Nicolás Kreclevich
El “cuidacoches” sembró el pánico este lunes en distintos negocios, en inmediaciones de la Facultad de Ciencias Económicas.
Nicolás Kreclevich
sucesos@ellitoral.com
Sobre calle Moreno, entre San Martín y 25 de Mayo, está situada la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional del Litoral. Por el constante movimiento vehicular de docentes y alumnos que genera la vida universitaria se fueron instalando “trapitos” en la zona para “cuidar” los autos y así juntar una moneda para llevarse a la casa.
Cuando la plata no alcanza, algunos de los cuidadores se reconvierten en vendedores ambulantes y, aprovechando los comercios satélites de la Facultad, ofrecen sus productos a los dueños o encargados de las librerías y almacenes que hay a la redonda.
“Uno trata de darle una ayuda, comprándole lo que te venden y te toman de boludo”, dijo a El Litoral una damnificada, encargada de atender en un comercio de barrio sur. ¿Por qué la indignación? Porque en la tarde del lunes un joven de unos 25 años le hizo vivir un trago amargo no sólo a ella sino también a otra comerciante y a los clientes que querían ingresar al local.
Hace unos tres años comenzó la relación comercial con el cuidacoches que también era vendedor ambulante, rememora. Empezó “ofreciendo limones y frutas”, después pasó a vender bolsas de consorcio. Los precios eran cada vez más altos. “Te vendía la bolsa de consorcio a $ 50 y a veces cuando estaba sola le pedía $ 100”, sostuvo un compañero de trabajo de la entrevistada. “En los últimos meses pasaba por el local a pedir plata directamente”, lamentó el joven comerciante.
“Se sabe que es trapito porque siempre se lo ve pasar con un balde (los tachos de pintura) y anda con franelas en la mano”. Además, al muchacho siempre se lo ve entre los autos estacionados acompañado de otro chico (el que presumen es su hermano), describen ambos encargados del local.
La puerta cerrada
Cerca de las 19 de este lunes se desencadenó el conflicto. La damnificada estaba junto a su compañero de trabajo en el comercio y habían decidido cerrar la puerta con llave “por miedo” a que les pase algo. Sin embargo, la llave en la puerta desató que el joven trapito -identificado como Emiliano Ernesto S.- se ponga violento. Llegó hasta el local y se topó con la puerta de ingreso trabada, situación que nunca en los tres años de relación comercial había vivido. El cuidador de autos tenía como rutina pasar una vez por semana y en los últimos tiempos la frecuencia se incrementó, lo que llamó la atención de quienes atienden.
“Estaba re drogado”, aseguró la entrevistada y tal vez “por eso se puso violento e insistente para ingresar al negocio y pedir plata”. La tarde del lunes no tenía ni limones ni bolsas de consorcio para vender pero como ellos “siempre” lo ayudaban, fue ciego hasta el local a pedir su colaboración semanal.
La situación se fue poniendo cada vez más tensa y Emiliano S. se corrió unos metros de la puerta, comenzando a golpear el vidrio. “Le dije que lo ignore porque no iba a entrar en razones por el estado que tenía este pibe”, dijo a El Litoral la mujer, mientras recordó que tuvieron que bajar la persiana para evitar que el amenazador rompa el vidrio. Cuando el cuidacoches se estaba yendo a un almacén cercano, se le cayó un cuchillo, lo que generó terror.
Hablando con los vecinos, empleados de la zona sumaron que el mismo joven que los amedrentó a ellos, previamente tuvo un fuerte cruce con un muchacho a la vuelta, por calle Monseñor Zazpe.
Al almacén
Con la negativa de la librería, se fue a un almacén ubicado media cuadra al sur por 25 de Mayo. Allí, la situación fue la misma. El cuidacoches increpó a una vecina del barrio “pidiéndole una cobija”, pero la intención era “que la chica ingrese a su casa y ver que puede hacer” dijeron los encargados de la librería.
Al notar la situación, la dueña del almacén llegó a decirle a la chica que se fuera a dar una vuelta y no entre en su casa para así evitar un mal mayor. En diálogo con El Litoral, la comerciante dijo que Emiliano S. “tenía un cuchillo” de unos 15 centímetros y “con esa arma blanca estaba sembrando pánico en la cuadra”.
Detenido
Con miedo porque el cuidacoches andaba con un cuchillo, la damnificada llamó inmediatamente al 911 y “la policía llegó muy rápido”. El personal de la Unidad Regional I trasladó al joven a la comisaría 1ra. (que tiene jurisdicción en la zona) donde quedó detenido por “amenazas calificadas” a los comerciantes de la cuadra y además se le secuestró un arma blanca de fabricación casera.
Al consultar el sistema “Cóndor IV”, el resultado que arrojó fue que el detenido tenía pedido de captura vigente desde el año 2012 por “hurto calificado” y era requerido por el juzgado de 5ta. nominación. El “trapito” quedó a disposición de la Justicia y tomó intervención en el caso el fiscal Arturo Haidar, quien dispuso que quede detenido en la comisaría.