La osteoporosis es una enfermedad que avanza sin dar señales, pero cuando se hace evidente, puede tener consecuencias graves. Hablamos de huesos débiles, frágiles, propensos a romperse, incluso con pequeños golpes o caídas.
En Argentina una de cada cuatro mujeres mayores de 50 años padecen esta afección.
La osteoporosis es una enfermedad que avanza sin dar señales, pero cuando se hace evidente, puede tener consecuencias graves. Hablamos de huesos débiles, frágiles, propensos a romperse, incluso con pequeños golpes o caídas.
Aunque muchos no están conscientes de esta condición, afecta a millones de personas en todo el mundo, y en Argentina, las cifras son alarmantes: una de cada cuatro mujeres mayores de 50 años tiene osteoporosis, según la reumatóloga Gabriela Bortolotto (Mat. 03216) explicó a El Litoral.
La osteoporosis, cuyo nombre literalmente significa "hueso poroso", es una enfermedad que reduce tanto la densidad como la calidad de los huesos. Esto los vuelve más frágiles y, en consecuencia, el riesgo de fracturas aumenta considerablemente.
Las fracturas más comunes ocurren en la muñeca, la cadera y la columna vertebral, zonas que con el tiempo y la pérdida de masa ósea se debilitan al punto de que actividades cotidianas o caídas menores pueden desencadenar una fractura.
Uno de los aspectos más alarmantes de la osteoporosis es su carácter "silencioso". A diferencia de muchas otras enfermedades, no presenta síntomas obvios hasta que ocurre la primera fractura. Esto significa que una persona puede estar perdiendo masa ósea de manera progresiva sin darse cuenta, y solo cuando sufre una fractura descubre la gravedad de la situación. Para muchas personas, esa primera fractura llega de manera inesperada, alterando radicalmente su calidad de vida.
La enfermedad afecta tanto a mujeres como a hombres, aunque su incidencia es mayor en las mujeres, especialmente después de la menopausia. Esto se debe a que, con la menopausia, disminuye la producción de estrógenos, una hormona que tiene un efecto protector sobre los huesos. Los hombres también pueden sufrir osteoporosis, pero la pérdida de masa ósea es más lenta en ellos que en las mujeres.
Además de la edad y el género, otros factores de riesgo asociados con la osteoporosis incluyen antecedentes familiares de la enfermedad, una fractura previa, un estilo de vida sedentario, bajo peso corporal, dieta pobre en calcio y vitamina D, consumo excesivo de alcohol y tabaco, el uso prolongado de corticoides, y enfermedades crónicas como la anorexia nerviosa, la enfermedad de Crohn o el hipertiroidismo.
Uno de los datos más importantes que revela esta enfermedad es que el 50% de las personas mayores de 50 años que la sufren, experimentarán una fractura osteoporótica. Estos números hablan de la seriedad de una condición que afecta a uno de cada tres hombres y una de cada cinco mujeres mayores de esta edad.
A pesar de lo alarmante que suena, la osteoporosis es una enfermedad tratable y, aún más importante, prevenible. La clave está en adoptar hábitos saludables antes de que el problema se agrave.
1. Dieta rica en calcio y vitamina D
El calcio y la vitamina D son esenciales para mantener los huesos fuertes. Se recomienda consumir entre 1200 y 1400 mg de calcio al día, lo que equivale a unos 4 vasos de leche o yogur. Otros alimentos ricos en calcio son el queso, las almendras, el brócoli y los pescados como las sardinas. La vitamina D, por su parte, se obtiene principalmente a través de la exposición al sol, por lo que es fundamental salir al aire libre y dejar que la piel absorba el sol durante al menos 20 minutos al día.
2. Ejercicio físico regular
El sedentarismo es uno de los grandes enemigos de la salud ósea. El ejercicio físico ayuda a mantener los huesos fuertes y reduce el riesgo de caídas, una de las principales causas de fracturas en personas con osteoporosis. Actividades como caminar, bailar, hacer gimnasia suave o incluso realizar ejercicios de fuerza con supervisión son altamente recomendados. Lo ideal es empezar con caminatas de al menos 20 cuadras diarias, adaptando el ritmo y la distancia según las condiciones físicas de cada persona.
3. Prevención de caídas
En personas mayores, las caídas son una de las causas más comunes de fracturas. Por eso, es vital tomar medidas en el hogar para evitar accidentes. Algunas recomendaciones incluyen mejorar la iluminación en los ambientes, retirar alfombras que puedan causar tropiezos, usar calzado adecuado y colocar agarraderas en los baños. Además, se debe prestar atención al uso de medicamentos que puedan afectar el equilibrio o la coordinación.
4. Exposición al sol
La exposición moderada al sol es crucial para la producción de vitamina D, que ayuda al cuerpo a absorber el calcio. Durante la primavera y el verano, es recomendable tomar sol de 15 a 20 minutos al día, fuera de los horarios de mayor radiación, mientras que en otoño e invierno, la exposición debería ser un poco mayor.
La mejor manera de diagnosticar la osteoporosis es mediante una densitometría ósea, un estudio simple y no invasivo que mide la densidad de los huesos. Este examen permite predecir el riesgo de fracturas y evaluar el estado de salud ósea, comparando los resultados con los de personas sanas de la misma edad y sexo.
Una vez diagnosticada, el tratamiento puede incluir suplementos de calcio y vitamina D, junto con medicamentos específicos como los bifosfonatos (alendronato, risedronato), y en algunos casos, terapia hormonal con estrógenos o tratamientos más recientes como el denosumab y el romosozumab, que ayudan a fortalecer los huesos.
La osteoporosis puede parecer una amenaza lejana, pero es una realidad que afecta a millones de personas y que puede tener graves consecuencias si no se detecta a tiempo. La buena noticia es que es posible prevenirla y tratarla. Mantener una dieta adecuada, hacer ejercicio físico, tomar sol de forma moderada y seguir las recomendaciones médicas son las claves para mantener nuestros huesos sanos y fuertes.