Carlos Retamal
La frialdad de los números indica que la ola de inseguridad sigue a la orden del día. Los sicarios continúan ganando terreno sin que nada ni nadie les ponga freno.
Carlos Retamal
Las frías estadísticas marcan que los números van en ascenso. La caliente calle indica lo mismo. La sociedad lo vive en cada momento. El departamento Rosario, con su ciudad más importante como centro de la escena, viene siendo el lugar donde proliferan las muertes violentas, muy por encima de cualquier otra del país.
Con 27 asesinatos en el noveno mes del año y un total de 222 en lo que va del año, se encamina a ser el año más violento desde que se manejan informes estadísticos.
Las muertes ocurren a cualquier hora del día, en distintos puntos de la ciudad. De vez en cuando se ‘escabulle’ un hecho violento en algún otro punto del departamento, pero está más que claro que la cuna de la bandera es la capital de la violencia, la muerte y el sicariato.
Rosario, la ciudad que no tiene fecha de fundación ni nombre de su fundador, que celebró hace menos de dos meses los 170 años de su declaración como ciudad, viene siendo el lugar donde la muerte está presente en cada rincón.
De los 27 homicidios de septiembre, tres se registraron en Villa Gobernador Gálvez; y uno en Arroyo Seco, que conmocionó a toda esa ciudad de casi 22 mil habitantes ubicada 35 kilómetros al norte de Rosario: la muerte de un pequeño de tan solo 5 años, en manos de su hermanastra de 13.
Los 23 restantes se desparramaron por distintos barrios de la ciudad de Rosario: Ludueña, Molino Blanco; Industrial; Tablada; Las Flores; Nuevo Alberdi y Alvear, entre otros.
Quizás la muerte que podría considerarse como de mayor trascendencia fue la de Virginia Ferreyra, la profesora de danzas árabes y bailarina que fue baleada el 23 de julio pasado, cuando estaba junto a su madre esperando un colectivo en Ísola y Maestros Santafesinos, en la zona sur de Rosario y recibió 7 impactos de bala en distintas partes del cuerpo, que la dejaron gravemente herida, mientras que su madre falleció en esa esquina.
La mujer, por la cual se hicieron colectas y múltiples cadenas de oración, fue operada en varias oportunidades, estuvo casi todo el tiempo internada en el área de cuidados intensivos del hospital de emergencias, donde finalmente falleció en la madrugada del sábado 24.
La investigación del ataque, que avanzó en forma rápida, determinó que fue ordenado desde la cárcel por el líder narco René Ungaro, alias ‘Brujo’. Por el hecho hay dos personas detenidas, Fernando David C., de 45 años, y su hijo Lautaro José C., de 19, quienes fueron imputadas a principios de septiembre por los delitos de homicidio calificado por precio o promesa remuneratoria y por el concurso premeditado de personas en grado consumado.
Septiembre también tuvo tres dobles crímenes, ambos de inusitada violencia y con víctimas que murieron por estar en el momento preciso en el lugar menos indicado.
El primero de ellos ocurrió en la tarde del domingo 4, en la zona de pasaje 544 al 6600, a metros de calle Ayacucho y de Juan Pablo II (colectora de Circunvalación), una zona de casas bajas de barrio Molino Blanco, en la que los distintos estados vienen interviniendo desde hace casi dos décadas.
Cerca de las 17, una balacera que pareció interminable enmudeció a gran parte del barrio. Y acto seguido, mientras todavía resonaba el eco de las balas percutadas por la zona, comenzaron a oírse gritos y pedidos desesperados de ayuda.
A los pocos minutos llegaron al lugar varios patrulleros, pero a esa altura, vecinos de la zona habían cargado en autos a dos personas que resultaron heridas, a quienes llevaron a toda velocidad hasta el hospital Roque Sáenz Peña.
Una de las víctimas, identificada como Jonatan Nicolás Schneider, de 31 años, murió a los pocos minutos de ingresar. Mientras que la otra persona, Graciela Carrizo, de 58, fue trasladada al hospital de emergencias Clemente Álvarez, donde falleció cerca de las 18.
En base a los primeros indicios y testimonios recogidos en la zona por los investigadores, el ataque se produjo cuando Jonatan Schneider iba en bicicleta junto a un familiar y pasaron al menos dos personas en bicicleta que, al parecer sin advertencia ni palabras previas, comenzaron a disparar. El hombre de 31 años recibió varios impactos y quedó tendido sobre la calle, mientras que su acompañante logró huir sin ningún rasguño.
La otra víctima, Graciela Carrizo, estaba en una plazoleta ubicada a muy pocos metros, en compañía de familiares, y recibió dos proyectiles de arma de fuego, uno en la zona del cuello y el restante en el cráneo.
En la zona del ataque se encontraron 15 vainas calibre 9 milímetros, demostrando el grado de violencia extrema del ataque perpetrado por aprendices de sicarios, que se cobraron al menos una víctima considerada inocente.
El otro doble crimen fue aún más espeluznante. Ocurrió en la mañana del viernes 16, en una precaria vivienda ubicada en el fondo de un pasillo, en la zona de Luzarriaga al 2400 de barrio Nuevo Alberdi Oeste, a muy pocas cuadras del inicio de la ruta nacional 34, en el norte rosarino.
En ese lugar fueron asesinadas Carla Cabaña, de 30 años, y Magalí Páez, de 19. Las dos mujeres recibieron un disparo cada una en el cráneo, por lo que el fiscal a cargo de la investigación ordenó que se active el protocolo de femicidio, que entre otras cosas implicaba trasladar los cuerpos al Instituto Médico Legal tal como fueron hallados (preservando ropas o elementos, que serán sometidas a pericias en el IML). También se secuestraron y preservaron en forma especial dos vainas calibre 9 milímetros, para ser peritadas.
La escena del crimen fue una de las habitaciones de la vivienda, mientras en la otra estaban los cuatro hijos de la mayor de las víctimas, de entre 2 y 12 años.
Y el tercer doble crimen ocurrió un día más tarde en la zona sudoeste. Fue poco después de la 1 AM en inmediaciones de Callao al 3900, de barrio Alvear, cuando los hermanos Daniel Echeverría, de 41 años y Javier Fernando Echeverría, de 39, iban a guardar en una cochera un automóvil Peugeot 308 de color blanco y fueron atacados desde un auto y una moto.
Todavía no se sabe exactamente cómo fue la secuencia posterior. En base a algunos datos de la investigación, se presume que las víctimas intentaron huir hasta que en un momento colisionaron con su auto contra parte de mampostería que había sobre la vereda, en la esquina de Callao y Presidente Quintana.
Algunos vecinos de la zona dijeron haber escuchado disparos mientras el auto iba andando, mientras que otros ubican las detonaciones luego del choque. Se presume que tanto Javier como Daniel intentaron escapar corriendo, pero fueron alcanzados por múltiples impactos de bala. Daniel Echeverría, el mayor, quedó tendido a menos de 2 metros del auto, con varios disparos, uno de ellos en el cráneo, y falleció a los pocos minutos.
Mientras que su hermano Javier fue llevado en un auto hasta el hospital de emergencias, donde ingresó en el área de guardia y falleció a los pocos minutos, también producto de varios disparos, uno de ellos en el cráneo, en una clara firma sicaria.
Otro de los hechos de marcada violencia tuvo como protagonista a una mujer policía y como víctima a un vecino de barrio Nuevo Alberdi.
Poco antes del mediodía del miércoles 7, en la zona de Caracas y Matheu, se generó una discusión entre dos vecinos que en pocos instantes fue subiendo de tono. En un momento, uno de ellos invitó a pelear al otro, pero todo terminó en forma abrupta cuando apareció una empleada policial, pareja del dueño de casa, quien le efectuó un disparo desde muy corta distancia a quien estaba discutiendo con su marido.
La víctima, identificada como Maximiliano Lucero, recibió un disparo en el cráneo y falleció esa misma tarde en el hospital Eva Perón, de Granadero Baigorria.
Fuentes de la investigación indicaron que el fiscal Gastón Ávila dispuso que tanto la empleada policial, identificada con las iniciales A. O., como su pareja, D. S. sean detenidos y puestos a disposición de la Justicia.
222 en 273
En base a datos propios y al informe que genera en forma periódica la Dirección de Política Criminal de la Secretaría de Política Criminal y Derechos Humanos – Fiscalía General, la Subsecretaría del Observatorio de Seguridad Pública y la Subsecretaría de Prevención y Control Urbano del Ministerio de Seguridad, se llevan contabilizados 27 asesinatos en 30 días del mes de septiembre y un total de 222 en 273 días del año 2022 en el departamento Rosario, manteniendo el promedio de un homicidio cada 29 horas.