El 29 de octubre se celebra el Día Mundial de la Psoriasis y de la Artritis Psoriásica, una fecha promovida internacionalmente para crear conciencia sobre estas enfermedades autoinmunitarias que afectan a millones de personas en todo el mundo.
En este día se busca informar y educar a la sociedad sobre estas enfermedades que obligan a convivir con picazón, ardor y dolor.
El 29 de octubre se celebra el Día Mundial de la Psoriasis y de la Artritis Psoriásica, una fecha promovida internacionalmente para crear conciencia sobre estas enfermedades autoinmunitarias que afectan a millones de personas en todo el mundo.
En diálogo con El Litoral, las doctoras Gabriela Bortolotto, reumatóloga, y Noelia Forni Marchiori, dermatóloga, compartieron detalles sobre las características de estas enfermedades, su impacto y la importancia de su detección temprana.
La psoriasis y la artritis psoriásica son enfermedades inflamatorias crónicas que afectan principalmente la piel y las articulaciones. Aunque pueden manifestarse de diferentes formas, ambas tienen en común el impacto físico y psicológico que tienen en la calidad de vida de quienes las padecen.
La Dra. Bortolotto explicó que “la artritis psoriásica es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta las articulaciones de personas que padecen psoriasis o tienen familiares con esta condición". Además de causar dolor e inflamación en las articulaciones, la artritis psoriásica puede llegar a afectar otros órganos y sistemas del cuerpo.
Una de las particularidades de la artritis psoriásica es que no todos quienes la padecen tienen psoriasis, aunque en la mayoría de los casos ambos problemas están relacionados. La conexión entre ambas enfermedades es significativa: “Aproximadamente entre un 30% y un 50% de las personas con psoriasis desarrollarán artritis psoriásica en algún momento de su vida", señaló la Dra. Bortolotto.
En la mayoría de los casos (60-70%), la psoriasis afecta primero la piel y, más adelante, las articulaciones. Sin embargo, en un 15-20% de los casos, ambas enfermedades aparecen simultáneamente, y en otro 15-20% primero surge la artritis y luego la psoriasis en la piel.
Por su parte, la Dra. Noelia Forni Marchiori, dermatóloga, detalló que la psoriasis “es una enfermedad autoinmunitaria crónica que acelera el ciclo de vida de las células de la piel, lo que lleva a la formación de placas rojas escamosas, frecuentemente con picazón, en zonas como codos, rodillas, cuero cabelludo y la parte baja de la espalda”. Estas lesiones pueden variar en tamaño, ser dolorosas y causar gran incomodidad. Además de los síntomas físicos, la psoriasis tiene un fuerte impacto emocional en los pacientes, que pueden sentirse cohibidos o avergonzados por la apariencia de su piel, afectando su vida social y laboral.
La artritis psoriásica puede reconocerse por síntomas como dolor, hinchazón y rigidez de las articulaciones. "También es común que los pacientes presenten entesitis (inflamación en la zona donde el tendón se inserta en el hueso, principalmente en los talones y la planta del pie) y dactilitis (hinchazón en forma de salchicha de un dedo de la mano o el pie)", comentó Bortolotto. Otros síntomas pueden incluir dolor en la columna, fatiga, ardor o enrojecimiento ocular, y problemas gastrointestinales.
Según la profesional, el principal factor de riesgo para desarrollar artritis psoriásica es tener un familiar de primer grado que la padezca. Otros factores incluyen la psoriasis severa, especialmente cuando afecta el cuero cabelludo, el ombligo o el surco interglúteo; la obesidad, el estrés, el tabaquismo, las infecciones y los traumatismos. Marchiori agregó que “los brotes de psoriasis pueden ser desencadenados por situaciones de estrés, infecciones, cambios hormonales, ciertos medicamentos y el consumo de alcohol o tabaco".
Aunque la artritis psoriásica y la artritis reumatoidea son enfermedades autoinmunitarias que afectan las articulaciones, presentan diferencias importantes. La reumatologa explicó que la artritis reumatoidea suele manifestarse de forma simétrica, afectando las mismas articulaciones a ambos lados del cuerpo, mientras que la artritis psoriásica generalmente es asimétrica, comprometiendo un lado del cuerpo más que el otro. Además, en la artritis psoriásica es común observar cambios en las uñas y la inflamación de tendones, algo que no se observa en la artritis reumatoidea.
La artritis psoriásica impacta en la movilidad y funcionalidad, esta situación a largo plazo puede ser significativa. Bortolotto manifestó que “la inflamación crónica y el dolor constante pueden llevar a la deformidad de las articulaciones y, en casos graves, a la anquilosis (pérdida de la capacidad de movimiento en las articulaciones)". Esto puede dificultar la realización de actividades diarias y laborales, y también tener un impacto negativo en la salud mental de los pacientes, aumentando el riesgo de depresión y ansiedad.
Para minimizar estos efectos, un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado son esenciales. “Detener la progresión de la artritis psoriásica es posible si se detecta tempranamente", afirmó la profesional. Hoy en día, existen terapias que, aplicadas a tiempo, pueden frenar el daño articular y mejorar significativamente la calidad de vida. Los tratamientos suelen combinar medicamentos, fisioterapia y cambios en el estilo de vida, como la pérdida de peso y la reducción del estrés, para controlar la inflamación, reducir el dolor y preservar la movilidad.
La psoriasis también presenta varios tipos y grados de severidad. Marchiori mencionó que la psoriasis en placa es la más común y se caracteriza por placas rojas con escamas plateadas, aunque existen otras variantes, como la psoriasis guttata (pequeñas manchas), la psoriasis inversa (en pliegues de la piel) y la psoriasis pustulosa (con pústulas en lugar de escamas). Cada tipo tiene desencadenantes y manifestaciones particulares, lo que refuerza la importancia de un diagnóstico especializado.
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