"Sólo pido un poco de compasión y empatía" dice Analía Thomson, una víctima de violencia de género que fue desalojada el pasado lunes y desde entonces reclama por un lugar al que poder mudarse junto a sus hijos.
Se quedó sin un lugar para vivir, por lo que sus hijos deben permanecer con el padre, a quien ella denunció en varias oportunidades.
"Sólo pido un poco de compasión y empatía" dice Analía Thomson, una víctima de violencia de género que fue desalojada el pasado lunes y desde entonces reclama por un lugar al que poder mudarse junto a sus hijos.
Tiene 45 años, y dos hijos adolescentes que, desde que debió abandonar el lugar que alquilaba, están en la casa de su padre. "Viven con el maltratador", señala Analía, que a lo largo de los años ha radicado numerosas denuncias en contra de su ex pareja y hasta cuenta con un botón antipánico.
Si bien logró separarse hace algunos años, dice que la violencia continuó con situaciones de acoso e incluso golpes. Ahora, su ex dejó de pagar el alquiler del lugar en el que ella y sus hijos vivían, algo que estaba acordado como parte de la manutención, y fue desalojada.
Permaneció varios días a la intemperie frente a la Casa de Gobierno, instalada en la Plaza 25 de Mayo mientras sus pertenencias y su salud se deterioraba bajo la lluvia. Reclama que le faciliten el acceso a una casa en la que vivir, ya que no cuenta con recibo de sueldo y se le hace imposible alquilar: "Yo no quiero que me regalen nada, sólo quiero poder estar con mis hijos".
"Desde 2006 que estoy inscripta en Hábitat y me he comunicado con políticos de todos los partidos y con funcionarios, pero parece que hacen oídos sordos", apunta. A través de una publicación en Facebook, que comenzó a circular esta semana, su situación se empezó a conocer y logró conseguir dónde tirar su colchón para poder dormir, de manera improvisada, dentro de la peluquería de una familia que le ofreció ayuda.
Advierte que, así como muchas personas se solidarizaron con ella, también recibió mensajes de muchos hombres que le hacen propuestas indecentes. "Dan asco los que se quieren aprovechar de esta situación, que creen que porque estoy en la calle voy a dejar que me hagan lo que quieran".
"Necesito encontrar un techo, un lugar para irme con mis hijos y llevarme mis cosas, nada más. Les pido compasión, que no sea todo política, que se hagan realidad las cosas que proponen y que la ayuda sea concreta", señala, "porque es muy fácil pedirnos que denunciemos cuando estamos atravesando violencia de género, pero eso no puede quedar ahí, necesitamos ayuda para salir. Si no, la única opción que te queda es volver con el maltratador, y yo no quiero hacer eso".