Un ex presidiario de 33 años quedó nuevamente tras las rejas, acusado de un grave episodio de violencia de género, ocurrido el sábado pasado en una vivienda del barrio Centenario, en el sector sur de la ciudad de Santa Fe.
Ordenaron la prisión preventiva para un ex convicto que, el pasado fin de semana, protagonizó un episodio de violencia de género.
Un ex presidiario de 33 años quedó nuevamente tras las rejas, acusado de un grave episodio de violencia de género, ocurrido el sábado pasado en una vivienda del barrio Centenario, en el sector sur de la ciudad de Santa Fe.
El juez en lo penal José Luis García Troiano ordenó este miércoles la prisión preventiva para Carlos Luis González (33), quien se encuentra acusado por el delito de "lesiones leves dolosas, calificadas por la relación de pareja y por haber sido cometidas en un contexto de violencia de género".
La imputación fue formalizada esta semana por la fiscal de Flagrancia e Investigación, Rosana Peresín, quien atribuyó a González haber atacado a su pareja de 32 años, con una jarra de acero inoxidable, con la que golpeó en la boca, provocándole contusiones y escoriaciones cuya curación se estima en 10 días.
La historia se remonta al viernes 14 de abril, cuando la víctima, que se gana la vida como cuidacoches en la plaza San Martín, regresó a su casa y se encontró con González, que estaba solo y tomando cerveza.
Eran aproximadamente las 21.30 cuando se produjo el primer intercambio de palabras. Ella le reprochó que estaba alcoholizado y él la contestó con insultos.
La mujer se fue a dormir junto con sus hijos, y al día siguiente, a las 8 de la mañana, se levantó de la cama y se encontró con su pareja en el mismo lugar, tomando en silencio.
El hombre se acababa de servir el último trago de vino frio, que la mujer volcó en la pileta de la cocina, desatando la furia del bebedor. Sin mediar palabra, éste tomó la jarra de acero inoxidable vacía y se la estampó en la cara, rompiéndole los labios.
La víctima salió de su casa con la boca ensangrentada y fue a buscar refugio a lo de su suegro, desde donde llamó al 911 para hacer la denuncia. Minutos después, un patrullero acudió hasta la cuadra de calle Gobernador Oroño al 500, donde dos uniformados que ingresaron a la vivienda sacaron esposado a González, sumido en un profundo estado de ebriedad.
En su defensa, la abogada del Servicio Público, Silvina Corvalán, rechazó el pedido de prisión preventiva y en su lugar, propuso la libertad bajo alternativas para su pupilo.
Entre las medidas ofrecidas por la defensa cuentan la de fijar domicilio, designar al padre o a un hermano del acusado como guardador, mantener una medida de distancia de 500 metros para con la víctima, sumado a un impedimento de contacto por cualquier medio y por último, realizar un tratamiento para las adicciones.
La propia víctima reconoció ante la fiscal Peresín que no se oponía a la liberación del imputado, aunque dejó aclarado que el problema se presentaba cada vez que toma alcohol. La mujer manifestó que en ese estado tiene reacciones violentas y que teme por lo que pudiera pasar en caso de repetirse la escena.
Una vez que se expresaran las partes, el juez García Troiano dispuso rechazar las medidas alternativas y convertir en prisión preventiva la detención de González, bajo el argumento que, al menos en esta instancia del conflicto, no están dadas las condiciones para que el reo regrese al barrio, que es el mismo donde viven quienes se ofrecieron como guardadores.
Asimismo, surge de la exposición fiscal que González cuenta con dos antecedentes condenatorios por delitos contra la propiedad, lo cual lo convierte en reincidente, un parámetro que condiciona negativamente de cara a un nuevo proceso.
Según su planilla prontuarial, González recibió en 2011 una condena a 5 años de cárcel por robo con arma; y fue nuevamente sentenciado en 2014 por el mismo delito, cometido junto con un menor de edad, por el cual purgó 3 años y 3 meses de prisión en firme.