Sandra Ojeda y Ramona López fueron brutalmente asesinadas. La primera tenía 22 años y apareció calcinada en un descampado de barrio Los Troncos, en diciembre de 2014; la segunda tenía 68 años y fue empalada dentro de su casa de barrio San José, en noviembre de 2018. El ADN vinculó a Jonatan Rivero (34) con ambos femicidios, por los que está siendo juzgado.
El debate, que comenzó la semana pasada, está cercano a concluir con la etapa de producción de la prueba, durante la cual los testigos aportaron detalles sobre los crímenes y la investigación realizada para esclarecerlos. A través de las distintas declaraciones, las fiscales Alejandra Del Río Ayala y María Celeste Minniti intentan reconstruir el rompecabezas de ambos hechos, a los que calificaron como "femicidios sexuales" y por los que llevaron a juicio a Jonatan -alias "Tarta"- Rivero.
Las funcionarias pretenden que el tribunal, conformado por los jueces Rosana Carrara, Sergio Carraro y Pablo Ruiz Staiger, dicte una condena a prisión perpetua. Además de los crímenes de Sandra y Ramona, acusan a Rivero de haber abusado sexualmente de una joven de 21 años, el último día de 2018. El hombre sostiene su inocencia y espera ser absuelto de culpa y cargo, tal como lo solicitaron las defensoras públicas Silvina Corvalán y Betina Dongo.
Mirá también"Asesino sexual": juzgan a un santafesino por dos femicidios y una violaciónLa clave: el ADN
Las muestras genéticas recolectadas en las investigaciones de ambos femicidios fueron analizadas por dos bioquímicas. La primera, empleada del Laboratorio de Genética Forense del Instituto Médico Legal de Rosario, explicó que su primera intervención se centró en identificar el cuerpo de Sandra Ojeda, que estaba calcinado. Para esto se tomó una muestra y se la comparó con el ADN aportado por su madre.
Años más tarde, cuando la causa pasó a manos de la Unidad Fiscal de Violencia de Género, Familiar y Sexual (Gefas), le solicitaron otros estudios. "Llegaron muestras de un hisopado tomado de una mordedura, uñas cortadas y vellos pubianos", todos pertenecientes a Jonatan Rivero, los cuales habían sido recolectados el mismo día del crimen, en diciembre de 2014. En las uñas había ADN de Sandra.
En cuanto al femicidio de Ramona López, la profesional indicó que debió cotejar las muestras de dos sospechosos -la hija y un amigo- con los distintos elementos secuestrados de la escena del crimen: colillas de cigarrillos, un preservativo, una maza y un palo. Si bien los resultados fueron negativos, sí se encontró un perfil genético masculino no identificado.
La segunda profesional, que está al frente del Laboratorio Forense del Organismo de Investigaciones, señaló que analizaron las prendas secuestradas a Jonatan Rivero cuando fue detenido por el crimen de Sandra Ojeda. En su remera encontraron una mancha que presentaba una mezcla de perfiles genéticos, compatibles con los ADN de la víctima y del acusado.
En cuanto al caso de Ramona, recibieron los resultados obtenidos del laboratorio de Rosario respecto del palo, las colillas de cigarrillo y el preservativo. Las cotejaron con muestras de la víctima y de Rivero, que para entonces era el principal sospechoso del femicidio, logrando determinar que en el palo había ADN de Ramona y que en los otros elementos aparecía el perfil genético del acusado.
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