El recorrido por El Calafate incluyó también la visita a la Estancia 25 de Mayo. No sólo conocimos más de la historia de la región, sino que vinimos con un recetario campestre bajo el brazo: un café sabroso, unas cebollas con cordero y un licor de hierbas para degustar.
Así fue desde que entramos en la Estancia 25 de Mayo, una edificación que ha decir de quienes conocen el crecimiento de El Calafate "la vida aquí se ha desarrollado alrededor de la Estancia".
A medida que iba transcurriendo la tarde y conocíamos un poco más de los pormenores de otras épocas pudimos saber el verdadero fundamento de aquella frase; sin lugar a dudas, esta estancia fue en los comienzos del siglo uno de los grandes establecimientos que permitieron con su actividad lanar forjar parte del creimiento del incipiente pueblo de El Calafate.
El verde del camino invita a quedarse en cualquier lugar, pero cuando arribamos a la Estancia, una gran ronda se había formado alrededor del fogón y nos estaban esperando. En la vuelta había españoles, alemanes, orientales y argentinos que escuchaban las palabras de ...... la charla transcurria tranquila, mientras vaso en mano para apagar el calor bebíamos unas limonadas preparadas con limones caseros y un toque de menta, que luego fue reemplazada por rondas de mate con tortas fritas.
Esquila y brasa
La historia de la lana y de su potencial es un tema que en esta región conforma lamentablemente parte del pasado. Pocas estancias continúan dedicándose a esta actividad que fue durante años el centro. Hoy sólo quedan vestigios de las épocas doradas y algunos gauchos que lo recuerdan. Pero la historia continúa manteniéndose viva y se recrea y así fue que pudimos ver no sólo el arreo con perros de las ovejas al corral, sino que tuvimos una excelente demostración de una esquila artesanal a tijeras. El trabajo actual es mecanizado pero sigue el mismo método neozelandés del gaucho agachado anulando las cuatro patas de la oveja entre sus piernas para que sea más fácil manipularla. Supimos además que esta posición es la que hace que el gaucho tenga una muy corta vida útil como esquilador; pasado los 40 años es muy difícil que pueda seguir activo.
Poco menos de 15' y la oveja estaba totalmente pelada. Tiempo ideal para que volviéramos a nuestra ronda y bajo amenaza de que quien no tomaba café no comía cordero, nos dispusimos sin saber que tomaríamos un verdadero café carretero de entonces. Aquí va la primera receta: poner la pava con agua a calentar sobre las brasas. Una vez que está por hervir colocar café molido y retirar del fuego. Luego tomar un tazón de cerámica con mucha azúcar rubia, colocar dentro brasas y dejar que se caramelicen, una vez realizado este proceso colocar las brasas en la pava y dejar reposar 5'. Después podrá degustar un verdero café carretero.
La receta viene viajando desde hace años y su explcación es que este café lo preparaban los viajantes que llevaban en carreta la lana hasta el puerto para comercializarla. El trayecto podái demorar más de 30 dias y había que llevar lo menos posible: café molido y azúcar. Las brasas sirven de filtro (que no se llevaba) para que la borra del café quede en el fondo y al estar caramelizadas no sólo endulzan sino que le otorgan al mismo un exquisito sabor ahumado: vale probarlo.
Otra parada gourmet
Mientras terminamos de conocer la historia de la esquila, anduvimos por los recovecos de la Estancia que desde hace un par de años se dedica en gran parte al turismo. Allí hicimos un parate junto al río y degustamos un vino tinto con un cordero confitado (receta que me guardo para el final) pero que nos vino ideal para abrir el apetito con miras a la cena que nos estaba esperando, no sin antes realizar un extenso recorrido por la huerta donde se cosechan todas las verduras de hojas y especias que pueden degustarse a lo largo de la visita. Algo único de aromas y colores.
Terminando el día
Mientras ecuchábamos a los guías traducir en idiomas completamente distintos, disfrutamos de un video multimedial que resumía entre imágenes y textos la historia de El Calafate y su pasado. Al salir de allí la noche nos sorprendió caminando entre la frondosa arboleda del casco de Estancia. Casa de chapa y madera, materiales fáciles de transportar en la época nos acercaban al comienzo de siglo. Mientras comenzaban a silenciarse los alrededores nos encaminamos hacia el fogón, donde el cordero patagónico a la estaca y otros cortes de carne junto con ensaladas de la huerta nos esperaban para culminar una jornada de campo inolvidable.
Cordero confitado
La receta es muy sencilla y la carne de cordero puede ser reemplazada por otros cortes.
Carne asada o dorada; cebollas y vino tinto. Algunas especias.
Cortar la carne en tiras muy finas y reservar. Dorar las cebollas y colocar un litro de vino tinto. Cuando comienza el hervor colocar el cordero. Dejar que reduzca lentamente. Salpimentar o colocar las especies a gusto. Dejar enfriar y servir con pan tostado.
Para anotar:
Los años convirtieron a este casco, en un lugar casi céntrico, dado que el desarrollo de la Villa le fue llegando cerca, lo que la hace una Estancia muy accesible si no se posee vehículo propio
La visita se puede realizar tanto por la mañana (con almuerzo) como por la tarde (con cena). Lo único no incluído en el costo de la visita es la bebida.
Si lo desea puede realizar sus reservas con anticipación a reservas@estancia25demayo.com.ar dado que muchas veces los contingentes colman la capacidad de visitas.
Agradecimientos: a Mariana Larroquet y al personal de DBD Ideas Turísticas Bs As y a todo el personal de la Estancia 25 de Mayo por la excelente atención.