Carlos Retamal
El quinto mes del año cerró con dos cuerpos calcinados, ajusticiados a balazos, en la periferia de la Cuna de la Bandera. En total hubo 25 homicidios en 31 días y el año se encamina a ser el más violento de los últimos ocho.
Carlos Retamal
El almanaque 2022 de a poco va enflaqueciendo. Ya han pasado cinco meses, la pandemia de covid parece estar terminando, mientras que la sequía sigue firme; comienza a aparecer el frío y el país apunta sus ojos al Mundial de Fútbol de Qatar, que se disputará antes de fin de año. Mientras todo eso (y mucho más) pasa en forma cotidiana, las balas zumban en el sur santafesino, con Rosario en el centro de una escena que tiene como protagonistas a los sicarios y a la muerte.
Los muertos no son un número más. Con la aparición de cada una de las víctimas de esta ola de violencia aparecen también familiares y amigos, que ven cómo parte de su mundo va desapareciendo, en su mayoría, como consecuencia de interminables balaceras a cualquier hora, en cualquier lugar.
Las estadísticas dicen que en mayo se cometieron 25 homicidios en el departamento Rosario, y que de ese total, 21 fueron en Rosario. Prácticamente comenzó con un triple crimen, en la zona sur de la ciudad y terminó con el hallazgo de dos cuerpos calcinados, ejecutados a tiros, en dos caminos de tierra, uno en el extremo oeste rosarino y otro en jurisdicción de Soldini, localidad cercana a Rosario, separada en un sector por zona de quintas y terrenos sembrar distintos cultivos.
Cerca de las 23 del viernes 6 de mayo, poco más de 12 horas después de la presentación del jefe del Comando Unificado de Gendarmería en Rosario, un triple crimen sacudió a la ciudad más importante del departamento. Esta vez el lugar al que llegó la muerte fue el ingreso a un pasillo de viviendas en barrio Tablada, en la zona sur y las víctimas fueron una pareja y su pequeña hija de 6 años.
A esa hora, un automóvil Nissan de color blanco llegó hasta Garibaldi entre Necochea y Chacabuco, pleno corazón de barrio Tablada, a pocas cuadras de la zona conocida como Cordón Ayacucho, sector que aparece en las crónicas policiales desde hace al menos una década. Del auto bajaron Rodrigo Morera, de 27 años; su pareja Naira Altamirano, de 25, y la hija de ambos, Auriazul Morena, de 6.
Cuando estaban a punto de ingresar a un pasillo ubicado a mitad de cuadra sobre Garibaldi, para visitar a familiares que viven en una de las casas de ese lugar, aparecieron entre 3 y 4 personas armadas que, prácticamente sin que hubiera alguna palabra previa, comenzaron a disparar contra la familia.
Rodrigo recibió varios disparos y quedó tendido sobre el pasillo, donde falleció a los pocos minutos. Mientras que Naira y la pequeña Auriazul resultaron gravemente heridas y quedaron sobre la vereda de calle Garibaldi, que rápidamente se tiñó de color rojo.
Mientras los atacantes se daban a la fuga, familiares cargaron en un auto a la joven y su hija y las llevaron hasta el hospital Roque Sáenz Peña, donde fallecieron instantes antes de la medianoche.
En el lugar del ataque, al que llegó primero personal de Gendarmería, se hallaron 16 vainas servidas calibre 9 milímetros; 5 calibre 40; 2 cartuchos intactos, uno de ellos calibre 40 y otro 9 mm, y 4 plomos, lo que refleja el grado de violencia de los homicidas y el poder de fuego con el que se manejan.
La saga de muertes en el quinto mes del año tuvo víctimas en el centro de Rosario, en las zonas sur y oeste, en el noroeste y también en localidades vecinas: Villa Gobernador Gálvez, Pérez y Granadero Baigorria.
Y en la mañana del último día de mayo, evidenciando que los sicarios siguen marcando haciendo de las suyas en cualquier momento y cualquier lugar, fueron hallados los cuerpos de dos personas, con al menos 5 disparos cada una, uno de ellos en el cráneo. En base a los primeros informes médicos, habrían sido asesinados cerca de la medianoche y por un arma del mismo calibre.
El primero de los cuerpos fue el de Georgina Maricruz Olguín, de 24 años, quien según el examen médico forense presentaba un embarazo de 9 meses, por lo que se presume que estaba a punto de parir. Fue encontrado en un camino rural, continuación de calle Aborígenes Argentinos al 7100, al oeste de avenida Circunvalación, calle de tierra que desemboca en varios caminos rurales angostos y zonas de quintas, descampados con pastizales secos a causa del frío y tierras por el momento sin cultivos.
En ese lugar había un auto prendido fuego. Cuando llegó personal policial y de bomberos, las llamas habían hecho su trabajo y el auto (un Chevrolet Spin) estaba totalmente quemado. Pero la escena no terminó ahí. A menos de 2 metros se encontró el cuerpo de Georgina, totalmente calcinado, con entre 6 y 7 impactos de arma de fuego, al menos uno de ellos en el cráneo. A pocos centímetros del cuerpo había varias vainas servidas calibre 9 milímetros.
Y el segundo cuerpo fue el de Damián Alexis Manchado, de 27 años, que estaba tirado al costado de un camino rural, continuación de calle Camino Nuevo a Soldini, entre calle Cristo Rey (que desemboca en la localidad de Soldini) y avenida Batlle y Ordoñez. El cuerpo tenía 8 impactos de bala, al menos uno de ellos en la cabeza.
Ambas víctimas fueron ejecutadas desde muy corta distancia. El arma utilizada fue 9 milímetros, que si bien es la más usada en los crímenes que se registran en forma prácticamente cotidiana, el tiro a modo de remate en la cabeza fue algo que llamó la atención a los investigadores. Otro punto que tendría coincidencia sería el horario de los crímenes: entre la medianoche del 30 y la madrugada del 31.
La lista de mayo no incluye a Nora Escobar, una mujer de 43 años que desapareció el 22 de abril, cuyo cuerpo fue encontrado el martes 10 de mayo, enterrado en el patio de la casa que habitaba con su ex pareja, ubicada en Liniers al 1700 del barrio Martín Fierro, al oeste de Granadero Baigorria. El principal sospechoso es su marido, quien huyó horas antes de un segundo allanamiento en su vivienda y fue atrapado en Posadas, Misiones, cuando intentaba salir del país.
Según el examen forense, Nora recibió 17 puñaladas, cuatro de ellas en zonas letales: en el corazón, el hígado, la tráquea y el pulmón y entre 5 y 6 en la zona de la espalda y para ocultar el crimen, su pareja hizo una excavación en el patio trasero de la vivienda y lo enterró y luego lo tapó colocando una loza de aproximadamente 60 centímetros de ancho y dos metros de largo.
El jueves 12 de mayo se conoció que Nara Giselle Acosta, una mujer de 33 años cuyo cuerpo fue encontrado a mediados de abril, flotando en el jacuzzi de la habitación de un hotel céntrico de Rosario, había sido asesinada.
El caso, que causó conmoción en el momento del hallazgo por distintas particularidades: la habitación había sido alquilada por una pareja proveniente de Buenos Aires; el pago al contado de varios días de estadía; y que en el lugar se encontró material estupefaciente y los sensores de humo tapados; volvió a sorprender cuando el fiscal Adrián Spelta, de la Unidad de Homicidios Dolosos, imputó a la pareja de Nara Acosta por homicidio doloso calificado por el vínculo en concurso ideal, con homicidio doloso calificado por femicidio en grado consumado y atribuido en carácter de autor.
Según indicó en su momento, el fiscal le achacó haber provocado el fallecimiento de Nara el domingo 17 de abril, en la habitación que ambos compartían en el octavo piso de un hotel ubicado en Santa Fe al 1600 de Rosario, del cual se fue ante del mediodía de ese domingo, hasta que finalmente fue detenido en la tarde del 4 de mayo por personal de Departamento de Crimen Organizado de la Policía de la Ciudad (de Buenos Aires), durante un operativo realizado en inmediaciones de Santa María de Oro al 2400.
Según se indicó en la audiencia, el hombre mantenía una relación violenta desde hacía años con la víctima, con quien convivía en el Maschwitz Country Club, del partido de Escobar, provincia de Buenos Aires.
En base a estadísticas propias y al informe de la Dirección de Política Criminal de la Secretaría de Política Criminal y Derechos Humanos - Fiscalía General, la Subsecretaría del Observatorio de Seguridad Pública y la Subsecretaría de Prevención y Control Urbano del Ministerio de Seguridad, en los 31 días de mayo se registraron 25 homicidios en el departamento Rosario (hubo otras 2 personas que fallecieron en mayo, pero fueron baleadas durante abril, entre ellas Nora Escobar).
El informe señala además que en el departamento Rosario hubo en total 121 homicidios en los primeros 5 meses del año (151 días), lo que equivale a uno cada 30 horas. Además, si se tienen en cuenta los últimos 8 años, 2022 es el más sangriento de todos, seguido por el año 2014, cuando se contabilizaban 115.
El informe (Fiscalía General) señala además que en el departamento Rosario hubo en total 121 homicidios en los primeros 5 meses del año (151 días).