"Cada vez que me entero de un robo, ya sea a una persona o en un negocio, me altero. ¿Cuándo se va a terminar todo esto?", se pregunta Gabriela (43) mientras recuerda su última y dramática experiencia a manos de la delincuencia.
Crudo relato de una mujer que, por segunda vez, sufre un violento robo en pleno centro.
"Cada vez que me entero de un robo, ya sea a una persona o en un negocio, me altero. ¿Cuándo se va a terminar todo esto?", se pregunta Gabriela (43) mientras recuerda su última y dramática experiencia a manos de la delincuencia.
En la mañana del jueves, en momentos que la mujer se dirigía en moto a su trabajo, un malviviente (que estaba también en moto) la atacó en la esquina de Juan de Garay y Urquiza.
Si bien el rufián no logro su propósito (la mujer se trabó en lucha y puso en fuga al ladrón) el hecho dejó fuertes secuelas físicas y psíquicas en la víctima.
Algo de su estado de ánimo Gabriela lo dejó reflejado en su cuenta de Facebook donde, a modo de catársis, fijó su posición.
"Eran las 5,50 y yo estaba parada con mi moto en el semáforo de Juan de Garay y Urquiza esperando la luz verde del semáforo. Yo iba con mi mochila que la llevo puesta adelante, no en la espalda", comenzó su relato Gabriela ante El Litoral.
"En eso veo que se me pone a la par un hombre, en moto, y que me grita '¡dame la mochila'! Segundos después me empieza a tironear y como ve que no podía, entonces me saca una riñonera".
"Yo empecé a los gritos. Y como ví que estaba solo me bajé de la moto y me animé a pelearlo. No te vas a llevar lo que es mío, le decía mientras pedía auxilio.
"Se ve que mis gritos fueron fuertes porque enseguida un vecino se asomó por un balcón y comenzó a insultar al ladrón. Y enseguida otro vecino se sumó para defenderme. Entonces esta situación es como que descolocó al ladrón que decidió darse a la fuga. Se fue por Juan de Garay en dirección hacia el centro", precisó.
"Yo no sé de dónde saqué tanta fuerza. Pero por suerte tiré de la riñonera y la pude recuperar.
"Poco después los vecinos bajaron y me ayudaron. Uno de los vecinos encontró un destornillador y me preguntó si era mío. Obvio que no. Entonces caímos en la cuenta de que el ladrón estaba armado con eso. Lo usan como una chuza".
"Yo de los nervios no sentía nada. Intenté trabajar pero no pude porque empecé a sentir dolores. Como no podía trabajar me volví a mi casa. Eran las 9 de la mañana y yo seguía temblando del miedo. Lo único que hice fue ponerme a llorar hasta que me dormí".
No es la primera vez que Gabriela sufre los embates de la delincuencia.
En 2015 fue víctima de otro violento atraco donde no solo le robaron su moto sino que la revolcaron por el suelo y le fracturaron un tobillo.
Por aquel incidente Gabriela estuvo sin trabajar varios meses y "sobrevivió" económicamente gracias a la ayuda de distintas personas.
"Yo soy una persona de trabajo y a mí todo me cuesta. Este tipo casi se lleva mi celular que todavía lo estoy pagando, me faltan algunas cuotas. Es la segunda vez que casi pierdo todo y así no se puede seguir", concluyó resignada.