Jueves 18.1.2024
/Última actualización 14:48
Con la llegada del verano, es crucial adoptar medidas para mantenerse hidratado y evitar la exposición excesiva a los rayos del sol. Aunque la Administración de Medicamentos y Alimentos estadounidense (FDA) afirma que la mayoría de los artículos hechos con plástico liberan cantidades mínimas de sustancias químicas a las bebidas y alimentos que conservan, los científicos están investigando los posibles efectos a largo plazo de esta exposición al plástico, considerando la acumulación de pequeñas dosis en el organismo.
Una investigación realizada por la Universidad de Arizona se centró en cómo el plástico expuesto al calor puede liberar antimonio, una sustancia potencialmente tóxica en dosis elevadas. El doctor Rolf Halden, director del Centro para la Ingeniería de la Salud Medioambiental del Instituto de Biodiseño de la Universidad del Estado de Arizona, explicó que a medida que aumentan las temperaturas y el tiempo de exposición, los enlaces químicos del plástico se descomponen, aumentando las probabilidades de que estas sustancias se filtren desde la botella hacia el agua. Aunque las cantidades sean pequeñas, los científicos están evaluando los posibles efectos a largo plazo, considerando la acumulación de estas dosis diminutas y su impacto futuro en la salud.
La mayoría de las botellas de agua en supermercados están hechas de tereftalato de polietileno (PET), un plástico identificado con el código "1" y aceptado en la mayoría de los programas de reciclaje. El antimonio se utiliza en la fabricación de este plástico y puede resultar tóxico en dosis elevadas, según los Institutos Nacionales de Salud estadounidenses. En condiciones de temperaturas moderadas, los niveles seguros de antimonio en agua embotellada fueron medidos, pero a medida que aumentaba la temperatura, el agua se contaminaba más rápidamente. En experimentos, las botellas calentadas a temperaturas superiores a 65 grados Celsius tardaron 38 días en mostrar niveles de antimonio superiores a los recomendados.
Con la llegada del verano, es crucial adoptar medidas para mantenerse hidratado.Julia Taylor, científica de la Universidad de Misuri, explicó que el calor contribuye a descomponer los enlaces químicos en plásticos como las botellas de plástico, permitiendo que las sustancias químicas se transfieran a las bebidas. Se han detectado trazas de antimonio y de un compuesto tóxico llamado BPA en agua embotellada en condiciones extremas de temperatura, como en estudios realizados en China en 2014 y en México en 2016.
Qué pasa en Argentina
En Argentina, los envases de alimentos están regulados por el Código Alimentario Argentino y deben ser certificados por la autoridad sanitaria competente. La licenciada en Ciencia y Tecnología de los Alimentos, Susana Caruso, destacó que se realizan estudios de estabilidad para autorizar envases primarios, asegurándose de que el material del envase no genere sustancias dañinas que puedan migrar hacia el alimento. También enfatizó la importancia de tener en cuenta las interacciones físico-químicas en la conservación de alimentos, considerando factores como la temperatura y la exposición a la luz.
En Argentina, los envases de alimentos están regulados por el Código Alimentario ArgentinoEl antimonio, presente en la mayoría de las botellas de plástico, puede ser tóxico en dosis elevadas y, en algunos casos, mortal. Aunque se estima que una persona ingiere alrededor de 0,5 mg/día de antimonio desde diversas fuentes, se han establecido límites y regulaciones para garantizar la seguridad. En Europa, el límite máximo es de 5 g/L, en Estados Unidos es de 6 g/L, y la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece un límite de 20 g/L.
Algunos estudios sugieren que ciertas circunstancias, como plásticos de baja calidad, el envejecimiento, el calor y los múltiples rellenados, podrían tener implicaciones para la salud. Sin embargo, las normativas actuales son más estrictas, y los plásticos modernos están diseñados para reducir la migración de aditivos al líquido contenido. A medida que se investiga más a fondo, se busca garantizar que los envases plásticos cumplan con los estándares de seguridad y minimicen los riesgos para la salud humana.