Rosario: bajaron los homicidios, pero creció la amenaza narco
Las estadísticas muestran que en el primer trimestre descendió en forma abrupta la cantidad de crímenes. Pero esa disminución quedó opacada por amenazas, extorsiones y asesinatos de taxistas y colectiveros, que derivaron en paros de transporte y calles desiertas, que hicieron recordar la pandemia de hace 4 años.
El disparo contra edificios públicos, una postal que se repitió en los últimos meses en el sur santafesino. Foto: Marcelo Manera
El departamento Rosario, con su ciudad principal a la cabeza, desde hace muchos años está en el centro de la escena nacional por sus altos índices de inseguridad. Hace más de una década comenzó una espiral de violencia y crímenes que no se detiene. En algunos momentos, se registraron una seguidilla de homicidios que tuvieron eco en medios porteños (mal llamado nacionales) que bajaron hasta la Cuna de la Bandera para buscar explicaciones, mostrar una ciudad casi maldita o –los más osados– intentar brindar soluciones.
En base a datos propios se llevan registrados 34 crímenes en los primeros 3 meses del año en el departamento más importante del sur provincial (17 en enero, 7 en febrero y 10 en marzo), casi un 60% menos que a esta misma altura del año pasado, cuando se habían cometido 80 (26 en enero, 32 en febrero y 22 en marzo).
¿Esa disminución es motivo de festejo? No, mientras haya una sola persona asesinada, habrá allegados y allegadas a la víctima, que también los serán, despidiendo un ser querido, señalando culpables, buscando respuestas y reclamando justicia.
¿Es un dato alentador que hayan bajado casi un 60% los crímenes en el departamento Rosario? Puede ser. Hay que esperar un poco más para hacer ese tipo de análisis.
Mientras tanto, entre enero y marzo, 34 personas fueron asesinadas en distintos hechos, muchos de ellos de extrema violencia.
La escena de un crimen en Rosario. Crédito: Marcelo Manera
Las crónicas periodísticas reflejan en las últimas semanas que hubo 4 asesinatos en menos de 96 horas: dos taxistas, un colectivero y un trabajador de una estación de servicios. En varios de esos hechos, además se dejaron notas amenazantes, con mensajes intimidatorios. Esa escalada de violencia derivó en paros de transporte y cierre de estaciones de servicio, que dejaron a la ciudad más importante del sur santafesino desolada, con sus habitantes respirando miedo.
Como respuesta a esta saga, llegaron a la ciudad de Rosario personal de distintas fuerzas federales, junto a vehículos de mediano y gran porte (camionetas, camiones, tanquetas, buques para patrullar las aguas del río Paraná y hasta 3 helicópteros).
Pero no es la primera vez que ocurren varios hechos en forma consecutiva, o que tienen a inocentes como víctimas de esta saga prácticamente interminable de violencia, balaceras y muerte. Como tampoco es la primera vez que llegan a la ciudad fuerzas federales de refuerzo, que –vale aclarar– son sacadas de otro punto del país, que de esta manera queda más desprotegido.
Los refuerzos de Gendarmería ya arribaron a la ciudad de Rosario. Crédito: Marcelo Manera
Otras muertes
La violencia también se vio reflejada en los meses anteriores, con múltiples hechos que incluyeron amenazas a funcionarios públicos, ataques a tiros en distintos lugares de la ciudad, decenas de heridos y muertos.
En 2023 se produjeron un total de 258 crímenes en el departamento más importante del sur provincial. Fue el segundo en cantidad de asesinatos desde 2014, cuando se implementó en nuevo sistema penal que además fue el inicio de la Fiscalía General que depende del Ministerio Público de la Acusación. Las cifras en estos 10 años solo fueron superadas en 2022, llamado ‘el año más violento de la historia del departamento Rosario’ cuando se registraron 291.
Cabe aclarar que en 2013 –año previo a la implementación del nuevo sistema y del registro estadístico– hubo 271 crímenes en todo el departamento (264 en la ciudad de Rosario).
De los 258 asesinatos de 2023, hubo al menos 2 que resonaron en todo el país y que tienen bastantes coincidencias con los cometidos en los últimos tiempos.
Uno fue el de Lorenzo ‘Jimi’ Altamirano, quien fue asesinado a metros de uno de los ingresos al estadio del Club Newell’s Old Boys, en el parque Independencia.
En la noche del miércoles 1° de febrero de 2023, unos disparos sorprendieron a quienes estaban en la zona de parrilleros del Club Newell’s Old Boys, en un sector del parque Independencia, a metros del estadio de fútbol ‘Marcelo Bielsa’.
La ministra Bullrich acompañó el desembarco de fuerzas federales.
En un primer momento se conoció que la víctima había sido baleada en la calle, frente a una de las puertas de ingreso al predio, en un claro mensaje sicario.
Pero con el correr de las horas y los días, se fueron conociendo otros detalles que erizaron la piel a más de uno. La víctima tenía 28 años, fue identificada como Lorenzo Altamirano, más conocido como Jimi. Tocaba el bajo en varias bandas de punk rock, y se ganaba unos mangos como malabarista callejero. Nada tenía que ver con el mundo del fútbol y menos con las distintas facciones de la barrabrava de Newell’s.
Y otro hecho escalofriante fue la muerte de Máximo Geres, un niño de 11 años que fue asesinado en la madrugada del domingo 5 de marzo del año pasado, en inmediaciones de Cabal al 1300 bis, en la zona del asentamiento Los Pumitas, que forma parte de barrio Empalme Graneros.
A esa hora, varias personas pasaron en un auto y atacaron a tiros a un grupo que estaba en la esquina de Cabal y pasaje San José. Otra versión señala que el ataque a tiros se dio entre dos grupos, que primero discutieron en forma verbal. Y una tercera indica que el atacante fue un solitario pistolero que pasó y sin decir nada, comenzó a disparar.
Como consecuencia de los disparos, al menos 4 menores que estaban volviendo a sus casas con algunos adultos, resultaron heridos.
Los cuatro fueron trasladados al hospital de niños Zona Norte, ubicado a metros del parque Alem. Máximo Geres, de 11 años, llegó sin signos vitales y pese a las tareas de resucitación cardio pulmonar, falleció como consecuencia de un disparo en el pecho.
Poco más de 24 horas después, pasado el mediodía del lunes 6, luego del velatorio y entierro de Máximo, casi un centenar de personas incendió una moto y derribó al menos 3 viviendas que fueron apuntadas como lugares de venta de droga (búnker), en una pueblada que fue transmitida a todo el país porque las cámaras de los canales de televisión porteño llegaron a la ciudad a cubrir el crimen del niño.
Avanzan las investigaciones que derivan en allanamientos.
Femicidios, parricidios, crímenes
En los primeros minutos del sábado 6 de enero de este año falleció una mujer que había llegado pocos minutos antes al policlínico San Martín, ubicado en barrio Belgrano, al noroeste de Rosario, con varias heridas de arma blanca. En un primer momento se dijo que había sido atacada en el marco de una pelea en una vivienda, pero horas más tarde, el caso dio un giro y pasó a ser caratulado como ‘femicidio vinculado’.
En un primer momento, se conoció que poco antes de la medianoche del viernes 5, se generó una discusión entre varias personas en una vivienda ubicada en inmediaciones de French al 6400, de barrio Empalme Graneros. Entre esas personas estaba Eugenia Estefanía Toloza, de 31 años. Se presume que la víctima estaba con varias personas, entre ellas la pareja compuesta por María Laura L. y Alejandro G.
En el marco de esa pelea, la pareja agredió Eugenia con armas blancas. La mujer recibió varias puñaladas en distintas partes del cuerpo y quedó tendida en el piso, gravemente herida, mientras que la pareja agresora se dio a la fuga.
En tanto, un vecino cargó a la mujer en un auto y la llevó a toda velocidad hasta el policlínico San Martín, ubicado unas 20 cuadras al oeste, donde ingresó cerca de la medianoche. Fue atendida en la sala de guardia del nosocomio por múltiples heridas en la región para umbilical (estómago, y alrededores del ombligo), pero alrededor de las 0:15 del sábado 6 falleció debido a complicaciones en su cuadro clínico.
Horas después, la pareja fue detenida. Y el martes 9, ambos fueron imputados por ‘homicidio calificado por violencia de género’, ya que Toloza era la hija de la ex pareja del hombre arrestado.
Voceros judiciales aclararon que como la víctima era hija de la expareja de Alejandro G., su asesinato se cataloga como un “femicidio vinculado”, un tipo de crimen contemplado en el inciso 12 del Código Penal. También señalaron que ambos fueron imputados por el delito “en carácter de co-autores en grado consumado”.
Otro femicidio
En los primeros minutos del jueves 22 de febrero, Ayelén Emilce Angélica De Marco, de 32 años, fue hallada en una vivienda ubicada en Gutiérrez al 1900, casi esquina Vuelta de Obligado, a metros de bulevar Oroño, con un disparo en el cráneo.
Personal policial había llegado al lugar tras recibir un llamado al 911 donde se denunciaba que se había producido un robo y que también se había escuchado un disparo.
Según voceros de la investigación, una mujer contó que habían robado una bicicleta tipo playera de color gris, que estaba en el patio delantero de su casa y que el disparo lo había escuchado en una casa ubicada a los pocos metros, en la cual reside su hijo.
La fiscal en turno de la Unidad de Homicidios Dolosos, Gisela Paolicelli, dispuso que el cuerpo de Ayelén sea trasladado al Instituto Médico Legal (IML), para ser sometido a autopsia.
Además, pidió que personal del gabinete criminalístico y de la división homicidios de la Policía de Investigaciones (PDI) realice una inspección de la escena del hecho, levantamiento de rastros, pericias fotográficas, y toma de testimonios a familiares de la víctima y vecinos de la zona.
En base a distintos testimonios, se libró una orden de aprehensión de un hombre, identificado como Milton Alejandro E., ex pareja de la mujer, que fue detenido unas horas después en calle Magallanes al 1800, de barrio La Rana, ubicado al noroeste de Villa Gobernador Gálvez, a pocas cuadras del arroyo Saladillo (límite entre Rosario y Villa Gobernador Gálvez).
Además, se secuestró una pistola calibre 9 milímetros marca Bersa Thunder.
Doble crimen en Tablada
En la noche del martes 13 de febrero, dos personas que estaban en el interior de un automóvil Fiat Siena que está registrado como servicio de taxi en la ciudad de San Lorenzo (ubicada 20 kilómetros al norte de Rosario), en inmediaciones de Chacabuco y Dr. Riva, en barrio Tablada, al sur de Rosario, fueron asesinadas en el marco de un confuso y sangriento episodio.
El taxi fue encontrado por personal policial con el motor en marcha y en su interior, había dos personas sin vida.
El conductor del vehículo fue identificado como José Luis Assale, de 63 años, mientras que el otro ocupante del rodado, que estaba en el asiento trasero, estuvo varias horas sin poder ser identificado, hasta que finalmente se supo que se trataba de Carlos Uriel Acosta, de 21 años.
El fiscal en turno de la Unidad de Homicidios Dolosos, Matías Edery, ordenó al personal del gabinete criminalístico y de la división homicidios de la PDI que realice diversas pericias en el lugar donde se produjo el doble crimen, donde se recogieron al menos 12 vainas servidas, calibre 40, que fueron enviadas a peritar.
En la calle donde se produjo el doble homicidio no había luz, por lo que los investigadores no descartaban que el ataque haya tenido como destinatario a uno de los ocupantes del auto y que el restante haya sido una víctima colateral.
Doble crimen en el sur
Cerca del mediodía del viernes 19 de enero, dos personas fueron atacadas a tiros cuando estaban en una vivienda ubicada en pasaje Spiro al 300 bis, de barrio Villa Manuelita, entre barrio Tablada y avenida de Circunvalación, un sector prácticamente olvidado del municipio, con varias calles de tierra, residuos en veredas, zanjas a cielo abierto y escasa iluminación.
A esa hora ingresaron en el sistema 911 varios llamados telefónicos, alertando sobre una supuesta discusión en una casa ubicada en el fondo de un pasillo. Ante esto, un rato más tarde fueron hasta el lugar varios patrulleros.
Antes de ingresar, los uniformados se encontraron con varias personas, entre ellas un joven que dijo haber hallado a su madre sin vida en el interior de su casa. Cuando entraron, los policías encontraron el cuerpo de Ana María Martínez, de 42 años, con varias heridas en el cuerpo.
A los pocos metros de la víctima fatal estaba tendido en el piso un hombre, Juan Ramón Flores (49 años), con heridas en distintas partes del cuerpo, entre ellas el cráneo, por lo que fue trasladado en ambulancia hasta el hospital de emergencias, donde falleció en la mañana del lunes 22.
En su momento, voceros judiciales señalaron que el cuerpo de la mujer presentaba “signos de violencia” y que en principio tenía al menos dos heridas de arma blanca, aunque la autopsia determinó que en realidad eran heridas de arma de fuego.
Parricidio en barrio Acindar
El caso más espeluznante del primer mes del año se dio en una vivienda ubicada en barrio Acindar, al sudoeste de la ciudad de Rosario. Lo que al comienzo se describió como un doble crimen por el cual el principal sospechoso era el hijo de una de las víctimas, que estuvo prófugo casi 48 horas, se convirtió en un hecho aberrante, pensado hasta las últimas instancias con una frialdad más cercana a la literatura de suspenso que a la vida real.
Según reveló el fiscal Alejandro Ferlazzo en la audiencia imputativa celebrada en el Centro de Justicia Penal de Rosario, un ex integrante de Prefectura, Mauricio Marionsini, de 33 años, ejecutó un plan macabro en la vivienda que pertenecía a su madre, ubicada en la planta baja de un inmueble de dos plantes, de calle Vera Mujica, entre Fragata Sarmiento y Comodoro Rivadavia.
Según relató el fiscal, Marionsini esperó pacientemente que su madre cerrara el almacén que tenía y atendía, ubicado en una de las habitaciones de su casa. Él estaba sentado en el comedor de la vivienda y alrededor de las 3 AM del domingo 20, cuando su madre –identificada como Tamara Marionsini– apagó la luz del local comercial e ingresó en la habitación contigua, la atacó en forma imprevista con un cuchillo tipo carnicero, con mango blanco y hoja con filo y punta.
“Le asestó puñaladas en distintas partes del cuerpo, con intención de provocar su fallecimiento”, remarcó en su momento el fiscal. Con la mujer tendida en el piso, gravemente herida, el hombre fue corriendo al dormitorio ubicado a escasos metros del comedor, donde se encontraba durmiendo Silvio Martini, pareja de Tamara. “Allí lo apuñaló en momentos en que éste se encontraba indefenso, sobre la cama”, continuó relatando.
En la seguidilla de una demencial secuencia, Mauricio volvió al sector donde estaba tirada su madre y continuó apuñalándola con el arma blanca en distintas partes del cuerpo, y efectuándole golpes. Instantes después la arrastró desde la zona del almacén hasta el comedor, y la dejó en el piso. “Estaba herida pero todavía con signos vitales”, aclaró el fiscal.
“Seguidamente, volvió a dirigirse hacia Silvio Martini, que había logrado arrastrarse –herido– desde su cama hasta la zona del comedor y allí continuó apuñalándolo en distintas partes del cuerpo”, agregó.
“A continuación, aún con ambas víctimas con vida, tomó un elemento y se dirigió hacia su madre, realizando maniobras en la zona de rostro-cuello, logrando su fallecimiento. Luego, realizó la misma maniobra con Silvio Martini provocando su fallecimiento”, aseveró el fiscal.
El resultado de las autopsias determinó que Silvio Martini falleció por lesión vascular cervical y pulmonar izquierda grave por arma blanca, y Tamara Marionsini por lesión vascular cervical y pulmonar graves por arma blanca.
“Después de lograr el fallecimiento de su madre y de la pareja, tomó dinero de la caja registradora del almacén, lo contó arriba de la mesa del comedor y lo sustrajo”, mencionó Ferlazzo, quien contó además que también se llevó los teléfonos celulares de Tamara y de Silvio. Todo quedó filmado en las cámaras de seguridad ubicadas en el interior de la vivienda.
Con frialdad, fue a cambiarse de ropas en su casa, ubicada en la planta alta del inmueble, a la que se accedía por una escalera que está en el frente de la vivienda. Luego, bajó y comenzó con tareas de limpieza de sangre y ocultamiento de los cuerpos, ya sin vida. “Tomó dos bolsas de nylon negras (de las que se utilizan en construcciones), y trasladó a su madre al sector trasero del almacén. Respecto del cuerpo de Silvio Martini, lo ubicó encima de una de esas bolsas, y lo arrastró cruzando el patio trasero de la vivienda, sector donde existe un jardín y una pileta, y lo depositó en un cuarto allí existente”, comentó.
Siguió con las tareas de limpieza de sangre de todos los ambientes, e ingresó sábanas y ropa con sangre en el lavarropas ubicado en el patio de la vivienda. Dejó pasar un poco de tiempo y mandó mensajes a los empleados del almacén de su madre, haciéndose pasar por ella, diciéndoles que no vayan a abrir el negocio en la mañana del domingo.
Y las 18:50 aproximadamente, luego de un llamado a la central 911 por las sospechas que generaba la ausencia de Tamara en el barrio (y que el almacén estaba cerrado), se hizo presente personal policial, que, con ayuda de una vecina, ingresó al domicilio y constató la presencia de los dos cuerpos sin vida.
Mauricio Marionsini no se había retirado todavía. Al ver llegar a los uniformados, se trepó por el tapial que da al sector trasero del domicilio de su madre, y se dio a la fuga por un pasillo que tiene salida a calle Comodoro Rivadavia.
Fue buscado desde ese momento e incluso se difundió su rostro y fisonomía por distintos medios de prensa. Finalmente, en la tarde del martes 23, la policía lo detuvo en una plazoleta ubicada a metros de la terminal de ómnibus, tras recibir un llamado telefónico de una persona que lo reconoció, mientras iba en colectivo del transporte urbano de pasajeros.
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