" – Hace casi un año me abrí una cuenta en Instagram y empecé a compartir mis dibujos – me dijo Guadalupe con una actitud sombría.
El objetivo de la vida diaria parece limitarse a hacer por y para la obtención de likes que parecen validar la mismísima existencia por alimentar la imagen personal y la autoestima.
" – Hace casi un año me abrí una cuenta en Instagram y empecé a compartir mis dibujos – me dijo Guadalupe con una actitud sombría.
- ¿Tuviste algún problema, como para estar diciéndomelo de ese modo? – quise saber.
- Y… si bien hay gente que me seguía, la cantidad no tienía nada que ver con los cientos de miles de seguidores que tienen las cuentas de los influencers, y eso es lo que yo quería ser.
Llamaba mi atención que seguía habiendo opacidad en su rostro.
- ¿Entonces?
- Entonces empecé a subir fotos y videos personales, de la ropa que me compraba, de los viajes que hice… Algunos incluso desde la cama. Todo lo que posteaba era estando re-producida. De golpe empecé a sumar cantidad y cantidad de seguidores, y me puse super contenta, porque lograba lo que siempre había querido – Repentinamente pareció avergonzada, se silenció y la animé a continuar, haciéndole un gesto con la mano – Hasta que un día entré en la cuenta de una chica de 17 años como yo que, vestida así nomás, sin maquillaje y sentada a un escritorio lleno de libros, hablaba acerca de la importancia del reciclaje y la conservación del planeta. ¿La verdad? Me sentí re-mal. Tenía muy pocos seguidores, pero muchos me gusta y comentarios muy interesantes en todas sus publicaciones – Suspiró hondo – Comparar su cuenta con la mía me golpeó. Pudiendo hacer algo parecido con mis dibujos, elegí exponer mi intimidad y hacer 'pavadas', por haber comprobado que era eso lo que garantizaba el aumento de seguidores. Me sentí patética. Me siento patética.
- ¿Sentirte así te ha servido de algo? – le pregunté.
- Sí – aseguró, asintiendo con la cabeza – Voy a eliminar esa cuenta y abriré otra en la que volveré a hacer lo que hice al principio: compartir mis dibujos. Pero también se me ocurrió que también puedo ir explicando qué uso para cada uno y cuáles son las técnicas. Quizás eso sirva a otros… y también a mí, porque la gente conozca lo que hago… aunque no sean cientos de miles".
Ser influencer es uno de los deseos más marcados en los niños y adolescentes de estas nuevas generaciones, movilizados por la necesidad de llegar a ser populares y admirados, viviendo la cotidianeidad profundamente atraídos por el reconocimiento y la fama de aquellos a quienes ellos mismos siguen. El objetivo de la vida diaria parece limitarse a hacer por y para la obtención de likes que parecen validar la mismísima existencia por alimentar la imagen personal y la autoestima. Niños y adolescentes se sienten atraídos por los estilos de vida pomposos que muestran los influencers, asociando esto a excelentes ingresos económicos sin necesidad de estudiar ni cumplir horarios e, incluso, muchas veces sin siquiera salir de una habitación.
La necesidad de ser vistos viene creciendo a pasos agigantados tanto en niños como en adolescentes, eso se cimenta en la escasez de miradas que su entorno inmediato posa sobre ellos y, en muchos casos, resulta que ven y son "vistos" más a través de pantallas que en la vida real presencial, razón más que suficiente como para que deseen convertirse en aquellos que admiran, que no suelen ser precisamente los padres.
Ser influencer es tener la capacidad de influir en otras personas, especialmente a través de las redes sociales, creando y compartiendo contenido que resulte atractivo para lograr miles y millones de seguidores. A menudo son personas jóvenes que comparten su cotidianeidad, en algunas ocasiones lujosa y excéntrica, mostrando un estilo de vida envidiable, llena de experiencias sumamente apetecibles, pero difícilmente alcanzables por el común de quienes los siguen.
Pero hay quienes, como Guadalupe, pueden hacer por marcar la diferencia y, en vez de estar pendientes de la acumulación de seguidores lograda por la exposición de la vida privada, posan su mirada y focalizan el trabajo en crear contenido de calidad, siendo auténticos y muchas veces expertos en algún tema puntual, transmitiendo conocimientos y experiencias que puedan resultar útiles a otros e, incluso, inspirándolos y motivándolos a procurar alcanzar sus sueños.
(*) Psicopedagoga. M.P. N° 279.L.I.F.8