Viernes 20.5.2022
/Última actualización 23:30
Lucas Ariel "Berraco" Espinoza, un sicario de 20 años cercano a la banda de Los Monos, es un producto de su tiempo. Este viernes un tribunal compuesto por los jueces Mariano Aliau, Facundo Becerra y José Luis Suárez lo condenó a 20 años de prisión como autor del asesinato de Felipe Schneider, ocurrido el 10 de diciembre del 2019 en 24 de Septiembre y Necochea.
La víctima miraba televisión en su casa cuando al escuchar detonaciones de armas de fuego se levantó para cerrar la ventana. Fue ahí que uno de varios proyectiles lo impactó en el ojo izquierdo.
El hombre agonizó dos días. "Berraco", quien disparó desde una moto en movimiento, había atacado en realidad la casa de Marta Susana B., “La Chana”, una de las transeras más conocidas de barrio Tablada que residía en 24 de Septiembre y pasaje Guerrico, a unos 40 metros de la casa de Schneider. Espinoza fue condenado por el abuso de armas contra "La Chana", el homicidio agravado de Schneider y la portación de un arma calibre 9 milímetros.
Cuatro meses después del crimen de Schneider, Berraco cayó preso el 27 de abril en Corrientes y Uriburu. Tres días más tarde fue acusado por los fiscales de la Agencia de Criminalidad Organizada y Delitos Complejos Matías Edery y David Carizza, y su par de Homicidios Patricio Saldutti, por integrar una violenta gavilla dedicada a extorsionar personas para conseguir dinero a cambio de tranquilidad o protección. Para la acusación la banda estaba liderada por Fernando "Enano" Morel, un miembro de Los Monos que responde a Ariel Máximo “Guille” Cantero y Berraco era un tirador de la banda. En ese contexto al muchacho le atribuyeron una serie de balaceras extorsivas contra los domicilios de integrantes de la comisión directiva del Sindicato de Peones de Taxis.
Seis meses después del asesinato de Schneider, Mariana Valeria Espinoza, la madre de Berraco, fue asesinada con trece disparos en la puerta de su casa de Ayacucho al 4000 la noche del viernes 12 de junio de 2020. "Él no se come ninguna, sale y tira. No le importa que después venga la policía", había dicho la mujer en una escucha judicializada en la investigación realizada al joven semblanteando a su hijo.
El crimen de Felipe
La noche del 10 de diciembre de 2019 Berraco circulaba como acompañante en una moto. La idea que se le cruzaba por la cabeza era balearle la casa a La Chana y por añadidura al yerno de esta, el apodado "Lukita". Eran aproximadamente las 22.10 cuando la moto pasó rauda por el domicilio de La Chana y las detonaciones se convirtieron en la banda de sonido de la noche de martes. Ajeno a todo y al escuchar el sonido a plomo calibre 9 milímetros, Felipe Schneider, jubilado, se levantó de su silla y fue directamente hacia la ventana para cerrarla. Uno de los once disparos efectuados Berraco impactó en la cabeza del hombre, quien fue trasladado al hospital Roque Sáenz Peña y de allí derivado al Heca, donde murió dos días más tarde.
"No le tirotearon la casa a la familia de Felipe, que se sepa. Le tiraron a La Chana", una mujer que tuvo causas como mechera y que en 2015 firmó un juicio abreviado por el atraco a un local de teléfonos celulares. Luego se la vinculó al narcomenudeo bajo las órdenes del clan Ungaro-Funes, aunque nunca se le abrió causa por ese delito. Su casa de 24 de Septiembre y Guerrico fue allanada y tiroteada en varias ocasiones, según explicó el día después del ataque, mientras Schneider agonizaba. "El yerno de ella, Lukitas, se estuvo tiroteando desde la moto todo el día y se ve que los de la otra banda salieron a cazarlo. Felipe salió a cerrar la ventana y justo rebotó una bala y el disparo lo alcanzó”, agregó un vecino. En la escena del crimen, el gabinete criminalístico recolectó 11 vainas servidas calibre 9 milímetros.
Felipe Schneider era yerno de otra víctima de la violencia armada en las calles de barrio Tablada. Su suegra era María Simona Benegas, una mujer de 78 años que el 30 de diciembre de 2008 fue víctima de una balacera de la cual era ajena y cayó muerte mientras buscaba refugio corriendo hacia su domicilio.
El viernes 13 de mayo pasado dio inicio el juicio que tuvo como particularidad que, por un acuerdo entre fiscalía y defensa, no se discutió la materialidad del hecho y su autoría. Pero si se debatió la calificación legal de la incidencia y el monto de pena. En su alegato de apertura, el fiscal Patricio Saldutti requirió 27 de años de prisión para Berraco al acusarlo por los delitos de abuso de armas en calidad de coautor (por el ataque a la casa de La Chana), homicidio agravado por el uso de arma de fuego (asesinato de Schneider) y portación ilegítima de arma de fuego de guerra en carácter de autor. Fue el propio Espinoza quien confesó el asesinato en un mensaje de voz de WhatsApp a su madre que fue reproducido en una audiencia previa. “Sin querer maté al abuelo del gordo Alan”, le confesó. Ese material fue extraído del teléfono de Berraco, que fue secuestrado cuando lo arrestaron el 27 de abril de 2020.
El defensor particular de Berraco, Leopoldo Monteil, alegó que la balacera cometida por Espinoza fue la manera que encontró para defenderse de una supuesta represalia que La Chana planeaba contra él. El letrado dijo también que Espinoza no tuvo intención de matar a Schneider. Y que tenía una buena relación con el nieto de la víctima. Por eso solicitó al tribunal que considere el hecho como un homicidio culposo o en ocasión de legítima defensa putativa (al creencia de que estaba siendo atacado). Por eso pidió una pena que no superara los 6 años y 8 meses de prisión. El tribunal finalmente condenó a Espinoza a 20 años de cárcel.