A casi 9 años de la desaparición de Caterina Eugenia Giménez, su familia empieza a obtener respuestas. Con la creación de la Brigada de Femicidios, se reabrió la investigación por el hallazgo de restos óseos en una vivienda de Guadalupe Oeste y se pudo confirmar que se trataba de la joven de 16 años. Aún se desconoce la causa de la muerte.
Al frente de la investigación se encuentra la fiscal Alejandra Del Río Ayala, de la Unidad de Violencia de Género, Familiar y Sexual (Gefas), que trabaja en torno a determinar cuándo y cómo falleció la víctima, y a identificar a los posibles autores del crimen.
En octubre de 2021 la Brigada de Femicidios, dependiente de la Agencia de Investigación sobre Trata de Personas y Violencia de Género de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), recibió el legajo caratulado "Hallazgo de restos óseos".
El mismo se había iniciado el 1 de marzo de 2019, luego de que un grupo de albañiles encontrara los restos enterrados en el piso del garaje de una vivienda ubicada en Aristóbulo del Valle al 7700. Se ordenaron varias medidas, entre ellas la intervención del Cuerpo Médico Forense, del Servicio de Antropología Forense del Centro de Asistencia Judicial Federal.
Si bien no se logró identificar a quién pertenecían los restos, qué había pasado o quiénes eran los responsables, sí se supo que se trataba de una mujer de entre 14 y 18 años, de contextura delgada y una estatura aproximada de 1,60 mts. La causa terminó archivada.
Con la creación de la Brigada de Femicidios en abril de 2021, cuyo objetivo es la investigación de toda muerte violenta en la que la víctima sea mujer, la Unidad Gefas dispuso la reapertura de varias causas archivadas por la Unidad de Homicidios. Entre ellas, esta.
Así se pusieron en marcha distintas medidas investigativas y se volvió a analizar el legajo, en el que constaba que la madre de Caterina se había acercado a las autoridades para manifestar que sospechaba que los restos pertenecían a su hija, y explicaba que la joven ejercía la prostitución en la zona cercana a la casa de Aristóbulo.
Con el avance de la investigación, las sospechas de que se trataba de Caterina aumentaban. La
causa siguió su curso, se citó a la madre y al hijo (que era bebé al momento de la desaparición) de Caterina para obtener sus ADN y cotejarlos con los restos. El Servicio de Genética Forense de Santa Fe se encargó de realizar el análisis, que tuvo resultado positivo.