Marcelo, un hombre de 53 años, fue condenado a un año de prisión de ejecución condicional acusado de haber golpeado con un palo a un pastor de una iglesia evangélica, amenazarlo de muerte, y agredir a otras personas en tres episodios diferentes ocurridos en los últimos meses en Venado Tuerto.
En un proceso abreviado el sujeto aceptó la culpabilidad y al mismo tiempo tendrá que cumplir con una serie de reglas de conductas, caso contrario quedará tras las rejas.
Al parecer, la totalidad de los hechos violentos estuvieron marcados por “ruidos” que le generaban molestias al sentenciado y el mal estado de caminos.
Cuchillo en la panza
La primera denuncia fue radicada el 10 de julio de 2024. A Marcelo se lo acusa de haberse presentado en la planta de la empresa Syngenta Agro, en Ruta Nacional Nº 8 km 372, y solicitar hablar con un encargado para hacer un reclamo relacionado con roturas en el camino que provocarían los camiones de la multinacional. Fue atendido por dos empleados a quienes amedrentó y amenazó manifestando que iba a romper las instalaciones del lugar. Luego, sacó un cuchillo y lo apoyó sobre la panza de uno de los trabajadores.
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El segundo caso se registró el 11 de julio. Al parecer Marcelo robó una bicicleta de la iglesia ubicada en la intersección de calles López y Lascala. Su mujer al día siguiente se comunicó con el pastor para informarle de lo sucedido y lo convocó a la vivienda familiar para hacerle entrega del birrodado en cuestión.
Cuando estaban todos sentados en la mesa, el hombre saco un palo y comenzó a agredir al pastor Carlos Tejerina, además de amenazar con que iba a “matar a todos los que van a la iglesia”.
Mirá tambiénAsesinaron a una mujer de 22 años en barrio Punta NorteEn ese momento se estableció judicialmente una prohibición de acercamiento.
Disparos al aire
Por último, el 2 de septiembre aproximadamente las 8:30 hs, Marcelo se presentó en la entrada del predio donde funciona una chatarrería en Eterovich y Tucumán, y discutió con los empleados de la empresa, quienes se encontraban realizando trabajos de compactación. Los amedrentó exigiéndoles que paren las maquinas sino se pudría todo, para luego regresar con un arma de fuego, tipo escopeta, la que portaba sin la debida autorización legal, efectuando un disparo en dirección a donde se encontraban los trabajadores, sin provocarle lesiones.
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