Todo comenzó como un inocente pedido. "¿Hace tanto calor... podemos pasar a tomar un vaso de agua?". Pero en rigor se trataba de una trampa, que por poco no resultó mortal.
Tras el robo de un celular dos mujeres lo atacaron a botellazos y golpes de puño. El hombre debió ser asistido en el hospital.
Todo comenzó como un inocente pedido. "¿Hace tanto calor... podemos pasar a tomar un vaso de agua?". Pero en rigor se trataba de una trampa, que por poco no resultó mortal.
Esto fue lo que le pasó a Juan José (75), un jubilado que vive solo en una modesta vivienda ubicada en Hernandarias al 800, esto es, en el corazón de Guadalupe residencial.
La agobiante tarde del sábado estaba llegando a su fin, cerca de las 20, cuando dos mujeres (una de ellas llevando en brazos a una criatura) llegaron hasta el domicilio del hombre, golpearon las manos y formularon el pedido ya mencionado (el vaso de agua).
Incauto, el dueño de casa las hizo ingresar ignorando el infierno que se aproximaba.
Una vez adentro de la propiedad las recién llegadas comenzaron a recorrer el lugar, cada una por su cuenta y entablando diversas conversaciones, en una típica maniobra de distracción.
Falta un teléfono
Los problemas comenzaron cuando Juan advirtió que uno de sus teléfonos celulares (tenía dos) ya no estaba en su lugar. Ni bien reclamó por el, las chicas (ambas tienen entre 20 y 23 años) reaccionaron de la peor manera.
"Yo les dije que me devuelvan el teléfono, que si no aparecía de inmediato iba a llamar al 911. Entonces ellas me contestaron que llame tranquilo, porque no tenían nada que esconder", comentó hoy Juan a El Litoral.
"Como los minutos fueron pasando y el teléfono no aparecía me decidí y llamé al 911. Y ése fue el detonante. Al escuchar que estaba hablando a la policía, estas chicas prácticamente se enloquecieron".
Botellazos en la cabeza
"Una de ellas agarró una botella de cerveza y me la rompió en la cabeza. Después agarró otro envase de porrón y me lo volvió a romper en mi cabeza. A todo esto la otra chica agarró una olla pesada de hierro que tengo y me pegaba en la espalda y en todos lados".
"Lo peor fue cuando una de estas tipas agarró uno de los picos rotos de las botellas y me pegó un 'puntazo' acá en el pecho, arriba de la tetilla. Yo no pude hacer nada... tampoco quería defenderme porque sé que si las llegaba a tocar pierdo", reflexionó.
En medio de ese pandemonium se produjo el arribo de un patrullero. Los uniformados rápidamente tomaron cartas en el asunto aunque recibieron una muy confusa versión de los hechos. Por un lado Juan, que estaba bañado en sangre, y contó lo sucedido. Sin embargo las mujeres dieron otra versión.
Lo concreto es que el hombre fue trasladado con urgencia hasta el hospital Cullen donde le aplicaron puntos de sutura en la cabeza, también por la herida cortante en tórax. Se le hicieron placas y su cuerpo quedó con gran cantidad de hematomas y lesiones producto de la golpiza recibida.
Ya entrada la noche el hombre fue trasladado hasta la seccional 8va. donde se le comunicó que, por orden de la fiscal en turno, iba a quedar detenido. Sin embargo, al cabo de un rato, el hombre recuperó su libertad mientras prosigue la investigación.