia, casi 20 vainas servidas, dos personas detenidas y mucha conmoción y preguntas sin respuesta. Ese es el saldo de un nuevo episodio violento registrado a plena luz del día en la zona sudoeste, ratificando a Rosario como la cuna de la violencia.
El hecho que sacudió a un sector de barrio Plata comenzó minutos antes de las 9, cuando un hombre de 62 años llegó en un Citroën C-Elysée y estacionó frente a una distribuidora ubicada en Constitución al 5100, que ya fue objeto de varios hechos delictivos en el pasado.
Según indicó la fiscal en turno de la Unidad de Homicidios Dolosos, Gisela Paolicelli, cuando el hombre bajó del auto fue atacado a tiros por una o dos personas. Recibió 9 impactos de bala desde muy corta distancia y quedó gravemente herido.
Una versión indica que fue llevado en un auto particular hasta el Hospital de Emergencias, donde llegó sin signos vitales y pese a las tareas de reanimación cardiopulmonar, falleció. Y la otra que murió en el lugar donde cayó, a metros de su auto y del ingreso a la distribuidora donde aparentemente había llegado para hacer unas compras.
La víctima fue identificada como Gaetano Di Bartolomeo, de 62 años, un panadero que tenía su negocio a unas pocas cuadras. Si bien no se conocen por el momento las causas del ataque, el grado de violencia y la forma en la cual fue asesinado hacen sospechas a los investigadores que el ataque no fue al voleo sino direccionado hacia el panadero.
Igualmente, la fiscal aclaró que no podía dar por el momento precisiones sobre si el ataque estaba dirigido hacia la víctima, algún familiar o conocido o si simplemente se equivocaron de persona.
Escape y muerte
Tras el ataque, los dos sicarios –que hasta el momento no se sabe en qué vehículo llegaron– se dieron a la fuga. En base a distintos testimonios de vecinos de la zona, salieron corriendo en direcciones opuestas, uno por calle Constitución y el restante por calle Lamadrid.
A unos 50 metros, a la altura de Lamadrid al 3600, se habría producido una segunda balacera, que dejó como saldo un muerto.
La fiscal señaló que esta segunda víctima fatal, que hasta el momento no está identificada, recibió 3 impactos de arma de fuego, dos en la espalda, a la altura de ambos omóplatos y el tercero en la parte posterior de la cabeza. Se presume que fue baleado mientras escapaba por una o más personas que habrían salido de la distribuidora, pero al cierre de esta edición no han sido identificadas ni se confirmó dicha versión.
Personal del gabinete criminalístico recogió al menos 19 vainas servidas calibre 9 milímetros en tres lugares: a centímetros de donde fue atacado el panadero (que tenía nueve impactos de bala), en la esquina de Constitución y Lamadrid (donde estaba estacionado un camión que podría haber sido utilizado como escudo durante la segunda balacera) y también a centímetros de donde estaba el segundo cuerpo.
La Policía llegó al lugar y preservó la escena del hecho, y mientras inspeccionaba la zona detuvieron a dos personas que estaban ocultándose en un descampado cercano. Tenían cascos colocados, barbijos y guantes, y quedaron a disposición de la Justicia.
La fiscal solicitó imágenes de varias cámaras de seguridad que posee el comercio, algunas en la puerta y otras en la esquina, pero explicó que no hay grabación del momento, ya que el sistema de tienen carece de la función de grabación y solamente sirven para mirar en vivo.
Además, indicó que a esa hora ya había gente trabajando y comprando (el local abre a las 7:30) y también un empleado de la Municipalidad de Rosario que realizaba una inspección.
Un lugar manchado
La distribuidora donde ocurrió el primer asesinato ya ha estado en las páginas policiales. Su responsable es César García, conocido como “Gitano” o “El Manco”, un hombre vinculado a uno de los referentes del narcotráfico en Rosario: Esteban Alvarado, quien durante un ataque a tiros registrado hace casi dos años, fue alcanzado por varios plomos en la espalda, por lo que quedó postrado en silla de ruedas.
En ese mismo hecho, ocurrido en septiembre de 2019, dos empleados de la distribuidora fueron baleados y uno de ellos murió prácticamente en el acto, tras ser alcanzado por 9 proyectiles calibre 9 milímetros.
Casi 7 días después, en otro hecho marcado por la violencia narco, un hombre de 35 años fue asesinado en la esquina de la distribuidora, cuando iba manejando un Cirtroën C3. Los homicidas se movían en otro auto que se le puso a la par y, sin pronunciar palabra, rociaron a balazos el vehículo. Uno de los proyectiles, que ingresó por la puerta del conductor, ingresó por el costado izquierdo del tórax y le perforó el pulmón, provocando su muerte en forma instantánea.
Otra balacera que está relacionada con la distribuidora ocurrió en febrero de 2020, cuando dos personas en moto atacaron a tiros a uno de los hijos del Manco, cuando estaba queriendo ingresas a su vivienda, ubicada a la vuelta del local. El joven se refugió detrás de un patrullero que estaba apostado en el lugar como custodio por una balacera anterior.