Este jueves fue asesinado un joven de 21 años en un brutal ataque que terminó con otros dos muchachos baleados. En los últimos tiempos, se registraron numerosas ejecuciones en ese sector de la capital provincial.
Peritos de la Policía de Investigaciones siempre secuestran casquillos de grueso calibre en las escenas de los crímenes. Créditos: El Litoral
Un joven murió y otros dos resultaron heridos durante la madrugada de este lunes en las calles de barrio San Lorenzo de la ciudad de Santa Fe, como consecuencia de un ataque a tiros. El incidente se produjo no muy lejos de donde el sábado por la noche fue asesinado otro muchacho y herido de bala su padre, en barrio San Lorenzo.
El nuevo episodio -también de estilo "sicario"- tuvo lugar en la cuadra de calle Juan Díaz de Solís al 1.200, a no más de cinco cuadras del crimen anterior.
No trascendieron mayores detalles sobre el hecho. Lo cierto es que desde ese lugar tres personas fueron trasladadas en una camioneta particular hasta el Hospital José María Cullen, donde poco después falleció uno de ellos. Se llamaba Nicolás Doldán y tenía apenas 21 años. Uno de los proyectiles había impactado en su zona inguinal y otro en la espalda.
Los otros dos heridos tienen 19 y 21 años. El menor de ellos fue intervenido quirúrgicamente por una herida de arma de fuego en el abdomen. El tercer sujeto fue dado de alta, porque la lesión que había sufrido era de carácter leve, en el pie derecho.
La causa quedó en manos del fiscal Carlos Lacuadra, quien inmediatamente dispuso las medidas de rigor que encomendó al Departamento Criminalístico de la Policía de Investigaciones.
En la escena del crimen, los peritos incautaron una vaina servida calibre .22, otra 9 mm y se analizó una muestra de sangre.
También se constató que uno de los plomos había impactado en el portón de una vivienda.
Al rojo vivo
Los vecinos de barrio San Lorenzo se quejan de que "las balaceras son de todos los días y todas las noches también". Los estruendos son algo común, porque los delincuentes utilizan armas de fuego "de guerra".
El ataque criminal anterior se cometió a pocas cuadras, en donde la calle Amenábar es cortada por Roque Sáenz Peña, frente a un kiosco.
Fue el sábado pasado, cuando padre e hijo tomaban algo frente al negocio. Los asesinos abrieron fuego desde la calle. Pasaron a bordo de una moto que no detuvo su marcha. Dispararon al menos cinco tiros, dos de los cuales impactaron en el joven Nicolás Osvaldo Ávalos, de 25 años: uno en el cuello y otro en el pecho.
Murió en el Hospital José María Cullen, donde quedó internado su papá, de 59 años, quien sufrió una herida de arma de fuego en una pierna.
Diciembre sangriento
No está claro si los homicidios están conectados, pero parece que una guerra se está librando en ese sector de la ciudad. Las alarmas están encendidas desde hace rato y sonaron con mayor fuerza que nunca a principios del mes de diciembre del año pasado, cuando tres jóvenes fueron asesinados en el barrio en menos de 48 horas.
Esa saga de crímenes comenzó el jueves 8 de diciembre, cerca de las 22, en Pasaje Cervantes al 4600. Allí fue atacado Cristofer Gabriel Uriel Suárez, de 19 años. Cuatro proyectiles impactaron en su cuerpo. Uno de ellos hizo blanco en la cabeza y le provocó la muerte.
La madrugada del sábado siguiente, 9 de diciembre, fue asesinado Brian Joel Roda. Tenía 27 años y catorce disparos de arma de fuego terminaron con su vida en la cuadra de Uruguay al 3900. Agonizaba cuando su propia esposa halló el cuerpo. Roda estaba tendido en el suelo de una de las habitaciones, junto a una cama, cuando llegó la mujer. Había corrido hasta allí para refugiarse. Murió en el Hospital Cullen, adonde lo habían llevado sus familiares.
El tercer homicidio sucedió durante la siesta de ese mismo sábado, en la esquina que forman las calles Santiago de Chile y Amenábar. Allí fue ejecutado José Justo Suárez, un vecino de 64 años. Dos balazos en la cara terminaron con su vida.
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