La falta de orden en la vida puede tener serias repercusiones para la salud mental y para la calidad de vida, como así también para el bienestar emocional. Es así que
El desorden aumenta los niveles de cortisol, la hormona del estrés, lo que intensifica la sensación de agobio y descontrol.
La falta de orden en la vida puede tener serias repercusiones para la salud mental y para la calidad de vida, como así también para el bienestar emocional. Es así que
El desorden reduce sentimientos de seguridad y felicidad además de provocar trastornos crónicos de ansiedad en algunas personas. El simple hábito de acomodar todo nuevamente repercute positivamente de manera directa en nuestro estado de ánimo y niveles de estrés.
Según un estudio difundido por la revista científica National Geographic y publicado por el Journal of Environmental Psychology, “el desorden puede reducir los sentimientos de bienestar, felicidad y seguridad que una persona obtiene al estar en sus espacios personales”. Así lo señaló Catherine Roster, coautora de la investigación.
En ese sentido, la psicóloga clínica Natalie Christine Dattilo explicó que el desorden exterior es un reflejo directo de la manera en la que nos sentimos, por lo que si nos encontramos abrumados o nuestra propia vida está desorganizada, el entorno lucirá de la misma manera y remarcó la influencia en la pérdida de productividad que puede generar un ambiente descontrolado.
A su vez, según Daniel Levitin, neurocientífico de la Universidad McGill de Montreal, “el desorden y la desorganización pueden provocar trastornos crónicos de ansiedad en algunas personas”. Además, el cortisol, la “hormona del estrés”, está asociada con ambientes desordenados, que aumentan la sensación de descontrol y agobio.
Joseph Ferrari, profesor de psicología de la Universidad DePaul y experto en la investigación sobre el desorden, destaca que organizarse puede mejorar problemas emocionales y físicos como la ansiedad, el agotamiento, la productividad y, en general, la calidad de vida ya que “sentirás menos agotamiento y aumentarás tu productividad en la oficina si aprendes a ordenar y organizarte”.
Diversas investigaciones demostraron que el desorden puede disminuir la capacidad de concentración, afecta negativamente en las relaciones, aumenta la sensación de descontrol y agobio, genera malos hábitos en las rutinas y provoca insomnio. Según la Universidad de St. Lawrence de Nueva York, si tenés una habitación sucia y desordenada, es más probable que duermas mal y te despiertes más estresado. Eso a su vez impactará en tu vida de manera negativa en otros aspectos.
El desorden va mucho más allá de la desorganización, acumulación y caos: es parte de una conducta aprendida y malos hábitos, que a largo plazo pueden suponer algunos problemas para nosotros mismos y para las personas más cercanas. Lograr cambiar un hábito no es tarea fácil y existen ciertos mecanismos y pasos que nos pueden ayudar a crear nuevos.
En primer lugar, hay que mantener la decoración de la casa en un estilo minimalista, de manera que habrá pocas cosas en la superficie de los muebles, facilitando así limpiarla y tenerla más ordenada. Una de las claves principales para llevar una vida ordenada es que el espacio en el que se vive, también lo esté. La gente ordenada da más valor a una superficie vacía que a una superficie decorada porque, al final, se complicará la limpieza y se añadirá desorden a la casa.
Si bien hay gente a la que no le gusta hacer la cama apenas se levanta, expertos como Patricia Diesel, reconocida entrenadora de desorden y creadora del programa Herramientas Conscientes para la Vida Organizada, resalta la importancia de extender las sábanas antes de desayunar. Es un pequeño gesto con el que se consigue que la casa esté más ordenada y una forma de enseñarle al cerebro su capacidad para crear un nuevo hábito, lo que favorece la posibilidad de añadir más tareas a la rutina.
En cuanto a la organización, se aconseja eliminar las distracciones visuales y mantener un espacio de trabajo limpio y libre de cosas que no sean necesarias. Cuantos menos libros, cuadernos, lapiceros llenos de colores y fotos se tengan, mayor será la concentración. Limpiar de una vez toda la casa puede ser duro y agotador. Por eso, optimizan las tareas, y desarrollan el hábito de microordenar y mantener limpios los rincones más conflictivos de la casa.
Cuando te saques una prenda de ropa, guardala en el armario y no la dejes tirada en cualquier silla. Además, otro hábito que nos puede ayudar y mucho a alejarnos del desorden, es limpiar en el momento. Por ejemplo, no dejar la pileta llena de platos sucios e irse a ver la tele. Cuando ensucies, no dejes para otro momento la limpieza.
Si bien es importante mantener el orden en todos los ambientes para cuidar tu salud mental, existen cinco espacios clave que deben permanecer ordenados por ser en los que mayor tiempo te encontrás:
Los cajones en general.
Los muebles de la cocina.
Las mesas del hogar.
El living.
Los alrededores de la cama.
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