Miguel Angel "Caracú" Albornoz, sindicado transero de barrio Empalme Graneros, y tres de sus hijos cerraron acuerdos abreviado en el Tribunal Oral Federal 2 de Rosario por una causa abierta en abril de 2019 sobre una banda narcocriminal que no solo operaba en ese barrio sino que se extendía a Ludueña y la localidad de Granadero Baigorria. Caracú, de 75 años, cerró un acuerdo por 6 años de prisión como autor del delito de tráfico de estupefacientes en la modalidad de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización que terminará de cumplir bajo el beneficio de la prisión domiciliaria. Su hijo Gustavo Daniel, también apodado Caracú, selló una sentencia unificada de 4 años y 6 meses; y sus hijas Samanta Solange y Soraya Tamara acordaron penas de 3 años y 2 meses. El fallo determinó que ambas mujeres queden en libertad. El acuerdo de partes fue acordado por el fiscal Oscar Fernando Arrigo y la defensa de los Albornoz y homologado por el juez federal Ricardo Moisés Vázquez.
Caracú es una persona conocida en Empalme Graneros en particular y la zona norte y oeste en general. Padre de ocho hijos, dos de ellos asesinados, se repone de un ataque a balazos que padeció el 9 de septiembre pasado cuando fue atacado en el interior de su casa por un tiratiros que le disparó siete veces y lo impactó en dos oportunidades en el muslo derecho.
Mirá tambiénDetienen a un joven por un triple crimenAlbornoz padre estaba bajo el beneficio de la prisión domiciliaria a partir de un operativo realizado en abril del 2019 en cuyo marco fue detenido junto a nueve personas y acusado de liderar una banda dedicada a la producción y comercialización de estupefacientes. La organización fue presentada como la "Banda de Caracú", a la que se le atribuyó tener una cocina de cocaína cerca de French al 7100, zona en la que residía Gustavo, uno de sus hijos también apodado Caracú y detenido en una prisión federal.
“Esa causa me la armaron los que estaban en ese entonces en la Policía de Investigaciones (PDI). En mi casa no encontraron drogas. En las casas de mis hijos no encontraron drogas. No conozco a ninguno de los otros que están en la causa. Me metieron solamente por mi apodo. Los policías se reían y decían: «No es lomito, no es asado, es puchero: la banda de Caracú». Pero hace 50 años que vivo en Empalme. Todos me conocen, conocemos a todos. Los vecinos te pueden contar quién es Caracú. Yo no soy un narco”, explicó Albornoz en una entrevista con este diario de febrero de 2020. Y explicó que vive de transportar verdura al norte litoraleño y regresar cargado con chatarra de metal: recortes de aluminio, cobre y bronce.
La banda
El 18 de abril de 2018 una persona, de la cual se reservó su identidad, fue a la Fiscalía Federal 3 y denunció la presencia de una banda dedicada a la venta de droga que era abastecida por Gustavo Caracú Albornoz. Ocho meses más tarde el juez federal Carlos Vera Barros ordenó una serie de allanamientos ante el requerimiento de la fiscal Viviana Saccone. Fueron 17 allanamientos realizados en viviendas de los barrios Industrial, Empalme Graneros, Fisherton y en Granadero Baigorria por parte de Gendarmería. Diez personas quedaron detenidas, entre ellas cuatro integrantes de la familia Albornoz.
Mirá tambiénBalearon en Rosario a "Caracú" Albornoz, que cumple prisión domiciliariaTambién se incautó poco más de medio kilo de marihuana y una cantidad similar de cocaína, una pistola calibre 9 milímetros, 41 proyectiles del mismo calibre, 45 celulares, chips, tablets, CPU, un equipo de vigilancia, tarjetas de memoria, casi 150 mil pesos en efectivo, precursores químicos, seis vehículos, entre ellos una 4x4. La organización fue presentada como la “Banda de Caracú”, a la que se le atribuyó una cocina laboratorio de cocaína en inmediaciones de French al 7100, donde residía Gustavo Albornoz.
Según la acusación, Caracú “vendería drogas al menudeo en su domicilio y sería uno de los organizadores de la actividad ilícita junto a su hijo Gustavo Albornoz, conforme se desprende de las escuchas telefónicas”. Y este último, a su vez, “abastecería de estupefacientes” a Walter D. Por otra parte, siempre según la hipótesis fiscal, Samanta Albornoz “prestaría colaboración a su padre en el manejo del dinero presuntamente obtenido de la venta de narcóticos”, y Soraya Albornoz “también vendería estupefacientes al menudeo en la tienda de ropa que pertenece a la familia”.
Las historias de los Albornoz
No era la primera vez que Caracú, padre e hijo, caían presos. En mayo de 2013 fueron detenidos en la causa llamada Otoño Blanco (Leonardo Popea y el clan Villalba de barrio Tango) de la que finalmente fueron desvinculados con falta de mérito y absolución. En su declaración indagatoria Miguel Ángel Albornoz manifestó ser pariente de Marcela Adelina "La Colorada" Villalba, quien está detenida en una causa por venta de drogas en Entre Ríos. El nombre de La Colorada estuvo en boga la semana pasada cuando su hermana Carmen Villalba, de 53 años, y su sobrina Marlén, de 15, fueron salvajemente ejecutadas el miércoles a la noche en una humilde casa de barrio Tango. Otro de sus hijos, también llamado Miguel pero apodado Diente, ex barra brava de Rosario Central, detenido por el asesinato de Rolando Mansilla, un pibe de 12 años ejecutado en el techo de un quiosco de drogas de Magallanes al 300 bis en junio 2015.
Dos de los ocho hijos de Caracú padre murieron asesinados. Ángel Marcelo Albornoz fue asesinado el 26 de noviembre de 2001. Mecánico y repartidor, tenía tres hijas de 6, 5 y 3 años y en octubre cumpliría 45. “Le quisieron robar y se resistió, lo mataron a puñaladas”, recuerda sobre los asesinos que eran amigos de su hijo pero “estaban tan dados vuelta que lo desconocieron”, explicó Caracú en la nota con este medio de febrero de 2020 realizada en el garaje de su humilde casa de Cullen y Génova, por donde el tiratiros que lo atacó caminó este miércoles.
El otro hecho que manchó de sangre a los Albornoz ocurrió la noche del domingo 16 de febrero de 2020 cuando Nahuel Christopher Albornoz, de 23 años, y conocido por el apodo de “Buho”, fue emboscado y baleado desde un auto cuando circulaba en moto en inmediaciones de Génova y Cabal junto a su ex pareja Florencia Naomí Corvalán, de 21 años, y la hija de ambos Chelsi, de 2. Les dispararon ráfagas con una pistola ametralladora PAM 2, de fabricación nacional. Florencia recibió nueve impactos de bala, la bebé tres y el hijo de Caracú cuatro. "Después de la muerte de mi hermano (víctima del triple crimen) mi papá esta destruido anímicamente", contó Soraya, horas después de que Caracú fuera baleado el año pasado.
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