Eduardo Sánchez tiene 28 años, es guardiacárcel y vive con su esposa y su pequeña hija en barrio Loyola de la ciudad de Santa Fe. "Laburo como loco para salir adelante y poder conseguir las cosas que necesita mi familia", asegura. Cumple funciones en la cárcel de Piñero, en el sur de la provincia. Días atrás, delincuentes le asestaron un duro golpe, al arrebatarle su automóvil, que terminó totalmente destruido.
Todo ocurrió el pasado domingo 21, en horas de la madrugada. "Eran las 2 cuando llegamos a casa de una cena familiar y dejé el vehículo afuera, en la calle. Ese día teníamos otro compromiso y no lo guardé. Antes de dormir me tomé unos mates. Nos levantamos cerca de las 8 y fue mi mujer la que notó que el auto había desaparecido. Nos desesperamos", contó Eduardo.
Se trataba de un VW Senda modelo 93. Era "viejito", pero estaba en muy buenas condiciones. Su dueño lo cuidaba. Se lo había comprado a su hermano cuatro años atrás.
Eduardo llamó a la Central de Emergencias 911 y llenó las redes sociales con mensajes para pedir ayuda. También fue a la comisaría de la jurisdicción, la Sub 10a de barrio Los Troncos.
Con el correr de las horas, apareció un dato clave. Alguien le decía que el rodado estaba debajo del puente de barrio San Agustín II.
Un familiar llevó a Eduardo hasta el punto indicado y efectivamente encontraron allí su automóvil. Los ladrones le habían sacado las cuatro ruedas y prácticamente lo habían desguazado antes de prenderle fuego.
"Trato de no pensar. Siento mucha indignación. Me 'mato' a diario para poder tener lo que tengo y esta gente te hace un desastre en un minuto. Estamos muy mal como sociedad para hacer este tipo de cosas", concluyó la víctima.