El ex cadete que el viernes pasado atacó a sus excompañeros, y asesinó al chofer de la trafic en la que se trasladaban, quedó en prisión preventiva. Así lo resolvió el juez Héctor Candioti este martes por la tarde.
La Justicia santafesina dispuso que el joven, de 19 años, permanezca en prisión preventiva mientras avanza la investigación por el crimen del chofer y el intento de homicidio a cuatro menores.
El ex cadete que el viernes pasado atacó a sus excompañeros, y asesinó al chofer de la trafic en la que se trasladaban, quedó en prisión preventiva. Así lo resolvió el juez Héctor Candioti este martes por la tarde.
Martín Tomás Kunz (19) fue imputado por el "homicidio calificado" de Rubén Isidro Walesberg (71) y el ataque a diez cadetes del Liceo Militar General Belgrano de Santa Fe: la "tentativa de homicidio calificado" de cuatro de ellos y la "privación ilegítima de la libertad" de siete. La fiscal Ana Laura Gioria interviene en la causa y solicitó la prisión preventiva del joven, tras considerar la existencia del peligro de fuga y entorpecimiento probatorio.
Kunz no declaró. La defensora pública Soledad Estrada solicitó la libertad con alternativas, señaló que están trabajando en otra teoría del caso y que "vamos a requerir a la fiscalía que se lleven adelante ciertas medidas investigativas para tener un conocimiento más pleno de cómo era la vida dentro de la institución" a la que pertenecía el joven.
Esto, para evaluar la existencia de "distintos elementos que pudieran haber incidido" en Kunz, ya que los testigos señalaron que el muchacho comenzó a mostrar cambios cuando ingresó al Liceo como pupilo. "No es el Kunz que nosotros conocimos", parafraseó la defensora a una de las personas que declaró.
A través de los registros de las llamadas al 911, las testimoniales de las empleadas de la panadería "La Perla de Colastiné" donde comenzó el ataque, y las declaraciones de los adolescentes, la fiscalía reconstruyó lo ocurrido la siesta del pasado viernes 19 de agosto. Pasado el mediodía "Bigote" Walesberg recogió a 12 cadetes del Liceo, como lo hacía todos los viernes. Los jóvenes, que estaban pupilos en la institución, se dirigían a pasar el fin de semana con sus familias. Dos de ellos se quedaron en Santa Fe, y los diez restantes siguieron viaje.
Cerca de las 13.10 estacionaron en la panadería, una "parada obligatoria", y cuando se disponían a continuar el viaje rumbo a San Javier se desató la tragedia. Kunz se subió al vehículo encapuchado y con una cuchilla en la mano, el chofer sorprendido sólo llegó a preguntarle "¿qué hacés?" antes de que el ex cadete comenzara a apuñalarlo en el cuello y el rostro repetidas veces.
Los chicos vieron atónitos cómo Kunz empujaba al hombre, que estaba desvanecido, fuera del vehículo. Se amontonaron en el sector de atrás de la trafic, cerca de los bolsos, ya que la puerta estaba bloqueada. El agresor se abalanzó sobre ellos. Dos jóvenes recibieron puntazos y echaron a correr, junto a una tercera, logrando salir del vehículo y buscar refugio.
Observaron a "Bigote" tendido en el suelo y a uno de sus compañeros sentado en el asiento del conductor, mientras Kunz lo obligaba a conducir. Eso fue lo último que vieron antes de que se cerraran las puertas y la trafic retomara su camino por la Ruta Provincial 1, hacia el norte.
Luego de que tres de sus compañeros lograron refugiarse, los otros siete cadetes continuaron a merced del atacante, que les preguntó quién sabía manejar. Uno de los chicos se ofreció pero antes de llegar al asiento se desvaneció debido a las heridas, ocasión en la que volvió a ser apuñalado.
El segundo cadete en ofrecerse manejó durante más de 5 kilómetros, mientras perdía sangre por las heridas de sus manos y su cabeza. Mientras tanto, detrás de él sus compañeros lloraban y el encapuchado continuaba agrediéndolos y amenazando con matarlos a todos. Le dijo al conductor que los llevara hasta la estación de servicio ubicada en Cayastacito, y allí se dirigieron.
La policía ya había sido advertida por quienes presenciaron el homicidio de Walesberg, y a la altura del Km. 6,5 dos móviles frenaron la trafic interponiéndose en su camino. Kunz arrojó el arma blanca y se entregó.
La fiscalía sostuvo que se trató de un ataque planeado. Una de las víctimas dijo que Kunz tenía un cuaderno y alcanzó a leer "La Perla 13.10". El excadete dijo que ingresó pupilo al Liceo Militar General Belgrano en 2° año, pero al llegar a los cursos superiores comenzó a tener conflictos en relación a las normas instituidas y a mediados de su 6° año quedó libre. Allí, conoció a sus víctimas.
Del informe de la psicóloga que entrevistó al excadete surgió que "su actitud es manipuladora, su discurso es organizado y coherente, levemente eufórico e irritable, su pensamiento es rígido y de curso normal con presencia de ideas reivindicativas y certezas delirantes".
Sugirió una evaluación psiquiátrica, que se realizó al día siguiente del hecho y de la cual surgió que Kunz "refiere haber planificado lo sucedido, vino desde su casa con un cuchillo y una llave. No tenía que terminar así, era una amenaza, asustar". Se encontraba "lúcido, con indiferencia afectiva respecto a lo sucedido, con conciencia de situación", además "no despliega ideación delirante".
La Dra. Gioria se refirió a la pena en expectativa, que sería de prisión perpetua, y al riesgo de fuga y entorpecimiento probatorio. Sobre todo teniendo en cuenta la vulnerabilidad de las víctimas, algunas de las cuales deberán declarar en cámara Gesell, y el amplio conocimiento que Kunz tiene de sus vidas. El juez Candioti dispuso la cautelar de máxima, y dará a conocer sus fundamentos por escrito.
Se dispuso que Kunz sea trasladado a la órbita del Servicio Penitenciario, de ser posible a la Cárcel de Las Flores.