El cambio de estación trae consigo no solo un cambio en el clima, sino también un aumento significativo en las alergias estacionales. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre 400 y 600 millones de personas en todo el mundo sufren algún tipo de alergia, y esta cifra va en aumento. En Argentina, un estudio epidemiológico revela que aproximadamente el 25% de la población sufre de rinitis alérgica, lo que significa que 1 de cada 4 argentinos experimenta síntomas como congestión nasal, estornudos y picazón de ojos debido a alérgenos presentes en el ambiente.
El otoño, con su clima fresco y menor ventilación de los espacios interiores, puede ser particularmente desafiante para quienes padecen alergias. La Dra. Paola Caro (MN 113.445), experta en alergias, explica que estas son respuestas exageradas del sistema inmunitario a sustancias inofensivas, conocidas como alérgenos. Entre los síntomas más comunes se encuentran la congestión nasal, secreción nasal, estornudos, picazón en los ojos, garganta y piel.
Durante los meses de otoño, las personas están más expuestas a alérgenos como los ácaros del polvo y diversos tipos de moho, debido al aumento de la humedad ambiental y al uso extendido de la calefacción en los hogares. Además, el inicio del año escolar puede aumentar la exposición de los niños a estos alérgenos. Ante esta situación, Caro comparte una serie de recomendaciones para reducir el riesgo de sufrir alergias:
Durante los meses de otoño, las personas están más expuestas a alérgenos
Controlar los mohos en interiores y exteriores: La limpieza regular de los espacios interiores y exteriores puede ayudar a prevenir la proliferación de moho, una de las principales fuentes de alérgenos.
Mantener la higiene del hogar: Una limpieza regular del hogar, incluyendo la aspiración de alfombras y muebles, puede reducir la acumulación de polvo y ácaros.
Evitar la exposición al polen: Mantener las ventanas cerradas durante los días de alta concentración de polen y evitar salir al aire libre durante las horas de mayor polinización puede ayudar a reducir los síntomas alérgicos.
Evitar la exposición a alérgenos conocidos: Identificar y evitar los alérgenos específicos que desencadenan los síntomas puede ser clave para controlar las alergias.
Mantener la vivienda ventilada y moderar el uso de la calefacción: Ventilar regularmente los espacios interiores y evitar el uso excesivo de la calefacción puede ayudar a reducir la humedad y la proliferación de ácaros y moho.
Limpiar el polvo con regularidad: La limpieza regular de superficies, muebles y objetos puede ayudar a reducir la acumulación de polvo, ácaros y otros alérgenos.
Controlar la higiene de las mascotas: Bañar y cepillar regularmente a las mascotas, así como mantener limpias sus áreas de descanso, puede ayudar a reducir la presencia de alérgenos en el hogar.
El aumento de las temperaturas, el calentamiento de los océanos y otros efectos del cambio climático pueden contribuir a un aumento de las alergias
Cambio climático
El aumento de las temperaturas, el calentamiento de los océanos y otros efectos del cambio climático pueden contribuir a un aumento en la prevalencia y gravedad de las alergias, según un estudio publicado en la revista científica Allergy.
El estudio revela que el cambio climático provocó cambios en los patrones de floración y polinización de las plantas, aumentando la producción de polen y prolongando la duración de la temporada de polinización. Además, las condiciones climáticas extremas, como las olas de calor, las sequías, las tormentas y las inundaciones, favorecen la proliferación del moho, un desencadenante común de los problemas respiratorios.
Se observó que los niveles crecientes de dióxido de carbono en la atmósfera estimulan el crecimiento y la reproducción de las plantas, lo que resulta en una mayor producción de polen con más potencia alergénica.
Los investigadores también destacan el fenómeno del asma relacionado con las tormentas de rayos. Esto se debe a que los pólenes de gramíneas pueden romperse y liberar partículas diminutas que se concentran en la atmósfera justo antes de la tormenta. Estas pequeñas partículas penetran profundamente en las vías respiratorias y pueden desencadenar ataques graves de asma en pacientes alérgicos, lo que representa una amenaza para su salud.
Se observó que los niveles crecientes de dióxido de carbono en la atmósfera estimulan el crecimiento y la reproducción de las plantas, lo que resulta en una mayor producción de polen con más potencia alergénica.
Los investigadores también destacan el fenómeno del asma relacionado con las tormentas de rayos. Esto se debe a que los pólenes de gramíneas pueden romperse y liberar partículas diminutas que se concentran en la atmósfera justo antes de la tormenta. Estas pequeñas partículas penetran profundamente en las vías respiratorias y pueden desencadenar ataques graves de asma en pacientes alérgicos, lo que representa una amenaza para su salud.
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