Dos empleados de la concesionaria Mauric Automotores fueron condenados este jueves por su participación en distintas estafas cometidas a quienes se acercaban con la intención de comprar o vender sus vehículos.
A través de juicios abreviados, dos miembros de la asociación ilícita aceptaron su responsabilidad en múltiples defraudaciones. La causa acumula 36 ilícitos.
Dos empleados de la concesionaria Mauric Automotores fueron condenados este jueves por su participación en distintas estafas cometidas a quienes se acercaban con la intención de comprar o vender sus vehículos.
Marcelo Rodrigo Gonzalo (43) y Alexis Pamela Mansilla (34) fueron condenados como "miembros de la asociación ilícita" dirigida por Juan Mauricio Camargo, y como coautores de "estafas por administración fraudulenta", reiteradas en 4 oportunidades para él, y en 12 para ella.
El juez Sebastián Szeifert los condenó a 3 años de prisión en suspenso, según lo acordado en el marco del juicio abreviado presentado por el fiscal Agustín Nigro y los defensores Virginia Segado -por Gonzalo- y Alejandro Otte -por Mansilla-. Participaron también de la audiencia los querellantes Clara Vázquez y Agustín Márquez, quienes prestaron su conformidad ante el procedimiento.
Además, se dispuso el decomiso de un vehículo de Gonzalo, y de $631.400 y U$D 1.000 pertenecientes a Mansilla, que serán utilizados para reparar económicamente a las víctimas.
Por los ilícitos cometidos en la concesionaria, ubicada en Avenida Facundo Zuviría al 3723, desde junio de 2021 hasta febrero de 2022, el dueño permanece tras las rejas. A Camargo le endilgaron un total de 36 defraudaciones, sumando al delito de "organizador de asociación ilícita".
La fiscalía le imputó haber asignado roles al resto de los integrantes de la banda, haber coordinado la actividad y ofrecido en venta y recibido vehículos, apropiándose de dineros y valores.
Las maniobras consistían en recibir automóviles en consignación, prometiendo un precio de venta. Cuando los vendían, no le entregaban el dinero a los dueños. Desde la concesionaria también recibían dinero como parte de pago de vehículos, pero luego no realizaban la operación correspondiente, quedándose tanto con el dinero como con los automóviles.