Miércoles 29.5.2019
/Última actualización 16:31
“Hizo más de treinta denuncias. Las autoridades la ignoraron. De alguna forma, también la fueron matando de a poco”, se lamentó Eliana Sian, vecina y amiga de Verónica Ramírez, la mujer asesinada junto a su hija el pasado fin de semana, en barrio Punta Norte de la ciudad de Santa Fe. “Esa nena, Valentina, era como una sobrina para mí. Es terrible lo ocurrido. Se tiene que hacer justicia y estas cosas no pueden pasar más”, exigió.
Eliana tiene 25 años, estudia y trabaja. Vive junto a su abuela, de 84 años, en una vivienda lindera con la que pertenecía a las víctima. “Siempre se escuchaban ruidos fuertes, discusiones, peleas. Era algo normal, desgraciadamente. Se oía todo a través de la pared”, recuerda la joven.
‘Valen’ vivía con su papá. A su mamá la veía una vez por semana aproximadamente. Es que Verónica no contaba con los recursos necesarios como para recibirla. A veces, no tenía ni comida. Ella no contaba con trabajo. Nosotras la ayudábamos como podíamos, pero ella no aceptaba que nadie le regale nada. Le hacía compañía a mi abuela, le ayudaba con los mandados o a limpiar. También barría la cuneta”, contó la vecina.
“Verónica era muy humilde y trabajadora -agregó. Compraba cajones de limones en el Mercado de Productores y los traía a pie, en bolsas. Ella sola recorría como 5 kilómetros. Después los vendía casa por casa. Así se hacía de unos pesos. Su historia es muy triste. La relación con el hombre que la terminó matando fue siempre violenta. Ella quería salir de esa situación, pero no podía. No es tan fácil. Hay más de 30 denuncias hechas. Más de una vez ella se metía en mi casa para pedirme el teléfono y llamar a la policía, pero después venía el patrullero y él se iba caminando con total impunidad. Tiempo después, volvía y listo.
“Él tenía prohibido acercarse a ella, pero poco le importaba. Venía cuando quería. La gente a veces se pregunta cómo la mujer se lo permitió, pero no es tan simple, porque hay todo un proceso, violencia psicológica. La víctima termina siendo sumisa. El violento impone su poder. Más de una vez ella fue a visitar a su madre y al regresar se encontró con la casa destruida. Llegó un punto en que antes de ausentarse de la casa nos traía el televisor, que era lo único que le quedaba sano y le gustaba mucho a su hija. Le tenía miedo. Intentó dejarlo, pero este tipo siempre volvía y la presionaba, la golpeaba. Cada dos por tres andaba con el ojo negro”, relató Eliana.
“El viernes 24 cenamos juntas por última vez. Charlamos y volvimos a pedirle que lo abandone, pero ella le tenía terror. Llegó a decir ‘es lo que me toca’ y ‘no tengo otra cosa’. Ella fue muy ignorada. Todo el mundo sabía lo que pasaba y nadie hizo nada. Encima, ‘Valen’ también lo sufrió. Quería mucho a esa nena. Ella siempre sacaba lo bueno de todo. Era amable y educada. Hacía sola las cosas de la escuela, de manera muy prolija. En abril fue su cumple y le hicimos una torta para festejar. No puedo creer lo que pasó. Es necesario que se haga justicia y también que las demás mujeres que pasan por estas cosas sean escuchadas, que se les den respuestas. No debemos resignarnos a que sigan ocurriendo estas cosas”, disparó.
Verónica Ramírez y su hija Valentina fueron atacadas a puñaladas durante la mañana del pasado domingo en su vivienda de calle Azopardo al 10.400. Ambas ya estaban muertas cuando llegaron a la escena los móviles policiales. El agresor había escapado y permaneció prófugo hasta la noche de este lunes, cuando se presentó solo en la comisaría 10a. “Vengo a entregarme. Soy el autor del doble crimen”, les dijo a los uniformados, que le pusieron las esposas apenas salieron de su sorpresa. Se trata de Hugo Daniel B., quien era pareja de la mujer asesinada.