El acusado de asesinar a su vecino de un disparo la noche del pasado domingo, y de agredir con un machete a la esposa mientras intentaba socorrerlo, permanecerá en prisión preventiva. Así lo dispuso el juez Jorge Patrizi, quien dio por acreditada la posible autoría y realizó hincapié en la necesidad de que los testigos, todos vecinos de barrio Transporte, pudieran declarar sin presiones.
La fiscal de la Unidad de Homicidios Ana Laura Gioria imputó el pasado martes a César Gabriel Miranda (41) como autor del "homicidio calificado por el uso de arma de fuego" de Juan Domingo Aragó, y de las "lesiones leves" provocadas a la esposa del fallecido. Este jueves, la mujer asistió a la audiencia de medidas cautelares para expresar el gran temor que padece toda su familia.
Miranda, descrito como "un vecino que vive buscando problemas con todo el mundo", está representado por el defensor público Sebastián Amadeo, que se opuso a la pretensión fiscal tras considerar que la imposición de medidas alternativas a la prisión preventiva bastaría para asegurar la sujeción al proceso de su pupilo y evitar el entorpecimiento probatorio.
La esposa de Aragó, que llevaba 20 años en pareja con él, atestiguó de primera mano todo lo sucedido la noche del 10 de enero. Su marido se encontraba en la puerta de su casa, ubicada sobre Pasaje Público al 3100, cuando observó que Miranda, quien residía a la vuelta, estaba discutiendo con otro vecino. Al verlo, Miranda se acercó y lo increpó, preguntándole qué miraba, y "le buscó pelea" pero Aragó le dijo que se fuera.
Así lo hizo, y momentos después comenzaron a escuchar gritos y reconocieron las voces de la mujer y la hija mayor de Miranda. Decían "que nos metamos adentro, que César había ido a buscar un arma". Pero antes de que pudieran resguardarse de su vecino, este apareció en frente de su casa, arma en mano. Aragó le dijo que la soltara, "que se agarren a piñas si se la aguantaba", y recibió como respuesta dos disparos al piso.
Miranda comenzó a incitar a su vecino, hablando mal de su hija adolescente, para hacerlo reaccionar. Enfurecido, Aragó tomó un hierro del piso y se abalanzó sobre Miranda. "Se revolcaron a piñas en la calle" y ahí fue cuando "le disparó en el pecho a mi marido, que quedó tirado boca abajo".
El arma cayó al suelo, y según testigos fue recogida por la hija de 14 años de Miranda. Desarmado, el hombre corrió a su casa en busca de un machete.
Mientras la mujer intentaba socorrer a su marido, el atacante volvió al lugar y la golpeó en el hombro "de un machetazo". Afortunadamente le pegó con el canto y cuando intentó volver a agredirla fue detenido por un vecino, por lo que ella no resultó herida de gravedad.
Aragó fue trasladado al Hospital Iturraspe en la caja de la camioneta de un familiar, ya que la ambulancia demoraba demasiado y el hombre había sido atravesado por el disparo en el pecho. En el nosocomio constataron su fallecimiento, se estima que a causa de un shock hipovolémico.
Miranda intentó esconderse en la casa de una tía, que decidió no refugiarlo y dio aviso al 911 de que su sobrino rompió toda la ventana intentando ingresar a la vivienda. En horas de la madrugada del 11 de enero el personal policial que patrullaba la zona logró detenerlo cuando volvía a su casa alrededor de las 3.
La fiscalía cuenta con el testimonio de una mujer, que si bien no presenció el ataque aportó un dato esclarecedor con respecto al arma homicida. Esa misma noche, la hija de Miranda se presentó en su casa, con una toalla rosada entre las manos, pidiendo que la llevaran a "la villita". En un descuido, dejó caer el arma al suelo, y la mujer le pidió que se fuera.
Por los delitos imputados Miranda se enfrenta a una pena mínima de 10 años y 4 meses, y la fiscal Gioria no descartó la posibilidad de que se utilice una clasificación más severa. En cuanto a los riesgos procesales, aseguró que "pocas veces ocurre que haya tantas personas dispuestas a declarar" pero que tienen miedo, y en libertad el imputado podría entorpecer la investigación. Además, se refirió a que existe también el riesgo de fuga.
En cambio, para el defensor Amadeo, estos riesgos podrían disiparse con la imposición de medidas cautelares alternativas, tales como la restricción de contacto y de acercamiento a los testigos, y la prohibición de salir de la provincia.
En su resolución, el juez Patrizi dio por acreditada la atribución delictiva y la existencia de riesgos procesales que sólo la prisión preventiva puede disipar. También manifestó: "Si la muerte de Aragó se debió a estar mirando una discusión de Miranda con otra persona, en la que no tenía nada que ver, y por eso Miranda fue a recriminarle, creo que ese miedo de la esposa es contundente. Si por mirar te van a matar.. es complicado, sobre todo cuando estamos hablando de vecinos". "El temor de los vecinos también está presente, si discute con un vecino y mata a otro".