Esta semana, desde El Vaticano enviaron una carta expulsando al sacerdote Julio César Aguirre tras ser encontrado culpable de abusar sexualmente de una menor de edad en la ciudad de Jesús María.
Se trata de Julio César Aguirre, denunciado en 2019 por un hecho realizado 20 años antes. Había sido trasladado de Jesús María a la capital provincial.
Esta semana, desde El Vaticano enviaron una carta expulsando al sacerdote Julio César Aguirre tras ser encontrado culpable de abusar sexualmente de una menor de edad en la ciudad de Jesús María.
Aguirre fue el cura párroco de Jesús María durante 29 años hasta que en 2019 la víctima que había sufrido el abuso 20 años antes lo denunció. Sin embargo, al momento de la investigación, no fue separado de su cargo y las autoridades eclesiásticas de la provincia decidieron trasladarlo a una parroquia de barrio Alberdi en la Ciudad de Córdoba.
Extrañamente, la Arquidiócesis de Córdoba no hizo mención a la situación y realizó el traslado de forma repentina, lo que despertó todo tipo de sospechas ya que nadie se lo esperaba.
Tras el rechazo de El Vaticano a la apelación del ex cura, se ordenó la dimisión definitiva del estado clerical, lo que supone la pérdida de todos los derechos y las obligaciones inherentes al orden sacerdotal, sumado a que fue inhabilitado para ejercer el ministerio sacerdotal.
En la época del traslado, Julio César justificó en una entrevista a un medio local que su partida hacia la capital provincial significaba “un cambio de la sociedad, así como también hay cambio de autoridades en la política”.
Sin embargo, el sacerdote jamás hizo mención a la gravísima denuncia por abuso sexual que pesaba sobre él y en cambio dijo que se trataba de “una renovación y también una necesidad de poder recomponer”. Y, en la misma entrevista, agregó: “Me voy a tomar un tiempo de reflexión para seguir adelante”.