Por Carlos Retamal
Con un alto nivel de planificación, entre 6 y 7 personas ingresaron en una vivienda de Presidente Roca al 2700, hicieron un boquete en una pared y en menos de 3 horas, se alzaron con un botín no revelado.
Por Carlos Retamal
La noche del lunes feriado por Carnaval fue el momento elegido por un grupo de personas para llevar a cabo lo que hasta el momento parece ser un golpe planificado casi hasta el mínimo detalle, con un botín presuntamente millonario, en la zona sur de Rosario.
Hasta el cierre de esta edición, poco se sabe sobre lo ocurrido realmente dentro de la empresa Brinks, que tiene sede en Presidente Roca 2719. Los responsables de la firma han dado información a cuenta gotas tanto a la Fiscalía de Flagrancia como a los pesquisas de la Agencia de Investigación Criminal. "Hay muchas dudas y preguntas sin resolver, que resultan claves para orientar los investigadores", mencionó por lo bajo a Mirador Provincial un vocero con acceso a las primeras actuaciones del caso.
Según Guillermo A., alrededor de las 21:30 del lunes estaba en la puerta de su casa esperando la llegada de su hija y nietos. Cuando todos ingresaron por el pasillo y él estaba por cerrar la puerta de hierro que siempre le dio seguridad, aparecieron dos personas con sus caras cubiertas con barbijo y gorras, al menos una de ellas armada, que le pidieron "en forma muy amable" que entrara en silencio.
Dentro de la vivienda, los dos encapuchados les dijeron a todos que se quedaran tranquilos, que nada les iba a pasar porque su objetivo era otro:ingresar a la empresa ubicada al lado. Guillermo, quien había sido sorprendido en la puerta de calle fue llevado hasta una de las habitaciones de la casa, algo que llamó la atención del hombre ya que “se movían con decisión y seguridad, como conociendo muy bien lo que estaban haciendo”, relató. "Parece que tenían todo estudiado, se ve que hicieron muy inteligencia previa", agregó.
El dueño de su casa, su hermano (con quien comparte la finca), su hija y nietos quedaron en un primero momento en el comedor de la casa, con la comida sin tocar, y un rato después fueron llevados hasta una de las habitaciones, donde todos los mayores fueron maniatados con precintos plásticos y quedaron bajo la vigilia de uno de los encapuchados.
En tanto, en el fondo de la casa, comenzaron a escucharse fuertes ruidos, como si alguien estuviera intentando romper una pared. El reloj ya había marcado las 22 hacía un rato cuando una vecina se quejó de los ruidos, por lo que uno de los encapuchados le pidió al dueño de casa que desde el patio respondiera que había un desperfecto en un caño y que lo estaban arreglando. Tras esto, los ruidos de pistola neumática y de mazazos contra una pared, siguieron. Alrededor de las 23.30, dejaron de escucharse los golpes.
Según indicó el hombre a personal de la Agencia de Investigación Criminal, en un momento uno de los encapuchados le pidió las llaves de un portón que tiene salida hacia las vías, algo que llamó su atención por la precisión del pedido.
Al filo de la medianoche, luego de un rato sin escuchar nada, los dueños de casa y su familia comenzaron a desatarse. Con la ayuda de uno de sus nietos, el dueño de casa salió a la calle para pedir ayuda.
En cuestión de segundos, pasó por el lugar un taxi al que le hicieron señas y pidieron que llamara a la Policía. El conductor del coche de techo amarillo llamó al 911 y le cedió el teléfono a la víctima, quien relató lo ocurrido. Pocos minutos después, llegaron al lugar una importante cantidad de policías, que revisaron la vivienda y hallaron un boquete hecho en una pared medianera, de 45 centímetros que daba al interior del estacionamiento de la empresa de caudales Brinks.
Los boqueteros pueden haberse inspirado en el film estadounidense “El plan perfecto”, de Spike Lee; la británica “El gran golpe”, de Roger Donaldson o la argentina “El robo del siglo”, de Ariel Winograd, por citar algunos films. Lo cierto es que se presume que se alzaron con un importante botín, cuyo monto no fue dado a conocer por la empresa a los pesquisas policiales y judiciales. Huyeron por el portón que da a las vías del ferrocarril, dejando en su camino las herramientas que usaron, y conociendo muy bien que por ese lugar podían cargar y descargar lo necesario sin levantar muchas sospechas.
Demasiadas preguntas sin respuesta
El caso, que quedó a cargo del fiscal en turno de la Unidad de Flagrancia, Rodrigo Urruticoechea, y la Agencia de Investigación Criminal (AIC), tiene muchos interrogantes. En base a la información recogida tras la denuncia del hecho, los boqueteros utilizaron guantes para no dejar huellas y trabajaron durante al menos dos horas para agujerear la pared y por el boquete acceder a las oficinas de la empresa.
La policía secuestró en la habitación desde donde se hizo el agujero varias herramientas para romper paredes y adoquines, como mazas y una pistola neumática, que los boqueteros habrían traído con ellos y otras que encontraron en la vivienda ya que uno de sus moradores trabajaba en la construcción. Entre las preguntas sin respuesta se encuentran: por qué la empresa no tenía personal de seguridad apostado en el lugar o por qué no se activó alguna alarma a la hora del atraco o como es que solamente fue una vecina quien escuchó algo de ruido en la noche del lunes.
Además, teniendo en cuenta que no hay operación bancaria hasta el miércoles, como no había personal de seguridad.
La fiscalía solicitó la intervención del Gabinete Criminalístico de la AIC para realizar relevamiento de la escena del hecho, toma de testimonios, análisis de cámaras de seguridad en la zona y levantamiento de rastros. Se secuestro un cargador Glock con 30 proyectiles, indicaron fuentes judiciales, que además mencionaron que el monto del dinero sustraído no fue determinado ya que personal de la empresa de caudales debía realizar un arqueo para aportar el dato a la investigación
Brinks
La compañía Brinks realiza operaciones de transporte en vehículos blindados, transporte de larga distancia de objetos de valor, sistemas de procesamiento de dinero, custodia de valores y otras soluciones de valor agregado, desde 1997. Cuenta con una flota de más de 360 unidades blindadas “de última generación” y tiene 16 sucursales distribuidas en las ciudades de Buenos Aires (CABA); Mar del Plata; Bahía Blanca; Olavarría; Corrientes; Comodoro Rivadavia (Chubut); Córdoba; San Rafael (Mendoza); Mendoza; Neuquén; Salta; San Juan; Santa Fe; Santiago del Estero; San Miguel de Tucumán y Rosario.