Personal de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) detuvo este viernes a un hombre de 33 años, a quien se lo sindica como partícipe del crimen de Roberto Aurelio Monzón (58).
Se trata de un hombre de 33 años. Fue apresado tras un allanamiento en Vélez Sarsfield 3900. Tiene numerosos antecedentes.
Personal de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) detuvo este viernes a un hombre de 33 años, a quien se lo sindica como partícipe del crimen de Roberto Aurelio Monzón (58).
Con esta captura ya suman dos los individuos comprometidos en este delicado asunto.
El nuevo sospechoso fue atrapado la mañana del viernes tras un allanamiento en un inmueble de Vélez Sarsfield 3900.
Sin ofrecer mayor resistencia el apresado fue conducido a sede policial donde quedó a disposición de la fiscal que investiga este hecho, doctora Ana Laura Gioria.
La primer captura referida a este caso se concretó el martes. Se trató de un joven de 25 años, señalado también como partícipe del crimen.
Luego de diversas tareas de investigación, los agentes identificaron al sospechoso y lo detuvieron en una vivienda de calle San Martin s/n, de barrio Los Hornos de la ciudad de Santo Tomé.
El cuerpo sin vida de Monzón fue hallado la tarde del 6 de agosto por unos pescadores que realizaban su labor en la Laguna Setúbal, a la altura del club náutico Azopardo.
En aquella jornada se habló de una persona de mediana edad que, de acuerdo a las primeras observaciones presentaba gravísimas heridas en su cuerpo.
Las versiones iniciales indicaron que la víctima tenía un impacto de bala en el pecho, lesiones cortantes en el rostro, y otras heridas compatibles con un ataque a machetazos.
Además se observó en la escena otro detalle intrigante: los pies de la víctima estaban atados.
Y por si todo esto fuese poco, hubo otra particularidad que llamó por demás la atención de los pesquisas: el hombre tenía la lengua cortada, una lesión que puede encuadrarse en un claro mensaje del código mafioso.
Como es de rigor la novedad se comunicó a las autoridades de la Unidad Regional I, que de inmediato enviaron al lugar al personal de Investigaciones.
Desde hacía poco más de un año Monzón vivía debajo del Puente Colgante donde se había armado una suerte de "ranchada" para hacer lo que más le gustaba que era pescar.
"A el le gustaba pescar y estar solo. Era un solitario. Pero siempre con respeto y sin joder a nadie. Mucha gente lo invitaba a comer, le dejaban cigarrillos por el buen trato que tenía", narró una sobrina del nombrado en diálogo con El Litoral
"Mi tío siempre lo hablaba para que deje de hacer esa vida y regrese a su casa, en Guadalupe Oeste, pero el no quería", narró.
"Antes de ir bajo el puente Monzón hacía changas, siempre andaba en bicicleta llevando leña. Estaba separado, y uno de los motivos de la ruptura habrían sido los reproches que su mujer le hacía cuando bebía por demás.
"No tenemos idea qué fue lo que pasó. Nadie nos quiere decir. Lo único que me comentaron es que el había estado discutiendo con unos hombres. Pero no pudo saber cuál fue el motivo de la discusión.
Después esos tipos se fueron pero al rato volvieron con un machete y pasó lo que pasó. Eran cuatro los agresores", me dijeron.
"Nosotros queremos justicia porque fue un crimen atroz. Lo cortaron todo. Lo ataron y lo tiraron al agua", cerró.