Sandra Verónica Vázquez es santotomesina, pero desde hace muchos años reside y trabaja en Rosario, donde cursó sus estudios y forjó su porvenir. A distancia y desde hace varios meses, viene luchando para defender los derechos de su padre, Fructuoso “Toto” Vázquez, cuya casa se encuentra usurpada.
El octogenario, quien en otras épocas fue un conocido entrenador de boxeo y ahora aquejan serios problemas de salud, debió mudarse a lo de su hija, dejando a su suerte su casa de calle Entre Ríos 4720, en el barrio Adelina Centro de Santo Tomé, bien al sur del distrito, en el límite con Sauce Viejo.
En el marco del conflicto, los intrusos dañaron el termotanque y el medidor de luz de la casa. Crédito: El Litoral
La casa en estos momentos está usurpada por una persona de la que Sandra desconoce su verdadera identidad, y los motivos por los que se encuentra habitando ilegalmente. Sólo sabe que el intruso se dedica a hacer “tatoos”.
Tragedia familiar
Ocurre que hace algo menos de seis años, con poquito tiempo de diferencia, “Toto” sufrió la doble pérdida de su hijo mayor, el ex pugilista Sandro Abel Vázquez -mucho más conocido en el ambiente boxístico como “El Gitano” o “El Tyson Blanco”- y de Julia, su esposa y compañera de toda una vida.
Sandro falleció el 31 de diciembre de 2017 en circunstancias dudosas todavía no del todo esclarecidas, y la mamá, que nunca se pudo recuperar de la angustia y el dolor causados por la muerte de su hijo, el 23 de mayo de 2018.
Los tres, Sandro y sus padres, vivían en la casa de Adelina Centro, por lo que lamentablemente “Toto” quedó solo.
Destino Rosario
En 2022, por los motivos de salud mencionados, su hija Sandra tomó la decisión de llevarse a su padre a vivir con ella a Rosario. Allí empezaron los problemas serios con el inmueble, los que se agravaron en 2023, tal como lo expuso la damnificada, que actúa en defensa de los derechos de su papá, porque él no puede hacerlo por sus propios medios.
La primera denuncia la hizo en la Subcomisaría Nº 16 de Santo Tomé el 16 de junio; luego en el Centro Territorial de Denuncias Nº 7 de la ciudad de Rosario (denuncia Nº 556/2023, el 4 de septiembre); y finalmente ante la Subsecretaría de Control Institucional del Ministerio de Seguridad de Santa Fe, el 6 de septiembre.
Faltantes y destrozos
Durante todo ese recorrido, Sandra ha explicado en repetidas ocasiones que cuando “Toto” se quedó solo y ella decidió llevárselo a Rosario, llegaron a un acuerdo de palabra con un sobrino (hijo de su hermano Sandro), para que vivan con su esposa y una hija menor de edad en la casa de calle Entre Ríos.
Le preocupaba dejar el inmueble a merced de algún intento de usurpación, por lo que puso como condición del préstamo que su padre pudiera ir y volver a Santo Tomé sin problemas, porque ese es su hogar.
Pero a “Toto” empezaron a faltarle cosas, como la billetera con el documento y algo de dinero, motivo por el cual Sandra debió confrontar con los ocupantes, mientras su papá se negaba a regresar a Santo Tomé debido a todos esos inconvenientes.
Desvalijada
Paralelamente, Sandra, que es abogada, procuradora y perito calígrafa, se enteró de otros hechos preocupantes. Entre ellos, que la vivienda era frecuentada por personas “con causas penales” (así lo denunció), o que a veces llegaban con un camión y cargaban un montón de cosas pertenecientes a su padre, de las cuales hasta ahora ignora el destino final.
Según su denuncia, la casa fue prácticamente desvalijada. Se llevaron “una mesa, seis sillas de caño y madera, dos camas de dos plazas y dos de una plaza, dos mesitas de luz de algarrobo, tres placares y un aire acondicionado”, enumera.
Carta documento
A través de una carta documento, los instó a que se vayan de la casa, pero no le hicieron caso, por lo que pidió el corte del servicio de energía eléctrica. Ahí sí se retiraron, no sin antes causar algunos destrozos: un termotanque quemado, el medidor de la luz roto y violentado el candado que ella hizo poner en la reja de entrada, todas estas situaciones constatadas policialmente.
Sin embargo, en lugar de los antiguos ocupantes quedó el denominado “tatuador” cuyo desalojo es el desesperado pedido de la hija del dueño que pretende recuperar la propiedad.
“Mi papá está vivo y por eso él tendría que tener la posesión del inmueble; acá el único perjudicado es él, porque la gente a la que nosotros dejamos a cargo de la casa metió a alguien con antecedentes delictivos dentro de la vivienda, que está usurpada por esa persona, que se dedica a hacer tatuajes y está enganchado de la luz”, confió Sandra a El Litoral, luego de respaldar con documentación el itinerario de esta puja que tiene a su padre como víctima de un despojo.
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