Según la nutricionista Pilar Lombardo – MAT 1694-, el ayuno intermitente es un modelo alimentario que se basa en dividir las ingestas de comida en un período de “donde no se consume nada, y una ventana en la que se permite la alimentación”.
La clave es la elección del momento para ingerir alimentos, sin necesidad de restringir calorías. Implica un periodo de abstinencia y otro para comer.
Según la nutricionista Pilar Lombardo – MAT 1694-, el ayuno intermitente es un modelo alimentario que se basa en dividir las ingestas de comida en un período de “donde no se consume nada, y una ventana en la que se permite la alimentación”.
A diferencia de las dietas tradicionales que restringen alimentos y buscan reducir calorías, en esta práctica, lo importante es elegir cuándo se consumen los alimentos, sin necesariamente limitar las calorías.
Existen varios tipos de ayuno intermitente. El más común es el de 16/8, que implica 16 horas de ayuno y 8 horas para comer. Otros métodos incluyen ayunar dos días completos a la semana, hacer un ayuno de 12 horas, o incluso un solo día de ayuno a la semana, todo esto dependiendo de los objetivos personales.
En los últimos años, el ayuno intermitente ha ganado notoriedad como una estrategia para controlar el peso y mejorar la salud metabólica. A menudo, se desconoce que esta práctica conlleva beneficios significativos para la salud.
Por este motivo, la profesional explicó que la ingesta frecuente de alimentos ricos en carbohidratos conduce a la conversión de estos en azúcar en la sangre, que requiere la acción de la insulina para ser utilizada por las células. Sin embargo, cuando estos se consumen en exceso y de manera constante, se produce una liberación excesiva de insulina, que no se aprovecha eficazmente en el cuerpo.
Entre los puntos que destaca Lombardo, el ayuno intermitente facilita la absorción del azúcar por las células. Además, al reducir la liberación de insulina, promueve la utilización de las reservas de grasa acumuladas en el cuerpo.
A su vez, estimula la producción de la hormona del crecimiento, la cual favorece el desarrollo de una mayor masa muscular y la reducción de la masa grasa corporal. Esto se torna significativo a medida que envejecemos, ya que la producción de esta hormona tiende a disminuir con el paso tiempo.
Finalmente, la nutricionista señaló que tiene un impacto positivo en el perfil lipídico del organismo, incluyendo la reducción de los niveles de triglicéridos y colesterol, y la mejora de la presión arterial.
Sin embargo, Lombardo enfatizó que no se debe subestimar la importancia de qué se come durante la ventana de alimentación. A la hora de implementar esta práctica, es importante considerar lo que comemos.
En este sentido, comentó que "la idea es organizar el horario y la forma en que rompemos el ayuno. Es importante que el desayuno no sea alto en carbohidratos, para evitar picos de insulina".
Y aseguró que “durante el periodo de ayuno está permitida cualquier bebida que no genere liberación de energía, como el café sin agregado de azúcar, mate, agua y muchos también recomiendan el caldo de huesos”.
Para lograr la recuperación de los músculos después de la actividad física, la nutricionista recomienda alimentos ricos en proteínas, como huevos, queso, leche, yogur, ricota, jamón natural o humus de garbanzos, para romper el período de ayuno. También otros que aporten grasas saludables, como palta, frutos secos o pasta de semillas.
A tener en cuenta
El ayuno intermitente no se recomienda en casos de insuficiencia médica, embarazo, lactancia, trastornos de la conducta alimentaria, bajo peso o amenorrea, ya que puede ser contraproducente. Está indicado para personas con sobrepeso, obesidad, resistencia a la insulina y problemas, por lo que es fundamental consultar con un profesional antes de empezar a practicarlo.