Cada 30 de mayo se celebra el Día Mundial de la Esclerosis Múltiple, una fecha establecida por la Federación Internacional de Esclerosis Múltiple (MSIF) para sensibilizar sobre esta enfermedad crónica que afecta el sistema nervioso central.
Actualmente, 2.9 millones de personas en todo el mundo viven con esta condición, y cada cinco minutos una persona es diagnosticada.
Cada 30 de mayo se celebra el Día Mundial de la Esclerosis Múltiple, una fecha establecida por la Federación Internacional de Esclerosis Múltiple (MSIF) para sensibilizar sobre esta enfermedad crónica que afecta el sistema nervioso central.
La esclerosis múltiple es una enfermedad desmielinizante inflamatoria que provoca daños en la mielina, la capa protectora que recubre las fibras nerviosas. Este deterioro afecta la transmisión de los impulsos nerviosos, resultando en una serie de síntomas debilitantes.
La enfermedad se manifiesta con una variedad de síntomas que pueden incluir visión borrosa, debilidad en las extremidades, sensación de hormigueo, inestabilidad, trastornos esfinterianos, dificultades cognitivas y fatiga. Actualmente, 2.9 millones de personas en todo el mundo viven con esta condición, y cada cinco minutos una persona es diagnosticada con esclerosis múltiple, mayormente entre los 20 y 40 años. Es notable que la enfermedad afecta de dos a tres veces más a mujeres que a hombres.
El lema del Día Mundial de la Esclerosis Múltiple para 2024-2025 se centra en el diagnóstico, un tema crucial en los últimos diez años. La evidencia científica ha demostrado que un diagnóstico y tratamiento tempranos tienen un impacto significativo en el pronóstico de la enfermedad a largo plazo. El Dr. Guido Vázquez, neurólogo y neuroinmunólogo del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro - INECO, subrayó la importancia de prestar atención a los síntomas y buscar una evaluación neurológica pronta. "El diagnóstico temprano y el inicio de un tratamiento adecuado pueden modificar el curso evolutivo de la esclerosis múltiple", afirma el Dr. Vázquez.
El diagnóstico de la esclerosis múltiple es principalmente clínico y se basa en la identificación de síntomas característicos. Además de la evaluación neurológica, se pueden utilizar estudios complementarios como resonancias magnéticas, análisis de sangre, análisis de líquido cefalorraquídeo y potenciales evocados. Estas pruebas ayudan a confirmar el diagnóstico y a descartar otras condiciones que podrían presentar síntomas similares.
Aunque no existe una cura para la esclerosis múltiple, existen tratamientos que pueden reducir la frecuencia y gravedad de las recaídas, retardar la progresión de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Se trabaja con terapias modificadoras de la enfermedad que deben iniciarse lo antes posible. Además, se pueden utilizar esteroides a corto plazo para tratar las recaídas y otros medicamentos para controlar síntomas específicos como la fatiga, la rigidez muscular, la depresión y los problemas urinarios o sexuales.
Los síntomas de la esclerosis múltiple pueden variar significativamente entre las personas y dependen de la localización y gravedad del daño en las fibras nerviosas. Algunos de los síntomas más comunes incluyen problemas de visión, dificultad para caminar y mantener el equilibrio, entumecimiento o debilidad en los brazos y las piernas, y dificultad para pensar con claridad. Estos síntomas pueden aparecer y desaparecer, o pueden ser persistentes y progresar con el tiempo.
La enfermedad se presenta en varias formas, entre ellas:
Síndrome Clínico Aislado (CIS): Un episodio de síntomas neurológicos que podría ser el primer signo de esclerosis múltiple.
Recurrente-Remitente (EMRR): La forma más común, caracterizada por ataques intermitentes de síntomas seguidos de períodos de remisión.
Secundaria Progresiva (EMSP): Después de un periodo de EMRR, las recaídas disminuyen y los síntomas continúan progresando sin remisiones claras.
Primaria Progresiva (EMPP): Desde el inicio, la enfermedad progresa gradualmente sin recaídas ni remisiones claras.
Aunque las causas exactas de la esclerosis múltiple no se conocen, se cree que la enfermedad resulta de un ataque autoinmune a la mielina. Los factores genéticos y ambientales juegan un papel en su desarrollo. La enfermedad es más común en adultos jóvenes y de mediana edad, y es más frecuente en mujeres. También es más prevalente en latitudes altas, posiblemente debido a la menor exposición al sol y la vitamina D.
En todo el mundo, más de 1.8 millones de personas padecen esclerosis múltiple. A pesar de los avances en el tratamiento, las opciones terapéuticas aún son limitadas en muchos países de ingresos bajos y medianos. En los países de ingresos altos, existen múltiples opciones de tratamiento, incluyendo medicamentos orales, intravenosos e inyectables. Sin embargo, aún se necesitan más opciones terapéuticas, especialmente para los tipos progresivos de la enfermedad.